La imagen de los devotos del Cristo del Salvador, siguiendo de forma multitudinaria la imagen durante el Santo Entierro, resulta reveladora de que la devoción y el interés por la fiesta ni mucho menos perdido y que la Semana Santa Marinera tiene mimbres para remontar socialmente. Es una de las imágenes más llamativas y, a la vez, más esperanzadoras de cara a un futuro incierto.
La fiesta de los Poblats afrontará a partir de ahora su particular reconstrucción desde varios escalones por abajo a causa de la pérdida de hermanos y cofrades. Sin embargo, y a pesar de los tres años de escasa actividad, las calles siguen esperando el paso de las imágenes, los vestas, los soldados romanos, los granaderos, los personajes y todos los elementos que forman parte del imaginario.
Esta sensación es la que quedó también durante el Santo Entierro desde las aceras: una presencia más que respetable de público en las calles. Un público que es fluctuante -no todos asisten a la totalidad del paso del entierro- pero que también se ha notado en el resto de procesiones. Obviamente, en las más llamativas o que más respaldo social tienen se ha notado más la presencia. Desde los madrugadores del encuentro de Cristos a los curiosos por las procesiones con costaleros.
La Semana Santa Marinera tendrá su último medidor durante la matinal del domingo, con el desfile de Resurrección, especialmente en calles como Reina, la particular "tribuna" de la fiesta.
