Los servicios de Jardinería del Ayuntamiento de València han empezado a retirar algunos ejemplares, media docena, de cipreses después de que un hongo las haya atacado en los últimos meses. Se trata de la secuencia de coníferas plantadas en la acera de l’Umbracle, de la que ha habido que sacrificar definitivamente a varios de estos ejemplares y llevar a cabo una resiembra alternativa para evitar la propagación de los parásitos.

El camino de la calle López Piñero que discurre en dirección València paralelo a l’Umbracle acoge una treintena de cipreses de diferentes grados de crecimiento. Algunos de ellos, sin embargo, mostraban los claros indicios de enfermedad, que se basan en su cambio de tonalidad de verdes a marrones, convirtiéndose sus ramas y hojas, además, en altamente quebradizas. Se trata de una zona, además, de notable tránsito humano: el que entra y sale de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el que asiste a l’Umbracle. El último en desaparecer ha sido el tercero de la línea, empezando por la entrada al aparcamiento de autobuses, y que, siendo de grandes dimensiones, llevaba tiempo mostrando un mal color de cara, convertido literalmente en un matojo marrón hasta que, finalmente, ha sido retirado, quedan tan sólo el tronco, que también será arrancado.

Este es el motivo por el que, ya desde hace tiempo, se estaban plantado en los alcorques otro tipo de árboles, fundamentalmente perales, para establecer una especie de barrera natural que impida el contagio y tener además especies menos vulnerables a este tipo de parásitos. La persistencia de la enfermedad en algunos de los árboles ha obligado a su tala. El diagnóstico de estos árboles es una de las labores que tiene que llevar a cabo la nueva contrata de jardinería, que incluye un apartado específico para el arbolado viario.

Las patologías en los cipreses están basados en aspectos como el exceso de riego o, en todo caso, el encharcamiento de los mismos, o la propia entrada del hongo a través de «heridas» en los mismos. La reproducción del mismo va marchitando la planta, hasta que definitivamente pierde el color y la salud, siendo necesario su sacrificio. 

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