Las ciudades de València y Odesa se ven maniatadas a la hora de celebrar el aniversario de su hermanamiento. Tal día como el 13 de mayo de 1982 se firmó el llamado «Pacto de Amistad» entre las dos ciudades, y es la fecha por la que se considera a dicha unión se le atribuye una edad de 40 años. Aunque el verdadero inicio de esta relación se remonta a un año antes, en 1981 (así consta, además, en la propia web del ayuntamiento, generando una cierta confusión). Ya entonces se hablaba de que existía «un hermanamiento desde 1981». Antes de la rúbrica de la relación, en la ahora castigada ciudad portuaria se celebraba la «Semana de València», durante la que se plantaron un almendro y un arce. El entonces primer teniente de alcalde, Pedro Zamora (PCE), encabezó la delegación y expresó su «confianza en el deseo de paz y cooperación del pueblo soviético», a la vez que se homenajeó «el cariño dado a miles de niños españoles refugiados».

Odesa se convirtió, de esta manera, en la tercera ciudad con lazos establecidos con el «cap i casal», tras Maguncia y Bolonia. Después se unirían València de Venezuela, Veracruz, y más recientemente, las chinas de Guangzhou, Chengdú y Xian. De todos modos, es una relación que ha permanecido congelada con el paso de las décadas. Muy pocos han sido los contactos entre las ciudades, más allá de algunas presencias artísticas e intercambios en el ámbito universitario, mientras los acontecimientos se fueron sucediendo. En València, la consolidación de la democracia, el cuarto de siglo de gobierno municipal de la derecha y los siete que lleva ahora la izquierda. En Odesa, la disolución de la Unión Soviética, la desmembración de las repúblicas, la independencia de Ucrania y, ahora, la invasión rusa que amenaza seriamente la destrucción de todo lo construido previamente. Odesa, como València, es puerto estratégico. Y ahora mismo, la hermandad entre ambas ciudades sigue estando en el aire, porque sólo el destino dejará claro si Odesa sigue siendo una ciudad libre o pasa a ser una ciudad ocupada. Está en el objetivo de Rusia, para apropiarse de toda la franja litoral de Ucrania.

Promesa entre alcaldes

El pasado mes de abril, el alcalde Joan Ribó se reunió con videoconferencia con su homónimo, Gennady Trukhanov, a quien confirmó «la voluntad del Gobierno Municipal de estrechar la relación entre València y Odesa, y de proyectar los proyectos de intercambio y de amistad». Tarde en el tiempo, pero la intención, avivada por la sensibilidad, está ahí. E igual que Pedro Zamora en 1982 hablaba del auxilio a los niños españoles, ahora es València la que ha acogido niños ucranianos. «Porque València es ciudad de acogida». Ribó y Trukhanov se comprometieron a estrechar esos lazos cuando callen los cañones.

El hermanamiento se había aprobado, por unanimidad, en la Comisión de Cultura del Ayuntamiento del día 30 de abril.

En dicha comisión se acordó también rotular una calle con el nombre de dicha ciudad. Esa asignatura sigue pendiente desde entonces. Odesa no dispone de referencia en el callejero de la ciudad.

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