Ribó pedirá al puerto una reserva de amarres para uso popular en la Marina de València

El concurso para la gestión de la lámina de agua incluye los cerca de mil amarres, restaurantes y dos pastillas de suelo terciario

La marina de València

La marina de València / ©Marga Ferrer

El concurso para la gestión de los amarres deportivos de la Marina de València en cuyos pliegos trabaja desde hace meses el Puerto de València irá más allá de la gestión de los cerca de mil puntos de atraque, entre los que se cuenta el pantalán central de superyates, también varios restaurantes con vistas privilegiada a la playa de la Malvarrosa, locales de uso comercial, una gran bolsa de suelo industrial de 55.000 m2 y otras dos parcelas edificables de uso terciario, de 5.500 y 1.600 m2, situadas junto al canal y la marina sur. Estos terrenos estaban destinados en el concurso para la gestión de los amarres convocado en 2018 por el Consorcio Valencia 2007, que finalmente quedó paralizado, a la construcción de un nuevo varadero y de edificios náuticos auxiliares.  

Estos terrenos estaban destinados en el concurso para la gestión de los amarres convocado en 2018 por el Consorcio Valencia 2007, que finalmente quedó paralizado, a la construcción de un varadero industrial. La intención ahora es incluir las dos parcelas, en las que se podría construir desde un club social hasta un centro para deportes náuticos en el concurso.

El concurso para explotar los amarres de la Marina de València, la mayor del Mediterráneo, por el que se han interesado empresas que gestionan marinas de lujo en Miami, Cannes o Ibiza, podría salir a licitación en el primer trimestre del año. Tras el acuerdo entre el Ministerio de Transportes, el ayuntamiento de València y la Generalitat de prorrogar la cesión de la Marina al Consorcio Valencia 2007 ante la falta de acuerdo sobre el futuro órgano de gestión de este espacio, el puerto tendrá que negociar con la ciudad el modelo de gestión de los amarres.

Como viene publicando este diario, el alcalde, Joan Ribó, no quiere que la Marina de València se convierta en un coto cerrado y elistista. "Queremos una marina popular", ha reiterado. Por eso, exigirá que en los pliegos de condiciones del contrato se incluya una reserva de al menos un tercio de los amarres para usos náuticos populares. También reivindicará tarifas reguladas y reserva de espacios en tierra para clubes deportivos locales. El alcalde, según ha sabido este diario, no quiere más "marina beach" o clubes de playa privados en la Marina. El puerto, destacan en Alcaldía, "no podrá aprobar nada sin acuerdo con la ciudad".

La liquidación del Consorcio València 2007 que arrancó hace un año tras la condonación de la deuda de la Copa del América (400 millones de euros) por parte del Gobierno de Pedro Sánchez y debía estar terminada el 31 de diciembre de este año. La falta de acuerdo sobre el reparto de los edificios y espacios a gestionar entre el puerto y la ciudad ha obligado a las tres administraciones implicadas (Gobierno, Generalitat y ayuntamiento) a reactivar el Consorcio para no generar más incertidumbre e inseguridad jurídica en las empresas que funcionan en la Marina o que tienen interés por instalarse allí. La comisión liquidadora que se formó para negociar el reparto de bienes de la Marina no ha logrado acuerdos en relación a cuestiones como la titularidad de los pantalanes de la dársena, valorados en cinco millones de euros, tampoco sobre el futuro de la actual plantilla del Consorcio, donde se incluye personal de administración y de marinería.

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