Un año más el Parador de El Saler y la ONG Xaloc han coordinado la instalación del “Campamento Tortuga 2022” junto al hoyo 17 del campo de golf del parador valenciano donde, a partir de hoy, un grupo de voluntarios velará las 24 horas del día un nido con 101 huevos de tortuga boba (Caretta caretta), el único nido de tortuga marina de España en 2022. Se trata de la quinta ocasión en la que se instala este campamento en el Parador de El Saler, que ha acogido este tipo de iniciativa desde 2014 cada vez que han aparecido nidos de tortuga marina en la costa valenciana.
El amplio esfuerzo que se dedica a esta iniciativa se debe a que esta especie marina se encuentra amenazada. La población mundial de tortuga boba se cataloga como especie “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El desove de tortugas bobas en las costas españolas es un fenómeno muy poco frecuente. En los últimos dos siglos no hubo ni un solo registro, hasta que se localizó un primer nido en Andalucía en 2001. Este es el séptimo nido del que se tiene constancia desde 2007 de tortuga boba en la Comunitat Valenciana y este año es el único nido de tortuga marina del que se tiene constancia.
Los expertos consideran que las tortugas pueden estar empezando a desovar en las costas mediterráneas españolas empujadas por el aumento de la temperatura del agua en Grecia o Turquía, países donde ese fenómeno es frecuente.
Las crías de tortuga nacerán este mes de septiembre
El “Campamento Tortuga 2022” comienza a funcionar hoy, cuando los especialistas consideran que comienza a haber posibilidades de eclosión de los huevos. Las labores de vigilancia continuarán hasta que se produzca el nacimiento de todas las tortugas, previsto para finales de septiembre.
El Parador de El Saler facilita a los voluntarios manutención, acceso a duchas y baños para el aseo diario de todos los voluntarios, así como servicio de seguridad y primeros auxilios, aparcamiento y conexión wifi para todos los participantes.
Esta es una propuesta de conservación liderada por la Generalitat Valenciana que, además, responde a la realidad de que un nido sin vigilancia en una playa turística en época estival tiene pocas posibilidades de sobrevivir.
Por ello, en el momento en el que se localizó el pasado 26 de julio el lugar en el que una tortuga había depositado sus huevos en la Playa de les Ortigues, el nido se trasladó por parte de técnicos de la Universitat de València. La tortuga puso 131 huevos (la mayor puesta encontrada en la Comunitat Valenciana) y fue encontrada por un tractorista que limpiaba la playa al amanecer.
Una vez la tortuga acabó de poner los huevos, técnicos de la Universitat Politècnica de València le colocaron un emisor GPS y se devolvió a la mar bautizada como Katherine, en recuerdo de una joven bióloga marina americana fallecida recientemente.
Los 131 huevos se trasladaron a Valencia. Treinta de ellos se encuentran en una incubadora en el ARCA del Mar de la Fundación Oceanogràfic de València y el resto se enterraron en una zona de la playa protegida de la reserva integral del Parque Natural de l’Albufera, cerrada al uso público y situada junto al Parador de El Saler, para aumentar las posibilidades de supervivencia de los huevos.
Desde aquel momento, técnicos de la Generalitat Valenciana visitan el nido diariamente (en una localización donde sólo ellos conocen) hasta que llega el momento en el que pueden nacer las pequeñas tortugas. Aquí es cuando comienza el Campamento Tortuga. Esta semana XALOC, Paradores y la Generalitat Valenciana han instalado el Campamento Tortuga ya que a partir de esa fecha puede haber riesgo de nacimiento. Y, a partir de hoy, cuando este riesgo ya es más alto los voluntarios del campamento cuidarán de él durante las 24 horas del día.
Al nacer, todas las tortugas se trasladarán al ARCA del Mar de la Fundación Oceanogràfic de Valencia para su estudio veterinario. Una parte de ellas se liberarán en la playa donde puso los huevos su madre, en Guardamar del Segura, y, el resto se quedarán en el Oceanogràfic para ser cuidadas durante su primer año. Pasado ese tiempo, con una probabilidad mayor de supervivencia que cuando acaban de nacer, se liberan con un emisor GPS para seguir sus movimientos en el mar.
