El proyecto de rehabilitación de las "covetes de Sant Joan" está atascado. La falta de acuerdo entre los propietarios del conjunto, de titularidad privada, para costear la intervención mantienen desde hace meses el proyecto en vía muerta. Todo después de que "Recuperem les covetes", el colectivo creado en 2019 por los propietarios de estos singulares bajos comerciales adosados a la fachada a la Iglesia de los Santos Juanes, obtuvieran en enero pasado el con frecuencia complicado visto bueno de la Dirección General de Patrimonio al proyecto de restauración, redactado por Carlos Campos, el arquitecto que dirige la restauración de los Santos Juanes, intervención costeada por la Fundación Hortensia Herrero.
La rehabilitación de las "covetes" con un coste estimado de 200.000 euros tenía que haber arrancado, según las previsiones de Recuperem, una vez terminadas las obras de la plaza del Mercat, que han rebajado la cota del frente de las covetes con una gran escalinata que da protagonismo al conjunto que ahora, sin restaurar, con pintadas y cubierto de vegetación, llama la atención en el contexto de la nueva plaza. El ayuntamiento ya ha recibido varias quejas ciudadanas por este motivo.
El conjunto, formado por 19 «covetes», una de las cuales pertenece a la Iglesia, es de titularidad privada, lo que complica la rehabilitación. Parte de los propietarios se niegan ahora a asumir la parte correspondiente del coste del proyecto de rehabilitación. Los que quieren seguir adelante con el proyecto se niegan, por su parte, a asumir la parte de los que no. Se han buscado sin éxito mecenas privados y se ha abierto una cuenta de change.org para recaudar dinero e impulsar la restauración, que cuenta con 200 inscripciones de apoyo.
Las "covetes" se construyen a comienzos del siglo XVIII bajo la amplia terraza anexa al templo, aprovechando el desnivel del terreno a los pies de la falsa fachada recayente a la plaza del Mercado. Las conocidas como covachuelas o covetes son pequeñas tiendas-taller construidas en dos fases, que se convirtieron en puestos fijos del mercado que se instalaba en la plaza desde tiempos de la conquista. Las covetes están doblemente protegidas por ser parte integrante del Bien de Interés Cultural de los Santos Juanes y por formar parte del entorno de protección de la Lonja, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El plan especial de protección de Ciutat Vella también las protege y blinda su uso como espacio comercial tradicional, vetando usos alternativos como la restauración.
El PEP de Ciutat Vella "permite el uso comercial vinculado al comercio de productos de la cerámica, textiles, bordados, bolillos, pasamanería, locales o negocios dedicados a la venta de elementos asociados con la cultura en general, libros, fotografías, muebles y objetos antiguos, obras de arte, joyerías, platerías, talleres de diseño o de artesanos y similares". Ese es el uso que persigue darle la asociación Recuperem les covetes, creada en 2019, con el objetivo de recuperar el conjunto y convertirlo en un zoco de artesanía. Se descartaron otras propuestas de uso municipales como convertir las covetes en una tienda de artículos vinculados a la Lonja, como las que funcionan en todos los grandes museos y monumentos. El ayuntamiento renunció en mayo de 2020 a ejercer el derecho de retracto de seis covetes que finalmente quedaron en manos privadas con el argumento de impulsar el mercado de artesanía que proponía la iniciativa privada. El alcalde, Joan Ribó, ha apoyado en primera persona el proyecto del mercado de artesanía, una de cuyas complicaciones es su encaje con la actual normativa. Los servicios de Licencias de Actividad y Patrimonio se han reunido para abordar la particularidad de las "covetes". Aunque es complicado, creen que la licencia podría concederse y se han buscado fórmulas para resolver carencias como los baños públicos mediante acuerdos de colaboración con el Mercado Central. Sin embargo, el proyecto sigue atascado.
