El Prendimiento se salva de un aciago Miércoles Santo lleno de suspensiones

Los Longinos, en su centenario, se quedan con las ganas de mostrar su nueva representación en la calle, pero rescatan el arresto y la Lanzada

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Se esperaba con vivo interés el Prendimiento de Jesús en su nueva versión, con mucha más ambientación. Porque, además, es el único episodio de la Pasión que tiene cierto carácter parateatral. Los Longinos, que están de centenario, estaban especialmente ilusionados con lo que iban a ofrecer a la ciudadanía, algo que estaba llamado a ser un de los momentos más impactantes de la Semana Santa Marinera. Pero tendrá que esperar un año a verse en plenitud. Y aún que se salvó porque el pasaje bíblico se pudo representar en el interior de la parroquia.

El resto del Miércoles Santo vivió si no el vinagre (el que se le da a la imagen de Jesús), sí la hiel de la cancelación. Se apuró hasta el final, pero las reuniones por parroquias tan sólo trajeron malas noticias. La consecuencia fue que las calles de los Poblats Marítims, lejos de la ambientación propia de estos días, estaban vacías y tristes. Con sedes festeras con gente, pero con la puerta entrecerrada. Y ya queda dicho de otras veces:la procesión que no sale, no vuelve hasta el año que viene.

El Prendimiento, como queda dicho, se salvó en su versión parroquial. Y con ella, lo que siempre es en el templo: la esponja con el vinagre y el momento culminante:la Lanzada. Que no se hizo al Cristo de la parroquia, no al del Salvador, quien iba a hacer un cameo en la representación. Pero por la misma lluvia también se quedó en su casa. El Longino se santiguo, hirió a Jesús y el sonido de un trueno retumbó en una parroquia llena de un público que sabe que llega el tiempo del duelo. Que será sin agua.

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