Turistas y curiosos llenan la plaza de la Reina desde primera hora tras la retirada de las vallas y la apertura del recinto. Ajenos a las polémicas, la mayoría le dan su aprobación y se hacen fotos en todas direcciones. Incluso un primer guía italiano ha comentado el hecho al grupo que acompañaba, destacando la liberación del tráfico y la puesta en valor de la catedral y el Micaela, elementos fundamentales de nuestro patrimonio.

La nueva plaza de la Reina abre al público

La 'nueva' plaza de la Reina abre al público J.P.

Al igual que la plaza, también ha abierto ya el aparcamiento subterráneo y se permite el tráfico del transporte público entre la calle la Paz y San Vicente - Ayuntamiento. Tamiénn se han puesto en marcha las zonas de carga y descarga que se reparten por la plaza.

Precisamente, el aparcamiento ha generado algunas confusiones, puesto que la señalización deja lugar a algunas dudas, a lo que hay que añadir la lógica falta de experiencia de los conductores ante un espacio nuevo. Esto ha provocado, por ejemplo, que durante la mañana, se hayan producido confusiones, como equivocarse al pretender entrar por una zona que no tocaba o ir a salir nuevamente a la calle de la Paz, cuando la evacuación es toda por la calle del Mar; es decir, nada más subir la rampa hay que torcer a la izquierda.

La nueva plaza deja división de opiniones. Obviamente, a la hora de la verdad, el viandante agradece que haya espacios para poder pisar sin peligro. Pero dentro de ese espacio hay aspectos a favor y en contra. Lo más celebrado, sin duda, el jardín central y, en jornadas como éstas, los pulverizadores de agua, que están siendo utilizados de forma masiva por los transeuntes, vecinos o turistas. Es la zona más amable del conjunto, con árboles, pérgolas y bancos.

En el otro lado de la balanza, los bancos que quedan a la intemperie. La matinal del estreno ha tenido intervalos nubosos, lo que ha dado a situaciones chocantes: cuando no saba el sol, eran ocupados de forma abundante. Pero en cuanto el sol volvía a aparecer, los allí congregados abandonaban rápidamente la zona.

Como era de esperar son los bancos adosados al arbolado los que más se utilizan. La pérgola central, formada por un techo de velas, se convierte en simple zona de paso.