Un 80 % de los quioscos de València ya presta el servicio de paquetería

Los clientes recogen la mercancía y aprovechan para comprar algún producto

José Luis Álvarez recoge paquetes en su quiosco. | FRANCISCO CALABUIG

José Luis Álvarez recoge paquetes en su quiosco. | FRANCISCO CALABUIG / josé miguel vigara. valència

José Miguel Vigara

José Miguel Vigara

Hasta un 80% de los quioscos de prensa de València y provincia prestan ya el servicio de paquetería, lo que supone para buena parte de estos establecimientos un ingreso notable, o al menos, una fuentes de ingresos complementaria, que les permite hacer frente a los gastos fijos del negocio o a otros como la cuota de autónomo.

Antes de la pandemia, el sector de la entrega de paquetería desembarcó en puntos de venta como quioscos, tiendas, comercios e incluso estancos. Ahora, después del confinamiento, y por tanto de 2019 a esta parte, esta actividad comercial se ha intensificado más si cabe.

La venta «online» ha disparado este servicio que ha reforzado a los quioscos como Punto de Recogida de toda clase de paquetes. Bien es cierto que este negocio se ha perfeccionado y ha mejorado respecto a hace unos años. «Hace 4 o 5 años empecé a dar este servicio de paquetería -cuenta José Luis Álvarez, quiosquero de la calle Fuencaliente-. Trabajaba con una agencia de transportes que me traía lavadoras, televisores y hasta puertas», comenta entre risas. Aquello le resultaba un problema debido a que no dispone de un almacén tan grande para prestar este servicio.

Por tanto, se cambió a GLS y, a partir del mes que viene, también colaborará con Riley, compañía que distribuye la ropa de segunda mano de la aplicación Winted. «De cada envío me gano una comisión que oscila entre el 5 y el 10%, lo que supone al final de mes unos 40 o 50 euros», comenta el responsable del quiosco El Barri. «Es un ingreso adicional y complementario que te viene muy bien», explica. Además, cuando el destinatario viene a recoger su mercancía «normalmente se compra una cerveza, un paquete de snacks o unas chucherías», lo que supone una venta añadida.

Sobre todo, en el Black Friday o en Navidades se trabaja mucho. Eso sí, «yo no acepto devoluciones ni hago embalajes del producto, ni envuelvo la mercancía, solo soy un punto de recepción», aclara. Los transportistas visitan el hogar de un cliente cercano al quiosco y si no está en su casa acuden directamente a este punto de venta para dejarlo. Luego, el comprador que no estaba en su casa en el momento de la entrega, tiene la tranquilidad y comodidad de que puede recogerlo en el quiosco con un margen horario amplio.

"Hace que entre gente"

Ángel Martínez, del Kiosko Senabre, coincide en el análisis de su compañero. Empezó a actuar como punto de recogida de mercancías antes del confinamiento, en 2018. Trabaja con todas las operadoras del sector como Amazon, Zalando o Celeritas por citar algunas.

El motivo está claro: «Hay que moverse porque mientras decaen algunas actividades comerciales hay que reforzar otras vías de negocio», comenta. «La paquetería hace que entre gente que puede comprarte un paquete de tabaco, unos caramelos o un paquete de chucherías», dice. Esto te deja «un porcentaje de dinero» que ayuda al global de la caja.

"Forma parte de la diversificación del negocio y funciona muy bien"

Ana Valle, presidenta de la Asociación Profesional de Vendedores de Prensa de València y Provincia, señala que el 80% de los 230 asociados de esta entidad ya operan como punto de recogida y entrega de paquetería. «Forma parte de la diversificación del negocio para captar otras vías de ingresos complementarias a la prensa y las revistas» como puede ser comercializar las recargas de tarjetas de transporte y de móviles, u ofrecer a sus clientes cafés, bebidas o comida rápida envasada. Dependiendo de la ubicación del punto de venta, de la mayor o menor superficie que tenga el local, o del horario que tenga el quiosco, lo cierto es que la paquetería «es una ayuda muy grande», pues hay quiosqueros «que se sacan los gastos de la tienda, el autónomo, la luz....». También es cierto, como afirma Ana Valle, que hoy la entrega y recogida de mercancía «no tiene nada que ver a cuándo empezó hace años». Recuerda, comenta, «que nos traían a los quioscos hasta colchones», lo que ahora no ocurre. «Además, la entrega es mucho más ágil, no nos quita tiempo para atender a nuestros clientes del día a día», matiza Valle, que recalca que con esta actividad los quioscos contribuyen a dar «un servicio público». Eso sí, el sector necesita más ayuda del Ayuntamiento de València a la hora de poder trabajar a pie de calle.

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