La figura de la mujer en las fallas, cuando ya se han cumplido dos décadas del siglo XXI, apenas tiene un papel residual. El Museu Faller ha preparado en estos días varias actividades que constatan que estamos lejos de la igualdad entre hombre y mujer en estas fiestas calificadas como Patrimonio de la Humanidad desde 2017 y pese a que con motivo del 8 de Marzo nos disponemos a celebrar el Día Internacional de las Mujer. El director del Museu Faller de València Gil-Manuel Hernández señala que el arte fallero, el diseño y confección de los "ninots" sigue estando lleno de "estereotipos de género". Las figuras de la mujer en los monumentos la muestran en roles propios de una "cosmovisión" masculinizada cuando no "machista". Las mujeres no son representadas como ejecutivas, profesionales o trabajadoras sino que aparecen en muchos casos con roles de género muy estigmatizados como "madres, abuelas, princesas o reinas" que son fruto de "una visión muy tradicional". Esto sigue ocurriendo hoy, mayoritariamente aunque en los últimos años el arte fallero ha evolucionado mucho: se han eliminado "ciertas expresiones" y ya no se realizan "escenas degradantes" para las mujeres.

A la derecha, escena en la que el troglodita arrastra a su pareja por los pelos. Francisco Calabuig

El director del Museu Faller advierte que las figuras femeninas aparecen representadas en los monumentos con roles de género muy tradicionales nunca como ejecutivas o trabajadoras sino en papeles como la madre, la abuela, la princesa o la reina

Escenas falleras como el troglodita que arrastra a su mujer de los pelos, que fue declarado mejor Ninot Indultat, en 1957; o la escena de "Loca academia de policías", donde se presenta al personaje de la policía intensamente sexualizada, son fruto de esa cosmovisión "masculina y patriarcal" que aún predomina en las fallas y que evoca Gil-Manuel Hernández. Más aún, otra característica de este arte efímero desde el siglo XIX hasta hoy es que a las mujeres "se las presenta a menudo como el gran peligro para el hombre, como una fuente permanente de problemas para el hombre". Véase la escena de la pareja de indios, de 1956, en el que se le representa a él como un turista cámara en ristre y a su esposa -con un vestido ajustado y de escote marcado- con el hijo de ambos a hombros. Si bien el pequeño es un marinerito que parece fruto de una infidelidad de ella.

Desde el siglo XIX hasta hoy, a las mujeres "se las presenta en las fallas como el gran peligro para el hombre, como una fuente permanente de problemas", afirma el sociólogo Gil-Manuel Hernández sobre la cosmovisión "patriarcal" en las creaciones falleras

Cuando no es así, cuando la mujer no es algo negativo para el hombre, se las representa "como un mero complemento" de su pareja. El papel principal de la falla, las figuras principales, son masculinas y siempre se presenta al hombre como personaje más relevante y en un status de poder frente a su compañera. No en vano, según la profesora Verónica Gisbert la hipersexualización femenina es otra de las características que ofrecen las fallas desde su más que centenaria historia. Así, el 63 por ciento de la figuras que muestran a una mujer en las fallas lo hacen de manera «hipersexualizada», es decir, las muestran «como cuerpos, ignorando sus cualidades y habilidades intelectuales y personales, reduciéndolas a meros instrumentos de placer de otras personas». Esta es una de las principales conclusiones que ya recogía el «Análisis de las Fallas de la ciudad de València desde una perspectiva de género», que efectuó el Departamento de Sociología y Antropología de la Universitat de València, y que llevó a cabo entre otras especialistas, Gisbert. Como botón de muestra, en un estudio de campo realizado en 2018, sobre 207 fallas, se concluyó que  el 71 por ciento de los ninots eran figuras masculinas, mientras que las femeninas representaban solo el 9 por ciento. En un 14 por ciento de las fallas había paridad en las figuras, mientras que en un 6 por ciento no aparecía ninguna representación femenina.

Como argumenta Gil-Manuel Hernández "los estereotipos de género están tan arraigados que se pasan desapercibidos". También para los jurados que tienen que valorar y que carecen de una formación feminista.

La pareja de indios con su hijo marinerito fue Ninot Indultat en 1956. Francisco Calabuig

Un mundo profundamente masculinizado y patriarcal

Hay múltiples datos que demuestran esta afirmación. Por ejemplo, de los 180 agremiados y agremiadas del Gremio de Artistas Falleros, solo un un 6,66% de los artistas falleros son mujeres. En términos absolutos, 12 sobre 180. Además, no suelen ser laureadas por su trabajo. Tal como ha constatado recientemente, -con motivo de una visita guiada por el Museu Faller en la que reflexiona sobre cómo se presenta a la mujer en los ninots, carteles y cuadros falleros-, la coordinadora del Museu Faller Vicenta Expósito concluye que solo una artista fallera, María Valero, ha logrado indultar dos ninots, el resto de artistas premiados con este mérito son hombres. Igualmente, solo 4 mujeres han logrado el primer premio del concurso de carteles de fallas en toda su historia: María José Tornero (1976); Carolina Bartesaghi (1986); Marisa Llongo Calabuig (1995) y Mónica Guallart Faus (2005).

Por ende, los cargos festeros son también un terreno aún vedado para las mujeres. El 88% de los presidentes son hombres y el 74% de los vicepresidentes también. En estamentos como la Interagrupación o las agrupaciones por sectores el poder también es masculino. Los jurados que valoran los monumentos, en todas las secciones, son mayoritariamente hombres. Por tanto, con estos ingredientes es muy difícil que la ausencia de una perspectiva de género siga siendo un mal endémico de las fallas. 

Pioneras

La ausencia de la mujer en espacios de decisión, liderazgo o de protagonismo, en las fallas, más allá de la figura de la Fallera Mayor y de sus Cortes de Honor, hace que las pioneras que han roto moldes sean aún más celebradas. Por ejemplo, hubo que esperar hasta 2009 para que una mujer, Laura Cano Zamorano, se convirtiese en la primera en presidir una falla de Especial, en concreto, Almirante Cadarso-Conde de Altea. No menos precursora fue María Caridad Pinto Ferrer, artista que comenzó a trabajar allá por los años 50 y que fue la primera en obtener el carnet del Gremio de Artistas Falleros. Otra pionera fue Paqui Romero Lozano, la primera directiva en incorporarse a la Junta Central Fallera; o las pirotécnicas  Vicenta Peñarroja y Reyes Martí, esta última, la primera mujer que disparó una mascletà. 

Recientemente la Asamblea de Presidentes de Fallas rechazó que las comisiones que tienen que preparar el próximo Congreso Fallero tengan una composición paritaria hombre-mujer. Esta fue una propuesta de Carlos Galiana, en su condición de presidente de la Junta Central Fallera, que rechazaron los presidentes y directivos del colectivo fallero. Además, a Galiana, se le afeó que su junta directiva sea mayoritariamente de mujeres.