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València prueba un dispositivo que produce energía a través de las olas

El ayuntamiento saca a licitación la instalación de un prototipo que permite obtener energía del movimiento del mar mientras ve con poco entusiasmo la torre proyectada en La Marina y aún paralizada

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València producirá energía a través de las olas Fotos: Germán Caballero

El Ayuntamiento de València ha anunciado que va a sacar a licitación la instalación del prototipo con el que se investigará una nueva forma de producir energía renovable a través de la fuerza de las olas. No es la contestación, pero sí una evidente reformulación de la creencia en las energías renovables en contraposición a la Torre Eólica proyectada, pero de momento aparcada en vía muerta, que se proyectó hace dos años para elevarse en La Marina. Un proyecto tan mediático como caro y del que en el ayuntamiento nunca han expresado un entusiasmo desbordante. Mientras no se constituya el nuevo consorcio, la torre no pasa de idea.

Lo presentado ayer es algo infinitamente más modesto. Es un prototipo para la obtención de energía, a través del vaivén de las olas, las cuales activarán un sistema generador que se transformará en energía. Se ha elegido un espigón frente el Mirador de la Marina, elegido por ser la zona donde se producen oscilaciones en el movimiento del mar. El sistema es aparentemente sencillo: un flotador que activa un brazo hidráulico con el movimiento de sube y baja. El mecanismo anclado en el espigón generaría la energía. «Esperamos que después del verano podamos empezar las obras y que para 2023 ya nos estemos aprovechando de las olas no sólo para hacer surf». Todo ello para «seguir apostando por la descarbonización, para lo que es obligatorio explorar nuevas fuentes de generación de energía».

Se trata de un proyecto (WEC, Wave Energy Converter) innovador, en fase de estudio, y cuyos 495.000 euros cofinancian a partes iguales la Comisión Europea y el Ayuntamiento, «El proyecto WEC generará unos 130.000 kilovatios al año, lo que equivaldrá a reducir en 16 toneladas la producción anual de CO₂ de la ciudad». Que más que la cantidad de energía, más bien poca (que se quedaría en la Marina), tiene como valor, según el concejal de Emergencia Climática y Transición Energética, Alejandro Ramon, «tratarse de una tecnología innovador que hay que estudiar». La energía undimotriz, que así se llama, «está como la fotovoltaica hace veinte años. Y si ésta ha acabado por desarrollarse, aquí hay que intentar lo mismo si queremos seguir explorando la energía renovable».

València no es una ciudad de grandes olas, pero «lo que importa es el movimiento, el vaivén. Ese ya es capaz de generar la energía». En todo caso, como experimentación que es, está sometida, y así lo reconocía el concejal, a la posibilidad del «ensayo-error». «Si, por ejemplo, llega una Dana, se puede observar la resistencia de la instalación. Estamos en fase de aprender, como ocurre con cualquier tecnología, que buscan soluciones con impacto social. Pero esto pasa por una fase de estudio previo». Esta energía está en periodo de pruebas «y sólo produce 20 megawatios. Nos incorporaríamos a una pequeña cantidad de países que lo están desarrollando, como Portugal, Reino Unido o China». Recordó también, en ese sentido, que la energía de las olas «se pierde cada día y es una fuente que está ahí, preparada para ser utilizada si se consigue la eficiencia para ello». Es decir, que los costes de producción compensen. «Además, con la ventaja de que no tiene parones en su producción. Aunque haya épocas del año con más intensidad, el movimiento de olas nunca para».

De momento, se trata de una instalación pequeña, modesta si se quiere. Nada que ver con la torre eólica. El director del área de Transición Ecológica de la Autoridad Portuaria, Federico Torres, recordó que «no es una decisión de la Autoridad Portuaria, sino del Consorcio. Nosotros dimos el visto bueno, pero ya es una decisión del consorcio».

Una estructura flotante es la que, al agitarse, genera la energía.

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