La aparición de la impronta del arco de piedra de un inacabado pasaje aéreo para conectar la Catedral con la vivienda de los encargados del reloj durante las obras de restauración de la singular Casa del Relojero, en la calle Micalet, ha puesto el foco sobre los otros dos pasajes que unen la Seo con edificios importantes del entorno.

La construcción de pasadizos subterráneos más o menos secretos en las catedrales, auténticos centros de poder de las ciudades durante siglos, ha sido bastante habitual a lo largo de la historia. Los túneles secretos del Vaticano son quizás los más famosos. Sin embargo, las lluvias e inundaciones que periódicamente sufre València obligaron a buscar otras soluciones, recurriendo así a los puentes cubiertos o pasajes aéreos, habituales en ciudades como Venecia donde el agua hace inviable los pasos subterráneos.

Los tres puentes de la Catedral | A.S.

Del primero de los puentes de la catedral hay ya constancia en el siglo XIV. Se proyectó para conectar el palacio episcopal, residencia oficial del obispo, con la catedral por encima de la calle Barchilla. Su objetivo era la seguridad y comodidad del jerarca que de este modo contaba con un acceso directo a la Seo en los días fríos de invierno, por las noches o en caso de lluvia, evitando así pisar la calle embarrada.

Los tres puentes de la Catedral | G.CABALLERO

El primer puente se hizo por orden de Hugo de Fenollet, obispo entre 1348 y 1356, y a pesar de los reparos del gobierno de la ciudad. Es posible que antes hubiera incluso un puente de madera.

Los tres puentes de la Catedral

En el siglo XV se hizo un nuevo paso elevado, del que se conserva solo el arco sobre el que se construyó en 1776 el puente actual, de estilo toscano y que fue restaurado en 2018. Más de seis siglos después, la pasarela «sigue en uso», explica el arquitecto y restaurador de la Seo, Salvador Vila.

Con la construcción de la Basílica de la Virgen en 1667, se vio conveniente hacer un nuevo paso aéreo, proyectado por Diego Martínez. La pasarela, de gran belleza, fue bautizada como «arco novo» y está conectada con la fachada renacentista de la Seo y su singular logia con arcada a dos alturas. El puente de la Basílica, de 1,20 metros de anchura y 7,2 de longitud, ha sido sometido este año a un lavado de cara interior, aunque el exterior, cuya última restauración se hizo en 1767, presenta grietas en la parte adosada a la catedral y está a la espera de una restauración integral pendiente del visto bueno en la Conselleria de Cultura, al ser la Seo Bien de Interés Cultural.

El puente de la Basílica se hizo para que los canónigos pudieran acceder directamente a la Basílica aunque apenas se ha usado porque su acceso era incómodo, y fue «abandonado». La intervención actual ha sido «superficial» sin afección patrimonial.

El tercer puente, nunca construido, se proyectó en el siglo XVIII para conectar la torre del Micalet con la Casa del Relojero, que también se iba a trasladar al frontal del nuevo puente para mayor visibilidad desde la calle Micalet. Se empezó pero no se acabó por la negativa de un vecino a autorizar el uso de su fachada para apoyar el pasadizo.