La retirada de las cabinas telefónicas de la ciudad de València, proceso que acaba de empezar, dejará unos espacios vacíos en las acercas. Pero allí donde estuvieron sí que quedará una "trapa", que es la conexión subterránea del cableado desde el que se prestaba el servicio. Son, potencialmente, terminales que pueden o quedarse ahí, sin más, o reutilizarlos. Es uno de los retos que quiere afrontar el ayuntamiento a partir de ese fin de etapa: dar un salto en la tecnología y conseguir la prestación de nuevos servicios.

En la la concejalía de la Agenda Digital existe esa hoja de ruta, que dependerá, fundamentalmente, de una variable: la posibilidad de desarrollar proyectos mediante fondos europeos. Si así fuera, las posibilidades son muchas. Las enumera el concejal Pere Fuset: "puede servir como punto para reforzar la cobertura wifi, que en la actualidad está ubicada ya en 600 puntos en todos los barrios. Otra de las prioridades sería establecer puntos de recarga de dispositivos móviles". O puntos de información, como "pantallas táctiles, paneles ciudadanos, como el València al Minut de la App" o servicios de señalética como "medidores de contaminación ambiental o sonora". Reconoce Fuset que muchos de ellos son "proyectos por explorar, porque no todos son baratos y hay, a día de hoy, pocos referentes". Las ciudades están echando mano del ingenio para aprovechar esas infraestructuras y están apareciendo las primeras alternativas.

Nueva York ha cambiado sus cabinas por los postes LinkNYC LinkNYC

En cualquiera de los casos, han de ser infraestructuras nuevas (las cabinas ya no sirven, especialmente por su vandalización) y a prueba precisamente del deterioro. Las recargas tecnológixas y el acceso a internet parece la alternativa más fiable. En ciudades como Nueva York acaban de retirarse las últimas “payphone booth” y lo que se impone es el LinkNYC, que facilita WiFI y llamadas locales gratuitas.

Un puesto de venta de ensaladas y bebidas en una cabina de Londres jovenesenuk

Cafeterías en el Reino Unido

En el Reino Unido, la sofisticación ha llegado a extremos asombrosos. Aprovechando, sin embargo, que los famosos ingenios de color rojo tienen una ventaja para el reciclado: son cabinas "de verdad", cerradas y con puerta. Por eso, allí se ha llegado incluso a reconvertir en pequeñas cafeterías donde se venden bebidas, ensaladas o helados. También las hay reconvertidas en bibliotecas. Eso, entre las más originales, porque también se utiizan como espacios para recargar teléfonos.

En Berlín la originalidad ha hecho nacer las "Teledisko", una microdiscoteca donde, digitalmente, se puede elegir el tipo de música y en lugares como Santa Fe (Argentina) se ha llegado a pensar en calentadores de agua para el mate.

La estructura de las cabinas españolas, a la intemperie, dejaba pocas posibilidades aunque hay casos como en Salamanca, donde se llegó a utilizar como intercambiador de libros.