El parque Espai Natzaret abierto al público el pasado 23 de diciembre como avance del futuro gran Parque de Desembocadura no cumple las expectativas generadas entre los vecinos del barrio, que reclaman que el presupuesto de este año destine una partida específica para plantar más arbolado en este espacio, de modo que se genere una barrera verde que mitigue el impacto visual, sonoro y atmosférico del puerto.

El nuevo parque de Natzaret se ha construido sobre los terrenos de la antigua fábrica de aceites Moyresa, levantada a su vez en los terrenos que el puerto ganó a la playa de Natzaret, cuyo recuerdo los vecinos quieren evocar en el nuevo parque. Por este motivo reclaman al ayuntamiento la regeneración y descontaminación del suelo para plantar más arbolado y la construcción de un mirador elevado que permite recupera la relación, al menos visual, con el mar.

También piden al ayuntamiento, que ha puesto en manos del Organismo Autónomo de Parques y Jardines la gestión de este nuevo jardín, la reconstrucción del barco de Gulliver que había en la playa, la creación de huertos urbanos y escolares, más mesas de pícnic, fuentes de agua, wifi pública e iluminación con energía solar.

Las obras de ajardinamiento provisional del Espai Natzaret, consideradas por el ayuntamiento el germen del del futuro Parc de Desembocadura y «tercer pulmón verde» de la ciudad después del Jardín del Turia y el Parc Central, arrancaron a finales de noviembre con un presupuesto de 112.000 euros.

El ayuntamiento llevó a cabo una intervención inicial en los antiguos terrenos industriales con la preinstalación de la red de bocas de riego, la plantación de algunos árboles y la instalación de mesas de merendero, bancos y papeleras y una pasarela de madera que marca el lugar donde estaba la playa perdida de Natzaret.

Los vecinos consideran insuficiente el arbolado, apenas medio centenar de ejemplares de palmeras, eucaliptos, pinos y otras especies arbustivas.

El Espai Natzaret ocupa una parcela de 60.154 metros cuadrados que la Autoridad Portuaria de València (APV) ha cedido temporalmente al Ayuntamiento de València dentro del convenio puerto-ciudad para la regeneración urbanística de la frontera de la ciudad con el recinto comercial.