La puesta en marcha de la zona verde y naranja en el barrio de Russafa, con aparcamientos restringidos o de uso preferencial para los residentes, no ha gustado a las asociaciones de vecinos y hosteleros consultadas por Levante-EMV. Además, la implantación de la medida, según las fuentes vecinales consultadas, puede agravar el problema de la falta de estacionamiento en la zona, perjudica a los trabajadores de los locales afincados en el barrio y obedece a "un afán recaudatorio", por parte del Ayuntamiento de València.

Ya en noviembre del año pasado, un estudio realizado por la Asociación de Vecinos y Comerciantes de Russafa (Russafí) concluía que el principal hándicap que tiene el barrio son "los problemas de aparcamiento". No en vano, el 86,7% de los encuestados señaló este como el aspecto más negativo de vivir en este barrio.

A continuación, los 263 encuestados, por orden y en una escala de un ránquing puntuable de 1 a 5, se quejaban del precio de los alquileres, el 76,8%; del ruido nocturno, el 57,8; de la ocupación del espacio público por las terrazas, el 50,9%, y de la inseguridad del barrio, el 17,8% de los entrevistados.

Cartel de Movilidad Sostenible colocado en una señal de la calle Alcoi. German Caballero

Desde lunes 3 de octubre

Este lunes 3 de octubre entró en vigor esta nueva regulación del aparcamiento en superficie en las calles y plazas de este dinámico enclave urbano de València. Fue un año después de que los vecinos y comerciantes advirtieran en ese estudio de calle del gran problema de Russafa: no hay manera de aparcar. Ahora, con la conversión de zonas azules y blancas en verdes y naranjas, todas ellas de pago, las opciones para estacionar gratis se han esfumado.

Como explica Moncho Cebrián, residente y representante vecinal de la plataforma Convivir Russafa, "nuestra valoración de la zona verde y naranja es totalmente negativa". Entre otros aspectos, "porque la implantación -por parte de la concejalía de Movilidad Sostenible de Giuseppe Grezzi- ha sido casi impositiva y no se ha consensuado".

La consecuencia de todo ello "es que las calles de Russafa se han quedado vacías, como no las hemos visto nunca, porque la gente tiene miedo a una posible sanción". Para Cebrián, "no es real decir que se han habilitado 1.700 plazas de aparcamiento para los vecinos ya que se han eliminado las de disposición libre -las blancas-, que había antes".

La calle Sevilla, pintada de verde, ofrecía este aspecto el lunes. German Caballero

La zona naranja, con horarios de rotación más acotados, supone un empeoramiento de las condiciones de aparcamiento para los residentes, respecto a lo que había antes, y se olvida del que viene de fuera a trabajar aquí o que tiene que visitar el barrio para ver a sus mayores, a sus nietos o a sus parientes". Pensando en los profesionales del ocio, del comercio o de la hostelería "no se han habilitado soluciones" de forma que un trabajador, que está atendiendo al público y tiene aparcado su vehículo en zona naranja, "tiene que estar saliendo cada 2 horas para cambiarlo" ya que aún pagando se expone a que le sancionen si se excede del máximo de 2 horas que le permite el sistema.

En cuanto a la imagen de las calles de aparcamiento exclusivo o preferencial para el vecindario totalmente vacías o semivacías, Moncho Cebrián concluye que se deben a dos razones: "falta de información en la puesta en marcha de la medida y problemas en la tramitación de las tarjetas verde y naranja". De hecho, subraya que el pintado de la señalización horizontal se ha hecho "con nocturnidad y alevosía".

La gente mayor y con más problemas para tramitar los permisos por internet, se acostó un día, "y al día siguiente amaneció con un arcoiris pintado en el suelo, que nadie entendía".

Problemas para sacarse las tarjetas

Por si fuera poco los residentes están teniendo dificultades para sacarse la tarjeta. Gente que la ha pedido en agosto aún no la tiene y hay casos de personas a la que le han perdido literalmente la solicitud y la documentación en la Junta de Distrito, subrayan diversos testimonios a este diario.

En la línea de lo descrito, la presidenta de la Asociación por una Hostelería Responsable de Russafa (Al Balansí) Amor López, critica "el caos y la desinformación con la que se ha implantado" el nuevo sistema de estacionamiento. "Estamos desconcertados y expectantes, después de ver amanecidas las calles con estos nuevos colores".

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Para Amor López, "no se ha explicado ni el funcionamiento ni los requisitos" del nuevo sistema y "no se ha tenido en cuenta a los trabajadores de nuestros negocios, ni a los proveedores, comerciales o transportistas que nos visitan, que vienen cada día a ejercer su trabajo al barrio".

"Alguien -subraya López- debería decirnos cómo van a aparcar los trabajadores de nuestras empresas porque no se pueden sacar los permisos" dado que no están empadronados en València en muchos casos. Así, esta hostelera reclama "buscar soluciones intermedias" puesto que la alternativa no puede ser "que estén estacionados en zona naranja y todo el día pagando", lamenta.