Ahora que el Ayuntamiento de València y la concejalía de Movilidad Sostenible han puesto sobre la mesa la posible reforma de la calle Colón, diversos actores sociales y comerciales han comenzado a opinar sobre cómo tiene que reorganizarse el tráfico en esta céntrica vía de València. Y son diversos colectivos -la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, los vecinos de Pla del Remei y el Colegio de Arquitectos- los que defienden que el carril central de la actual calle Colón resulta clave para rediseñar el vial y que no es necesario hacer más grandes las aceras para ganar más espacio para los peatones.  

Por su parte, los representantes del Colegio de Arquitectos -que participan en los talleres convocados por Movilidad Sostenible para mejorar Colón- han propuesto devolver uno de los tramos de los dos carriles de la calle Colón que solo pueden utilizar los autobuses de la EMT y los taxis al tráfico privado, es decir, a todos los ciudadanos. Además, tal como explica el vicepresidente del Colegio Territorial de Arquitectos de València Malek Murat no son partidarios de modificar el ancho de la acera para ampliar zonas peatonales. Según estos técnicos urbanistas, ya hay suficiente espacio para viandantes en toda la vía pese a que hay algunas aglomeraciones puntuales en puntos como la acera derecha de Isabel La Católica y la plaza de los Pinazos. 

Tal como comenta Murat, la calle Colón como se comprobó en la reciente marcha del Orgullo Gay, tiene diversos usos de tipo festivo, social o reivindicativo, y para eso, es preciso que se mantenga el ancho de calzada actual. Eso sí, son partidarios de crear «un carril central flexible». Los arquitectos proponen una reordenación del tráfico en la céntrica vía comercial que se ejecutaría por tramos. 

En el primero, en concreto, entre Conde Salvatierra y Porta de la Mar, que actualmente tiene dos sentidos de tráfico, los arquitectos proponen instaurar un solo sentido, «una sola entrada» lo que convertiría a la Calle Colón en una vía de una sola dirección en toda su extensión. En este tramo, se mantendría la estructura actual de 3 carriles, con 2 para buses y taxis, y y un tercero para tráfico privado. Sin embargo, en el segundo tramo, desde Conde Salvatierra hasta el final, el carril central sería reasignado al tráfico privado porque al entender de los arquitectos está infrautilizado por los vehículos de la EMT y los taxis. De este modo, se quedarían dos carriles para circulación normal, apunta Murat. 

En definitiva, «no ha funcionado el doble carril del bus-taxi» explica este técnico, porque además «genera un embudo en la plaza de Porta de la Mar y una sobrecarga en la Gran Vía de Marqués del Túria». Por todo ello, el vicepresidente de los arquitectos aboga por esta reordenación de los tres carriles existentes.