Hoy 10 de marzo se cumplen dos años del día en que todo cambió para la historia de las fallas y para la historia de la ciudad de València. El president Ximo Puig anunciaba la suspensión de las fiestas por la pandemia del coronavirus. Aquella noticia cayó como un jarro de agua fría y sumió al mundo fallero en dos años de larga travesía.

Una fallera mayor entonces aún anónima, la de Poeta Alberola-Totana, recuerda aquel día bajo un sentimiento: «Que no podía parar de llorar, llorar y llorar. No tenía consuelo. Sin fin. Me empezaron a llegar mensajes de la comisión de los amigos... sobre todo, la sensación de impotencia absoluta porque no podíamos hacer nada en absoluto». Esa fallera era Carmen Martín Carbonell, la que ahora está en lo alto de la fiesta. «Me pilló toda la tarde encerrada en la Universidad, haciendo el master. Llegué casi de noche, a tiempo para escuchar la comparecencia del president Puig». Y ahí empezó todo.

Quedaba recoger la falla «que ya estaba en la calle, pero sin levantar, aún con plásticos. En el momento de cargarla en la góndola se me partió el corazón. Nunca hubiese pensado hacer historia en mi falla de esta manera». Ahora hace historia de otra manera. «Estamos casi, casi bien. Aunque llevamos mascarilla creo que vamos a mejorar». 

Ximo Puig, rodeado de 7 consellers, anuncia que las Fallas de 2020 se suspenden. Fernando Bustamante

Carmen Martín: "En el momento de cargar la falla en la góndola se me partió el corazón. Nunca hubiese pensado hacer historia en mi falla de esta manera». Aquella noche añade "no podía parar de llorar, llorar y llorar. No tenía consuelo"

La Meditadora se convirtió en el símbolo de la resiliencia fallera. M. A. Montesinos

Por su parte, el alcalde de València Joan Ribó confiesa que la posibilidad de la suspensión «se me había pasado por la cabeza» pero cuando se confirmó aquel 10 de marzo «fue un palo porque todo estaba preparado». Tras el varapalo, «había que reaccionar». Esa noche, se reunió con el concejal de Cultura Festiva Carlos Galiana y con los principales estamentos falleros «y nos pusimos manos a la obra para buscar soluciones». 

Ribó destaca «la responsabilidad que han mostrado en todo este tiempo» los falleros y resalta que las grandes decisiones «siempre se han consensuado» con el colectivo y con las administraciones. Conforme evolucionó la epidemia, se acordó el aplazamiento a septiembre de 2021 y ahí confiesa «que yo estaba nervioso». «Me hice mi propio cuadrante -comenta- y cada día comprobaba las cifras de incidencia del Covid». Al terminar la semana fallera, «fue una tranquilidad: demostramos al mundo que éramos capaces de celebrar unas fiestas con todas las medidas de seguridad y con responsabilidad», concluye.

Ribó: «En septiembre, me hice mi propio cuadrante y cada día comprobaba las cifras del Covid». Al terminar la semana fallera, «fue una tranquilidad: demostramos al mundo que éramos capaces de celebrar unas fiestas con todas las medidas de seguridad".

Carlos Galiana también rememora el 10 de marzo como una fecha que abrió «dos años muy duros». El regidor cuenta que ese día «me colé en el encuentro del Palau de la Generalitat: me dijeron que había una reunión y allí me fui». Tras conocerse el anuncio, Galiana convocó a los estamentos falleros a una cita con el alcalde. «Joan -comenta- se dio cuenta que la postura de todo el mundo fallero era de unidad y al recibir el apoyo de todos decidimos tirar adelante con las ayudas para apoyar a los artistas falleros y a un sector, que es muy importante para la economía de la ciudad».  Esta postura de «unidad y de germanor» insiste, «nos dio mucha fuerza para tomar decisiones siempre apoyadas» por el mundo fallero. Al final, se pudo festejar en septiembre, unas fechas atípicas que obligaron «a trabajar muy duro durante el verano con multitud de reuniones y gestiones». 

Carlos Galiana: esta postura de «unidad y de germanor nos dio mucha fuerza para tomar decisiones siempre apoyadas» por los estamentos falleros. Al final, se pudo festejar en septiembre, unas fechas atípicas que obligaron «a trabajar duro en el verano».

«Nosotros llevábamos del domingo al martes, con el runrún de que los actos con más público, como las mascletades, se podían suspender, pero no imaginábamos que el resto también. Cuando se convocó una reunión en la Generalitat la tarde del día 10 ya vimos que algo pasaba. A las 10 de la noche me llamó Galiana para que fuéramos al ayuntamiento y ahí ya sabíamos que pintaba mal. Fue un palo enorme, no sabíamos cómo reaccionar, pero a los diez minutos ya nos pusimos a ver cómo salíamos adelante». Este es el resumen de cómo se enteró y cómo empezaron de nuevo las Fallas en versión de Guillermo Serrano, presidente de la Interagrupación de Fallas. «Ese fue uno de los días más tristes que he vivido, con las fallas en la calle y todo preparado», cuenta Serrano, que recuerda que apenas dos días después, ya con el toque de queda, se produjo la reunión con Sanidad de la que salió aquella primera fecha del 15 de junio.

Guillermo Serrano: "A las 10 de la noche me llamó Galiana para que fuéramos al ayuntamiento y ahí ya sabíamos que pintaba mal. Fue un palo enorme, no sabíamos cómo reaccionar, pero a los diez minutos ya nos pusimos a ver cómo salíamos adelante».

Luego la realidad ha hecho que las cosas se demoren mucho más, pero siempre con la idea de resurgir lo antes posible. «Nos empeñamos desde el minuto 1 en salir de esto. No de hacer fiesta -precisa- sino de trabajar para el futuro, porque las fiestas no se organizan en dos días y había mucho que hacer».

Guillermo Serrano asegura que, con algunos problemas, el trato con la administración ha sido «cordial». «Las fallas de septiembre lo cambiaron todo y ahora vamos hacia una normalidad cercana al 100%», sentencia claramente orgulloso.

Reunión de Ribó y Galiana con los estamentos falleros para buscar soluciones. Levante-EMV

Por último, el Maestro Mayor del Gremio de Artistas Falleros Paco Pellicer apunta que cuando se confirmó la suspensión, «en principio pensé que se trataba de una medida transitoria, y que en algún momento podrían celebrarse». Eso sí, la gente que estábamos en el taller «entramos en shock, no sabíamos qué hacer, si seguir trabajando o no», comenta.

Paco Pellicer: «en principio pensé que se trataba de una medida transitoria, y que en algún momento podrían celebrarse». "Eso sí, la gente que estábamos en el taller entramos en shock, no sabíamos qué hacer, si seguir trabajando o no»

En cuanto al colectivo que encabeza, estos dos años han sido muy duros. «Por parte de los artistas falleros ha habido una resistencia estoica, hemos mantenido los talleres en marcha aunque no ha habido actividad». Gracias a las subvenciones del ayuntamiento «se hicieron contrataciones a 2 años vista por lo que la mayoría hemos podido seguir trabajando», finaliza Pellicer.

La cremà de la falla municipal se llevó a cabo en una plaza del Ayuntamiento cerrada para la ocasión. German Caballero