Si se quiere globalizar el concepto «Paella» hay que tener claro que con «paella valenciana» es imposible. Sobre todo, porque en más de medio mundo no se pueden conseguir sus ingredientes tradicionales y en la otra mitad, uno de los básicos, el conejo, se considera repugnante o, directamente, incomible.

Bajo esa premisa, la diferencia estriba en que «paella» pueda ser una combinación de arroz con ingredientes y cierto gusto a la hora de crear y elaborarlo y «arroz con cosas» es cuando aparece un abigarrado plastón de elementos comestibles, incluyendo las temidas aceitunas, sólo comparables a la piña de la pizza hawaiana.

En ese contexto, desde las entidades turísticas municipal y autonómica se intenta que Paella se convierta, cada 20 de septiembre, en palabra viral de las redes sociales.

En La Marina se organizó una nueva edición de la World Paella Day Cup, la competición que sustituye a la degustación popular en la plaza del ayuntamiento -que ya no se atreve a hacerse por la posibilidad de desbordar la plaza municipal y porque una entidad oficial ni puede ni debe comercializar directamente una venta de alimentos preparados-. Los ya anunciados diez chefs de todo el mundo trajeron en sus tupers diferentes ingredientes para tratar de combinarlos y conseguir el beneplácito del jurado.

No es, pues, el concurso de Sueca, que ese sí que exige los ingredientes que enumeraba el Tio Fredo en su Rock de la Paella. Aquí es "plato libre". Y la copa de campeón se va a Francia después de que Eric Gil presentara una creación basada en su país: paella de confit de pato y corazón de pato relleno de fois gras. Eric es francés o hispano francés: "nací en Francia pero he estado 19 años en Castellón. Me considero con el corazón partido. He hecho paella 30 años para la familia y se me ocurrió hacerla en Francia. Allí funciona muy bien. Se preguntan siempre cómo puede ser que con cuatro ingredientes se consiga tanta sabor. Pues sobre todo, ayudado por cocinar con pasión". Dándole a los dos palos, valenciana y "lo otro", el ganador apela a "dar libertad a la imaginación. No soy quien para decir donde empieza una y donde acaba la otra".

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Paellas y arroces por el mundo en el World Paella Day

Argentina se llevó el segundo premio con el chef Juani Kittlen, con una creación que inspirábase en el "senyoret", pero que era de carnes. Y el tercer premio para una de las propuestas más curiosas: la del finlandes Jaani Pasikoski: Paella de Reno. Muy pensada: "la idea era fusionar mis orígenes lapones y una base muy mediterranea: un sofrito con cebolla, tomate, ajitos, azafran... y además setas y arándanos rojos para presentar el entorno donde vive el reno. Allí se cría y comercializa. Mi abuelo ya tenía una granja que ahora tienen mis tíos con más de 500 ejemplares. Es una carne roja, con muy poca grasa y mucho sabor y con la particularidad de que prácticamente todas sus partes son muy blandas. Aparte de la limpieza ambiental".

Tras una paella de marisco en la primera ronda, el chef más exótico, el emiratí Piedade Fernandes -un ex futbolista indio emigrado al golfo pérsico-, en coalición con el hermano de José Andrés, presentaba una paella valenciana en la gran final (la competición se articula en enfrentamientos entre dos cocineros y los cinco ganadores repiten en la cata final), cosa que no logró, de la misma manera, el italiano Ferdinando Campaniello con una receta valenciana.

Las versiones más exóticas de la paella

Antes de su Paella de Confit, el ganador, Eric Gil, había presentado en la primera ronda una Paella de Escorpa con Pulpo y Atún Rojo.

El japonés Yuki Kawaguchi optaba por el Cangrejo Chino y las Ortiguillas.

El mexicano José Curiel, por una paella de Carne de Cerdo, Chorizo (el estigmatizado chorizo), Jitiomate, Almeja, Camarones y Gambas.

El ecuatoriano Tomás Angulo apostaba por Costillitas de Cerdo y Coliflor

La suiza María Lovaglio presentó una Paella de Balacao y Salicornia con Garbanzos

El hispano canadiense Javier Blanch, una de Langostinos y Vieiras.

Y a lo largo del planeta, a través del hastag, creaciones de toda laya. Desde la más ortodoxa a la más disparatada. El día de la paella.