"Sabemos que esto no se resuelve en un fin de semana, pero creo que queda claro que no vamos a tolerar situaciones incívicas". La presentación de una nueva dotación de motos para la Policía Local ha sido el telón de fondo en el que la alcaldesa María José Catalá ha puesto sobre la mesa la primera campaña anti botellón, desarrollada durante el fin de semana en el que han intervenido "doscientos agentes", en lo que es "un despliegue humano de medios sin precedentes" en "lugares tan sensibles como la calle San Vicente y en otros puntos de la ciudad especialmente sensibles o donde los vecinos muestran más quejas". Todo ello, según ha explicado, para dejar claro que "en la ciudad va a haber una situación de control".

Una cosa es querer acabar con un problema social y otra poder hacerlo a corto, medio o largo plazo. El nuevo equipo de gobierno, ante el inicio del curso escolar y azuzado además por los recientes incidentes ocurridos alrededor de la Creu Coberta, anunció para el pasado fin de semana un refuerzo en el control preventivo de las zonas de ocio y de botellón. 

Y la principal conclusión extraída es la que cabía esperar: que una cosa es poner medios y tener una buena noche, donde los incidentes escasean ante la presencia policial, y otra, que esto pueda mantenerse en el tiempo o que el botellón sea desterrado en cuestión de poco tiempo. Por eso, la alcaldesa reconoció que las cosas no son fáciles y aparte de «agradecer» las actuaciones llevadas a cabo por los operativos, ya que su presencia «evitó aglomeraciones», también reconoció que «somos conscientes que queda mucho trabajo por hacer y es importante también la concienciación ciudadana. Es necesario respetar el derecho al descanso de los vecinos»

Balance: 48 intervenciones, 36 inspecciones y 9 denuncias

El balance del fin de semana se saldó con un total de 36 inspecciones en zonas de ocio, que derivaron en nueve denuncias administrativas, consecuencia de infraccciones como la ocupación de vía pública, contaminación acústica, servicios en vía púlbicade consumiciones o cuestiones de aforo y medidas de evacuación.

Así mismo se practicaron 48 intervencionesen materia de prevención de botellón y conflictos, actuación en locales, controles de tráfico, etcétera.

Doscientos agentes se dejaron ver, con diferente suerte, por las zonas más calientes de la ciudad: Honduras, Cedro, Roqueta, Creu Coberta. De hecho, hasta los afectados de Roqueta (el tramo de la calle San Vicente en la Plaza de España) mostraron su satisfacción por la presencia de patrullas. El problema es que esa presión no se puede mantener durante todos los fines de semana. La plantilla de agentes es la que es en estos momentos -tras la incorporación de la última tanda- pero, así lo reconocía el edil de seguridad ciudadana, Jesús Carbonell, «necesitamos acabar la legislatura con esos 500 agentes nuevos que permitirían tener una plantilla amplia y a la altura de las necesidades» de la que Catalá proclama que quiere que sea «la ciudad más segura de España». 

Lo cierto es que la presencia policial espanta a los botellones, pero ¿dejan de existir? Obviamente no, pero Carbonell apelaba a que «evitar el botellón de una zona no es trasladarla a otra. Es diluirlo. Si, es probable que se vayan a otro sitio, pero no todos quedan de acuerdo en ese otro sitio». En definitiva, que la solución raya en lo imposible, porque no deja de ser un problema global. Por eso también apelaba a una cuestión escuchada otras veces, con toda suerte de colores políticos: «la solución definitiva es una cuestión educacional, desde los colegios, donde también trabajamos, como en los entornos familiares». 

Lo cierto es que Catalá asegura que será inflexible: «Sabemos que esto no se resuelve en un fin de semana, pero creo que queda claro que no vamos a tolerar situaciones incívicas».

Había hasta tres concejalas del PSOE en el acto de presentación de las nuevas motocicletas de la Policía Local -donde se hizo este análisis-: María Pérez, Maite Ibáñez y Nuria Llopis. La primera, como portavoz de cuestiones de movilidad y seguridad, tenía una visión diferente: hablaba de «vacío político» al frente de la Policía Local de València y de que los botellones, los había, y que ese «vacío» es el que «impide que se actúe contra el botellón que han vuelto este fin de semana y vuelve a dejar en evidencia la incapacidad de trabajo de la alcaldesa María José Catalá.

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Presentación de las nuevas motos de la Policía Local

15 motos, 150.000 euros

Las motos presentadas son un total de quince, con un desembolso cercano a los 10.000 euros por unidad, unas unidades móviles "importantes por su autonomía y su versatilidad para resolver cuestiones de urgencia". Lo definió Catalá como "una de las primeras compras con las que vamos a reforzar al personal de la policía local paraque dispongan de todos los recursos posibles", dentro de lo que es uno de los mensajes más repetidos en campaña electoral. "Vamos a reforzar plantilla y medios para que Valencia se convierta en una de las ciudades más seguras".