En el primer artículo de esta serie sobre el aniversario de Levante-EMV vimos como el periódico celebra su 150 aniversario y de manera oficiosa sus 188 años de vida. Conocimos la cabecera primigenia, Diario Mercantil de Valencia, y de aquella que sirvió como puente, El Mercantil, para llegar al Diario Mercantil de Valencia. En esta ocasión recrearemos la historia de esa cabecera originaria, historia que transcurre de forma paralela a la de la ciudad de València y seremos testigos de la evolución del periódico en sus primeros 38 años de vida.

El 19 de Noviembre de 1834 es la fecha de aparición del primer Diario Mercantil de Valencia, tan solo unos días antes, un prospecto anunciaba el nacimiento de este periódico en la ciudad de València. Los prospectos eran hojas sueltas impresas que se daban en la calle informando de algún acontecimiento o del adelanto de una noticia importante. El diario nace en plena revolución burguesa y con una guerra civil iniciada por los problemas en la sucesión de la corona tras el fallecimiento de Fernando VII en septiembre de 1833. En ese momento la ciudad contaba con tres publicaciones informativas periódicas; el Diario de Valencia, fundado en 1790 por Pascual Marín, en 1834 este periódico no había evolucionado técnicamente y se encontraba al borde del cierre, que se hizo efectivo el 6 de mayo del siguiente año; El Turia, de línea anticarlista, fundado un año antes y órgano de los moderados; y el Boletín Oficial de la Provincia, portavoz de las disposiciones políticas aprobadas.

La inquietud del impresor Manuel López Gimeno, a la postre primer propietario, y del escritor y sacerdote Pascual Pérez Rodríguez, primer director, hicieron posible que el Diario Mercantil de Valencia viera la luz. Ese primer Diario Mercantil de Valencia constaba de 4 pliegos, cada uno a tres columnas e impreso en los talleres de su propietario en la calle de Bordadores nº11. Desde ese primer número, su editorial dejó clara su voluntad de aparente independencia política, con una firme misión que le iba a diferenciar de cualquier otra publicación, su primaria atención mercantil y la información cotidiana de todos los aspectos sociales de la ciudad de València, su provincia y de España.

Entre los años 1834 y 1843, años de convulsión política, el Diario Mercantil de Valencia fue el único periódico valenciano que sobrevivió a los distintos cambios políticos; apoyó el anuncio de desamortización en 1835 y combatió el carlismo hasta que en 1839 se firmó el fin de la guerra en el Consejo de Vergara. Fue notario del destierro de María Cristina en 1840, la regencia de Espartero, el levantamiento de O´Donnell en 1841 y las distintas rebeliones contra Espartero en 1843 que conllevaron el fin de su regencia en julio de ese año.

Durante esta etapa el periódico salió diariamente con sus cuatro planas, salvo dos días de 1836 en los que solo pudo salir con dos de ellas. Fueron los días 2 y 5 de abril y las causas, la falta de parte de su plantilla, «Con motivo de hallarse varios cajistas y empleados en la imprenta de este periódico, individuos de la Guardia nacional, cubriéndose de gloria en el campo de batalla, y persiguiendo a los facciosos en unión con las bizarras tropas de Palarea; y de haberse ocupado los restantes cajistas, aunque con violencia y sentimiento de no poder coger los laureles que sus compañeros (…)». Estos días coinciden con la invasión del carlista Ramón Cabrera a Cheste y Chiva.

Estos primeros años, el diario estaba estructurado en su primera página con un artículo de opinión siempre firmado por su director Pascual Pérez, seguido de la crónica internacional y nacional con noticias recogidas de otros diarios, éstas podían ocupar parte de la primera y segunda página. En la tercera se publicaban las órdenes militares de la plaza y la información de València, que podían llegar hasta la cuarta página, que se concluía con diversos avisos, tanto oficiales como particulares, y los movimientos portuarios de próximas salidas y entradas de barcos.

El 8 de junio de 1840 la imprenta donde se editaba el periódico pasó de la calle Bordadores nº 11 a la calle Cabillers nº 5.

Durante la década moderada (1844 -1854), aparece el primer anuncio con fotografía y los primeros folletines, sustituyen al llamado boletín, en los que se recogían fragmentos de obras literarias o consejos, que aparecían de forma esporádica en el faldón de la primera plana. La llegada del folletín en el año 1844 supone para el diario la captación de un público femenino un tanto ajeno hasta ese momento de la lectura de periódicos. En este mismo año, Pascual Pérez cesó su actividad como director, siendo sustituido por Rafael Carvajal, que durante su dirección mantuvo un compromiso con el moderantismo gobernante, no como fin sino como medio. En 1851, éste a su vez, tuvo que dejar el puesto al ser nombrado diputado por Chiva, siendo sustituido por Peregrín García Cadena.

Primera crisis existencial

Abril de 1848 marca la primera crisis existencial del periódico, la muerte de su propietario el 29 de ese mes deja como heredera a su hija Rosa Pérez Ariño, viuda desde hacía 5 años de Manuel Ibáñez Villalobos y con 4 hijos, tres de ellos de muy corta edad. Ante esta situación, Rosa alquiló la imprenta a José María Ayoldi Felip y cedió los derechos de publicación y administración de el Diario Mercantil de Valencia a José Ríus Benet el 24 de mayo de 1849, según consta en documento firmado por el notario de esta ciudad Joaquín Peris. La cesión de la cabecera del periódico se fijó en 20 reales diarios pagaderos por adelantado a su propietaria.

Ríus no era un desconocido en el mundo de la impresión, estaba casado con su prima hermana Catalina Monfort Ríus, perteneciente a una de las sagas de impresores más importante de esta ciudad, la iniciada por su bisabuelo Benito Monfort Besades. En 1847, tras la división de la imprenta de Benito Monfort en la plaza del Temple nº 5, el matrimonio Ríus Monfort se estableció en la calle del Milagro nº 11 con las máquinas y utillajes obtenidos según acuerdo de separación de sus herederos.

El 29 de mayo de 1849 apareció el periódico impreso en los talleres de José Ríus en la calle del Milagro, nº11. Ese primer diario introdujo un cambio muy importante, el periódico siguió saliendo a cuatro planas, pero pasó de tres a 4 columnas en cada una de ellas. Pero el cambio más sustancial introducido por el nuevo responsable del periódico fue en 1853, el Diario Mercantil de Valencia se convirtió en el primer diario valenciano de gran formato. El martes 1 de marzo el Diario salió con 54 centímetros y cuatro planas con cinco columnas en cada una de ellas, siguiendo la tendencia de los principales diarios europeos.

Con la llegada del bienio progresista, 1854 – 1856, el diario se convierte en portavoz del nuevo gobierno, y así lo refleja en el editorial del 13 de agosto de 1854, en el que confirma su linea liberal progresista, dando su total apoyo y justificación al pronunciamiento.

En 1855, con la llegada del telégrafo, la figura del informador ocasional se profesionaliza en la figura del corresponsal, esas noticias ocasionales enviadas en postas o fardos ahora se reciben con mucha mas rapidez, lo que conlleva la necesidad de informar de las noticias antes que la competencia. En estos años el Diario Mercantil de Valencia se consolida como el de más tirada de la ciudad, lo que le permite superar un nuevo cambio político. En agosto de 1856, los progresistas ya no están en el poder y el periódico debe volver a su línea de posición moderada, potenciando la información mercantil y económica de la ciudad y la provincia. En la primavera de 1858 los talleres y las oficinas del periódico pasan a la plaza de San Jorge n.º 3, donde ocupaba el claustro del antiguo colegio de la Orden de Montesa.

Esta hegemonía se rompe en 1863 con las presiones del partido progresista, que tras recomponerse presiona al diario para que tome partido en su nuevo objetivo, la revolución. Su director, Peregrín García Cadena, no toma ese apoyo de manera explícita hasta la revolución de septiembre de 1868, cuando se sitúa claramente al lado de ésta y apoyando los derechos individuales. Tan solo 3 meses después, el Diario Mercantil de Valencia muestra su desengaño revolucionario y ve como única salida la creación de una nueva fusión liberal. Esta idea de unión de fuerzas liberales nacida en el diario se generalizó a toda la prensa nacional. Tras las elecciones de enero de 1869, en las que ganó la coalición gubernamental monárquico-democrática, formada por unionistas, progresistas y demócratas monárquicos, el diario entra en una fase de desesperanza política.

València es el escenario, en octubre de 1869, de uno de los alzamientos populares más violentos como respuesta a la decisión del ministro del Interior de disolver la milicia ciudadana y suspender las garantías constitucionales, por ello durante 9 días, el Diario Mercantil de Valencia dejó de publicarse.

El 6 de marzo de 1870 fallece la propietaria, Rosa López, y el contrato de arrendamiento de la cabecera del periódico a José Ríus queda en un vacío legal que es solucionado el 23 de julio, con la venta del periódico por parte de los herederos de Rosa López a José Ríus, según consta en documento de compra-venta realizado en la notaria de José Fayos.

En este mismo año, deja su cargo como director del Diario, Peregrín García Cadena, que es sustituido por Enrique Burguete.

Octubre de 1871 marca un punto de cambio en la línea editorial del periódico, la ruptura del Partido Progresista y su posicionamiento de total desconfianza política, le hace perder cierta parte de sus lectores al colocarse frente al Partido Radical de Zorrilla. Con este ambiente, 1872 marca la segunda crisis y definitiva del Diario Mercantil de Valencia. Mientras José Ríus fragua la venta del periódico a Teodoro Llorente, director de Las Provincias, la redacción del periódico prepara su respuesta. El 30 de Marzo, se formaliza la venta en la notaria de Miguel Tasso, Teodoro Llorente pasa a ser el propietario. Con este movimiento comercial totalmente lícito, Las Provincias, un diario que apoyaba directamente al Partido Constitucional, privaba de medio de expresión a otros rivales políticos, eliminaba al diario decano y máximo rival comercial, y ampliaba considerablemente su tirada al quedarse con los suscriptores.

El 31 de Marzo de 1872, el Diario Mercantil de Valencia publicaba su último número, moría el diario decano de la ciudad, pero con lo que no contaban Ríus y Llorente era que la redacción al completo publicara al día siguiente el primer número, desde los talleres de Vicente Daroqui en la calle del Portal de Valldigna nº12, de lo que sería su continuidad, nacía El Mercantil…