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El derribo de los chiringuitos de la Malva-rosa se aplaza otra vez por el retraso en la licencia

Chiringuitos de la playa de la Malva-rosa

Los derribos de los chiringuitos y arrocerías de la playa de la Malva-rosa se aplazan otra vez. Las demoliciones de los locales, que se reformarán, a requerimiento del Ministerio de Transición Ecológica y de la Dirección General de Costas, con un diseño más liviano para quitar obra dura y mejorar su integración paisajística, tenían que haber empezado en octubre de 2020 tras meses de negociaciones con el ayuntamiento sobre los detalles del diseño y los ajustes del planeamiento urbanístico. Era el último plazo dado hasta ahora a un proyecto de renovación de los populares chiringuitos de la playa de la Malva-rosa que se eterniza y que lleva pendiente más de un década.

En junio pasado la junta de gobierno aprobó la evaluación ambiental para la modificación del planeamiento urbanístico del paseo marítimo de València para regularizar los nuevos chiringuitos y se presentó el que será el diseño definitivo de la docena de arrocerías que hay a pie de playa de la Malva-rosa. La concejala de Desarrollo Urbano y vicealcaldesa, Sandra Gómez, anunció entonces que las obras arrancarían este mes de octubre, una vez terminada la temporada estival y después de pasar por el periodo de información pública previo a la aprobación definitiva del cambio de planeamiento urbanístico.

Los plazos, sin embargo, se han vuelto a echar encima y la remodelación de los locales no llega. Fuentes de la asociación de Hosteleros de la Malva-rosa apuntaron que las licencias de derribo todavía no están aprobadas y aunque se aprobasen de forma inminente tampoco se podrían iniciar las obras porque, por plazos, no podrían estar terminadas antes de la nueva campaña estival. "La reforma no se hará hasta el año próximo", apuntaron fuentes de los hosteleros.

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Así eran los chiringuitos en las playas de València y Alboraia en los años 80

Las fuentes de la Concejalía de Desarrollo Urbano apuntaron que la junta de gobierno aprobará en breve la exposición pública por 45 días de la modificación del planeamiento y el proyecto de los nuevos chiringuitos. Un trámite que no ha podido hacerse antes porque faltaba documentación que debían aportar los hosteleros y que se ha retrasado hasta esta misma semana, apuntan en Urbanismo. Tras la modificación del planeamiento, los hosteleros deberán obtener la licencia de derribo y obra de la Concejalía de Actividades, uno de los servicios más atascados del ayuntamiento.

Figuración del diseño de los nuevos chiringuitos

La remodelación de los locales, construidos en los años 90 del siglo pasado, fue la condición que impuso en su día el Ministerio de Medio Ambiente para mantener las concesiones, que el deslinde de Costas aprobado por el Gobierno de Zapatero dejó en el aire. En 2015 Costas aprobó el proyecto de remodelación de los locales pero en la tramitación de los expedientes los diseños han sufrido varios modificaciones. El último y, se espera, definitivo, contempla la construcción de unos edificios blancos "más livianos". Los primeros que presentaron los hosteleros eran "demasiado opacos" a juicio de los técnicos municipales. Para aligerar las construcciones se introdujeron cerramientos acristalados en al menos el 40% de la fachada.

El ayuntamiento ha puesto reparos al proyecto de reforma de los chiringuitos de los hosteleros en varios aspectos. La concejalía de Actividades obligó a retirar la cocina prevista en la planta superior de los nuevos locales, que podrán aprovechar la primera planta que actualmente se destina a almacén, en compensación por las terrazas que pierden a pie de playa por exigencia de Costas. En la primera planta los hosteleros podrán tener ahora terraza (150 metros cubiertos y el resto sin cubrir). Posteriormente Urbanismo puso reparos a las cubiertas en forma de diente de sierra que presentaron los hosteleros con el objetivo de poder instalar placas solares. Al final la concejalía de Desarrollo Urbano aceptó modificar el plan especial del Paseo Marítimo para poder acoplar las placas fotovoltaicas en las cubiertas.

La reforma de los chiringuitos supondrá un desembolso de 800.000 euros por local. El objetivo es darle a los actuales edificios de hormigón de los años 90 una imagen más liviana e integrada en el entorno, en sintonía con los planes de renaturalización del paseo marítimo que impulsa el actual gobierno del Rialto y donde se quiere suavizar la obra dura recuperando las dunas e introduciendo más vegetación para generar un encuentro «más amable» de la ciudad con el mar.

Los chiringuitos con la reforma perderán las terrazas del paseo cuya superficie se ganará en la primera planta de los locales.

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