Las principales ‘atracciones’ navideñas ya empiezan a estar en pie en València el último sábado de noviembre, pero la afluencia este sábado por la mañana era más bien escasa. En la plaza del Ayuntamiento, que vuelve a acoger el árbol de Navidad, a mediodía eran contadas personas las que hacían uso de la pista de patinaje de ‘no hielo’, una novedad que genera opiniones divididas. Más éxito sí que tenía el tradicional tío vivo, donde suben mayores y pequeños, a la espera del encendido de las luces navideñas.

La pista de patinaje ‘no gusta mucho a los niños’, explicaba Vanesa, que junto a Esther defendía que si se pone pista, ‘que se ponga bien’ porque ‘se patina mejor con hielo’. Asimismo, ambas criticaban el “elevado” precio (9 euros por media hora, que son 11 si no se llevan guantes), mientras que sus hijos enseñaban que la pista está llena de pequeñas virutas de plástico, que se generan al patinar.

Algunas de las familias, como la de Sara, se preguntaban “de qué material es la pista”; mientras que otras como la de Mariví apostaban más por el tradicional tío vivo, situado frente al Palacio de Comunicaciones y bastante más concurrido. “Yo he traído a la nieta, que en la pista no puede”, explicaba Mariví.

En este sentido, la familia de María José, también en el carrusel, lamentaba que la pista de patinaje de este año no cuenta con una zona reservada para los niños más pequeños, como sí que hubo anteriormente, aunque les parecía bien que no fuera de hielo. “Así está mejor, porque gasta menos luz”, apunta María José. Su hija, Alicia, coincidía al bajar de la atracción con la nieta: “todo lo que sea economizar y ahorrar energía, está bien”, consideraba, al tiempo que apuntaba que subir a los caballitos conlleva muchos recuerdos: ‘¡Como si fueras una niña!’, aseguraba.

Sobre la pista de hielo también notan ya las diferencias los comerciantes de flores de la plaza. “El suelo siempre estaba lleno de agua y si todos nos aplicamos a que hay que ahorrar, me parece lógico que no se gaste electricidad en esto”, apuntaba una de las vendedoras a Levante-EMV. “El año pasado y el anterior la pista se descongelaba y estaba todo lleno de agua”, recuerda.

Una mujer observa las flores en la plaza del ayuntamiento. EDUARDO RIPOLL

Por último, coincidía en lo poco concurrida que estaba la plaza: “está muy parado y se vende menos que antes; con la subida de precios, hay más gente paseando que comprando… aunque es cierto que la gente en València siempre espera a última hora”, decía por experiencia. Falta por ver si los festivos de los puentes de diciembre contribuyen a aumentar el espíritu navideño de València, más allá de las grandes superficies.