La ciudad de València atrae todos los inviernos y en muchas otras épocas del año a una gran cantidad de temporeros que cada mañana parten a trabajar en los campos cercanos a la ciudad y que por la noche, a falta de un lugar donde vivir dignamente, se refugian bajo los puentes, en chabolas o en fábricas abandonadas como la de Benimaclet, donde hace ocho meses murieron dos inmigrantes enfermos y la semana pasada murió un tercer inmigrante probablemente de frío. Las personas que viven allí lo explican muy claramente: trabajan en los campos para sacarse entre 20 y 30 euros al día y no pueden ir a albergues porque los horarios lo impiden o porque su situación legal les genera desconfianza. Y no hay ningún recurso municipal ni autonómico, como albergues especiales para temporeros, que dé cobertura a estas personas, como ocurre en otros municipios afectados por el mismo fenómeno.

Con las primeras muertes de la fábrica de Benimaclet se habló en el ayuntamiento de la posibilidad de abordar este tema de una manera diferenciada, pero finalmente no se hizo nada en ese sentido y las dos concejalías que podrían estar implicadas en este asunto -Servicios Sociales, en Manos de Compromís, e Inmigración, del Partido Socialista- aseguran no tener competencias en esta materia.

Legislación actual

Según fuentes de la Concejalía de Servicios Sociales, la ley de la Generalitat Valenciana de 2019 deja en manos de la administración autonómica la competencia para crear alojamientos de larga estancia, como sería el caso de los albergues para temporeros. A los ayuntamientos solo les permite establecimientos para emergencias sociales sobrevenidas. Por tanto, la posibilidad de crear un albergue para temporeros en la capital sería responsabilidad, aseguran las fuentes, de la Conselleria de Políticas Inclusivas.

Preguntada la conselleria por esta cuestión, puso en duda cuál es la competencia de cada administración y aseguró que haría consultas al respecto.