Los andamios y lonas que desde hace más de un año ocultaban la Casa del Relojero, ubicada frente al Micalet y la renovada plaza de la Reina han empezado a retirarse esta semana tras concluir la fase de rehabilitación del edificio histórico, salvado "in extremis" de la ruina y destinado junto con una edificación anexa, aún por construir, a espacio cultural. Las obras del moderno edificio que se adosará a la histórica Casa del Relojero se han retrasado por la falta de suministros. El ayuntamiento aprobó el pasado viernes en la junta de gobierno una nueva prórroga a la empresa adjudicataria hasta enero de 2023 para terminar las obras del conjunto.

De momento, se está retirando el andamio del edificio antiguo, que ya se ha consolidado y al que se ha puesto un refuerzo exterior en la fachada para garantizar la estabilidad. "Se han reforzado los muros con una estructura que luego se camuflará", explicaron fuentes de Urbanismo. En la Casa del Relojero se han recuperado las carpinterías de madera originales y se ha dejado a la vista y restaurado el color original del edificio en tonos ocre.

En paralelo a la retirada de andamios en el edificio histórico, donde se conserva un escudo protegido, se sigue trabajando en el solar anexo delimitado por las calles Brodadors, Subida del Toledano y Micalet donde se construirá el nuevo edificio destinado a dotación cultural.

La restauración de la Casa del Relojero, uno de los proyectos destacados de la Concejalía de Desarrollo Urbano, arrancó en junio del año pasado Concejalía de Desarrollo y Renovación Urbana. La intervención, que fue recurrida, se adjudicó finalmente a la empresa Lorquimur SL por 752.398 euros, con una rebaja del 22% del presupuesto inicial, y un plazo de ejecución de 11 meses, que finalmente serán casi el doble. La necesidad de reforzar la cimentación y el parón fallero y por las lluvias del invierno pasado fueron motivos esgrimidos por la contratistas para solicitar en mayo pasado una primera prórroga del contrato.

El edificio de la Casa del Relojero aparece en el libro «Els murs dels Valls», que data del siglo XVII, por lo que se sitúa su origen en aquella época. Su tipología es de casa vecinal, con un estilo clásico que corresponde al tipo de edificios concebido como unidad plurifamiliar y destinado a la clase burguesa. En ella vivían los relojeros encargados del funcionamiento del reloj anexionado a la torre del campanario del Miguelete, hoy en día desaparecido.

Dentro del proyecto, además de restaurar la antigua casa del relojero tal y como era originalmente, se construirá un nuevo edificio que respetará las alineaciones históricas perdidas de esta parcela anexa a la Casa del Relojero, donde en su día estuvo el edificio efímero de la Luz de las Imágenes. El nuevo edificio se ha proyecta con planta baja abierta.