El goteo de personas que alrededor de las 7:30 comenzó a llenar la Plaza de la Virgen anunciaba que la Misa d’Infants de las ocho de la mañana, volvía a estar en la agenda pública abierta a todo el mundo, completamente ajena a las restricciones por la pandemia de covid-19 que ha mantenido los actos en torno a la fiesta de la Virgen con medidas que limitaban la participación de la ciudadanía.

Donde el año pasado había sillas separadas por un metro y medio para las autoridades, en esta ocasión habían tomado ya su lugar habitual: a modo de bancadas corridas, los fieles llenaron las filas con casi 800 asientos disponibles. Al mismo tiempo, en la plaza se iban congregando los más madrugadores que participaron en la «Descoberta» de las cinco de la mañana con los que llegaban con la salida del sol. También pudo verse a gente equipada con ropa deportiva que dejaba entrever que habían llegado de los pueblos del área metropolitana de València cumpliendo con la tradicional peregrinación. Todos ellos esperaban la eucaristía presidida por el cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, el último en entrar en la plaza para dar comienzo a la liturgia.

Momentos antes de las ocho, sociedad civil y autoridades habían ido tomando asientos para arropar a la patrona. El presidente de las Corts, Enric Morera, se sentó junto a la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, así como el presidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar. Con ellos, concejales del Ayuntamiento de València como Carlos Galiana (Compromís), María José Catalá (PP) y Fernando Giner (Cs). También el diputado en el Congreso de Vox, Ignacio Gil Lázaro participó junto al jefe del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad Fernando García Vaquero, el expresident Francisco Camps y el vicepresidente segundo de las Corts Jorge Bellver. También pudo verse al presidente popular Carlos Mazón, a Esteban González Pons, Elena Bastidas y Vicent Mompó.

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Cientos de valencianos acogen a su patrona en el Traslado Eduardo Ripoll

Ausencias notables

Como ha sucedido desde que Compromís tomó la vara de mando en el consistorio, el alcalde de València, Joan Ribó, no asistió a esta eucaristía por decisión propia de no participar en actos religiosos. Tampoco la vicealcaldesa, Sandra Gómez, lo hizo ayer. Sin embargo, la oposición no tardó en cargar contra este hecho y afear que el primer edil se ausente. Para Catalá, el gobierno «ha fallado, una vez más, en nuestras tradiciones», mientras que Giner lamentó el «desdén de Ribó contra las tradiciones valencianas». La portavoz popular también criticó que el consistorio no hubiera dispuesto pétalos para tirar a la virgen a su paso por la calle del Micalet, ya que algunas autoridades vieron el recorrido desde el balcón de la Casa-Vestuario.

Aplusos a las Falleras Mayores

Los aplausos llenaron la plaza con la entrada de la Fallera Mayor de València, Carmen Martín, y la infantil Nerea López y toda su corte, vestidas con la indumentaria tradicional.

La homilía comenzó con la lectura del Decreto de inicio del Jubileo, ya que el próximo año se cumple el centenario de Coronación de la Virgen que arrancó ayer y que se extenderá hasta mayo de 2023.

La eucaristía terminó pocos minutos después de las 9:30 con la lectura por parte de la Fallera Mayor Infantil de una oración para los niños y niñas desamparados. El Himno de la Coronación de la Virgen de los Desamparados cerró el acto y llenó de emoción la plaza.

Recorrido puntual

A las 10:33 horas apareció la Virgen de los Desamparados en la plaza. Los fieles se agolparon a las puertas peleando por tocar alguna parte de la imagen, pero no hubo que lamentar ningún incidente como sucedió en 2017 con la caída de una de las puertas laterales por la presión de la gente. Salió rápido gracias a la astucia de los ‘Eixidors’ y de los ‘Portaors’ de la imagen y recorrió más de la mitad de la plaza en escasos minutos al tiempo que los niños y niñas de todas las edades «volaban» sobre las cabezas de la gente que se rendía ante la imagen.

Lo primero que llamó la atención al verla aparecer fue el intenso granate de la seda de su manto, decorado con un brocado en plata fina que realizaba dibujos florales.

Es la primera vez que lo lucía porque fue un regalo de los ‘Portaors’ de la Virgen, aquellos que la llevan durante el traslado. Además, en esta ocasión, esta indumentaria fue cargada de significado porque quien la impulsó, el ‘portaor’ Óscar García, que falleció hace dos años.

Una vez finalizó el traslado, los alfombristas de la villa gallega de Ponteareas comenzaron a elaborar un tapiz en el suelo de la plaza frente a la Basílica. Una veintena de profesionales confeccionaron con 5.000 flores esta alfombra por el Año Jubilar que comienza y que la Virgen de los Desamparados fue la primera en pisar en la procesión vespertina.