La Feria Alternativa organizada por activistas y colectivos vecinales ha vuelto este fin de semana con fuerza a los jardines del Túria en el tramo entre el puente de las Flores y el de la Alameda tras dos años de parón por la pandemia. El certamen da visibilidad a activistas con reivindicaciones como la reversión de la ampliación del puerto o la protección de la huerta y la Albufera, artesanos y comerciantes de productos saludables y artistas que rechazan el consumo de masas y ofrecen su trabajo en pequeñas dosis (como una actriz que realiza actuaciones individuales en tramos de tres minutos).

El evento, que celebra este año su trigésima tercera edición, estaba ayer a reventar desde primera hora de la mañana pese a la temperatura, que a las once de la mañana ya rozaba los treinta grados.

Isabel Rodríguez (presidenta del colectivo Asociación Cultural Caleidoscopio, que organiza la Feria Alternativa), explica que el certamen es un reflejo del activismo en València, que ha sufrido cierta desmovilización durante la pandemia. «En estos dos años han desparecido muchos colectivos sociales y otros no han podido venir por falta de voluntarios», lamenta. A pesar de las dificultades, la feria está demostrando este año que está viva. Entre los colectivos destacan la organización que se opone al PAI de Benimaclet, los vecinos que rechazan la ZAL del puerto, las feministas o los ecologistas que están en contra de las macroplantas fotovoltaicas. Entre las caras conocidas, ayer estaba Antonio Montiel, ex secretario general de Podemos en la Comunitat Valenciana. Montiel se encontraba en el stand del colectivo que defiende la protección de la huerta. Jorge Fernández, de la Comissió Ciutat Port, apunta que está en la feria para «trasladar a la gente la oposición a la ampliación del puerto. Es fundamental pararla para salvar la Albufera y proteger la línea de playa, que ha retrocedido 70 metros».

En la feria hay 144 puestos. Una treintena de paradas es de productos de alimentación ecológicos y otras sesenta, de artesanía. Una de las artesanas es Carmen Alcaraz, una murciana que confecciona productos textiles con una máquina de coser de hace 120 años. «Yo hago de todo. Transformo un pantalón vaquero viejo en un bolso o lo que sea.

Esta es una de las tres ferias alternativas que hay en España. Las otras se organizan en Sevilla y en Altea. Es una alternativa a la sociedad de consumo». Juan Cabrera es otro artesano que monta esculturas con restos de plástico para poner en valor el reciclaje.

«Yo tengo tienda en Sevilla, pero me gusta venir porque la feria me da visibilidad en València», aseguraba.