Las Fallas 2022 fueron las de la vuelta a la normalidad porque volvieron las multitudinarias mascletades, las verbenas hasta la madrugada, la fiesta en las calles y, también, la parada mora de la falla Almirante Cadarso-Conde Altea. Porque las fiestas josefinas del cap i casal no se entienden sin el espectáculo que organiza cada año la comisión de la zona de Gran Vía, otra vez en cartel tras el parón obligado de 2020 y de 2021.

La lluvia le dio, además, una tregua amable a la gente de Almirante Cadarso, que pudo celebrar su fiesta como es debido: al son de la música, son su boato y majestuosidad, las distintas agrupaciones que forman el bando moro y el bando cristiano fueron desfilando, portando lujosos atuendos y rivalizando en suntuosidad. Las palmas del público, sentado en habitual fila de sillas a pie de calle, y de pie, hicieron el resto.

Una parada mora cercana al medio siglo de vida

Hace 44 años que la falla más distinguida del barrio de l’Eixample celebra su gran parada mora. Fue la primera vez, en 1978, que la otra gran fiesta de la Comunitat Valenciana se introducía en la fiesta fallera. Fue un gran éxito y fue ganando protagonismo y brillantez hasta formar parte del programa de fiestas de la Junta Central Fallera. Hay quien se preguntó qué pintaban las filaes de moros y cristianos en las Fallas, pero la iniciativa de Almirante Cadarso tuvo una gran dignidad se rodeó de festeros que sienten como propias las fiestas de la media luna y la cruz.

Más de uno, y de dos, espectadores se emocionaron, con lágrimas incluidas, cuando empezó a sonar el ruido de los tambores en la esquina de Burriana, a la altura del Instituto San Vicente Ferrer. Entre esos cuatro chaflanes y los cuatro de Almirante Cadarso con Conde Altea desfilaron los dos bandos. Todo concentrado en ese trozo de calle de tanta esencia fallera, donde son cientos los que, aprovechando la parada mora, se quedan para disfrutar de una de las cremades más seductoras de Gran Vía.

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La falla Almirante Cadarso - Conde Altea, al completo F. Bustamante

A la parada mora de la Falla Almirante Cadarso-Conde Altea no faltan nunca, por tradición, la fallera mayor y la infantil de València del año anterior. Debido a la pandemia, esta vez hubo doble representación, con las cortes de honor de 2019 y de 2020, lideradas por las falleres Marina Civera, Sara Larrazábal, Consuelo Llobell y Carla García, y parte de las huríes de la parada de ayer. Las huríes -según la tradición musulmana, mujeres bellísimas que habitan en el paraíso de Mahoma- fueron una de las escuadras introducidas por la falla en su día, precisamente, para contar con la presencia de las reinas de las fiestas del año anterior.

El presidente de la comisión, Vicente Fuster, ejerció de maestro de ceremonias de la parada mora con mayor tradición de València. «Este es uno de los grandes momentos de las fallas, una fiesta tan valenciana como la nuestra», aseguraba emocionada Cristina Amorós, vecina del barrio.