La falta de vivienda social empuja a la infravivienda y la ocupación ilegal

València Acoge añade el problema del "racismo inmobiliario", cada vez más frecuente

Concentración en apoyo a los migrantes de la fábrica de Benimaclet.

Concentración en apoyo a los migrantes de la fábrica de Benimaclet. / EDUARDO RIPOLL

José Parrilla

José Parrilla

Cuando se pregunta a los residentes de la vieja fábrica de leche de Benimaclet, en la que han muerto este año tres personas de enfermedad y frío, por qué viven en condiciones tan precarias aseguran que no pueden pagar los alquileres que se piden actualmente en València. Tienen ingresos, pero no los suficientes. Y lo mismo pasa cuando los propios servicios municipales han entrado en el número 262 de la avenida Constitución y preguntan a alguna de las familias que han ocupado ilegalmente sus viviendas. La respuesta es parecida, sus ingresos no dan para pagar los alquileres actuales. Una pareja con su hija de 18 años aseguraba, en concreto, que tenían unos ingresos de 800 euros mensuales y eso no les daba para nada. Unos y otros coinciden en que si hubiera viviendas de alquiler social que ellos pudieran pagar, no estarían en la calle o en un piso ocupado ilegalmente.

Los programas fallan

Y es que la falta de vivienda pública y asequible es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la ciudad de València. Los distintos programas municipales y autonómicos no han dado resultado y la construcción de vivienda pública lleva unos tiempos que no son los de la gente más necesitada. Los presupuestos se multiplican, sobre todo ahora que se acercan las elecciones, pero las necesidades están ahí.

Para la organización Valencia Acoge, que trabaja con personas migrantes, el problema es claro: "La falta de un parque de vivienda pública para alquiler social influye en que mucha gente no tenga donde vivir". Fuentes de la organización creen que situaciones como las de la fábrica de Benimaclet no serían las mismas, y tampoco habría los mismos problemas de infravivienda y ocupación ilegal, cuyos protagonistas son, en muchos casos, familias con hijos menores.

Racismo inmobiliario

València Acoge añade, además, un segundo problema, que es el "racismo inmobiliario". "Hay gente que no alquila a negros o a árabes por el simple hecho de serlo y de estos nos están llegando casos muy a menudo", dicen fuentes de la entidad. "Luego llamamos nosotros y como somos de aquí no hay ningún problema para alquilar", explican.

"Hay gente que no alquila a negros o a árabes por el simple hecho de serlo"

Precisamente por este motivo el Gobierno de España está llevando a cabo una campaña de concienciación en la que se recoge expresamente este problema.

Finalmente, Valencia Acoge habla de los problemas de la inmigración irregular, los "sinpapeles", que están fuera de todos los cauces de ayuda en lo que a vivienda se refiere. Todas estas circunstancias hacen posibles situaciones dramáticas como la de la fábrica de Benimaclet, el 262 de la avenida Constitución o el poblado chabolista que cada día crece más en el viejo circuito de Formula 1.

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