Las humedades persiguen a la Basílica desde hace una década
Los problemas de estanqueidad de la cubierta se empezaron a ver al poco de terminar la restauración de 2012, que duró 14 años

Manchas de humedad en el exterior de la cúpula de la Basílica. m.a.montesinos | FERNANDO BUSTAMANTE
Pocos monumentos históricos escapan a las temidas filtraciones de agua y humedades y la Basílica de la Virgen (1666) no está entre ellos. La entrada de agua en la cúpula daña desde hace tiempo las valiosas pinturas murales obra de Antonio Palomino de la bóveda en las que ahora ha puesto el foco la Societat Valenciana d’Història de l’Art y el Círculo por la Defensa del Patrimonio. Las humedades que están dañando las pinturas del templo mariano son un problema que se arrastra desde hace más de una década. La basílica fue objeto en 1998 de una rehabilitación integral para evitar el colapso de la cúpula, que entonces sufría graves problemas estructurales, en la que también fueron recuperadas las pinturas de Antonio Palomino que el humo de las velas había ennegrecido.

Las humedades persiguen a la Basílica desde hace una década
La restauración de la cúpula, el tambor y las pinturas obtuvo en su día el Premio Europa Nostra que reconocía de manera especial «la forma en que se han resuelto los complejos problemas técnicos que planteaba la conservación de esta cúpula, así como la utilización de nuevas tecnologías para la detección y diagnóstico de las patologías que afectaban a su conservación y su inspección y seguimiento». La restauración impulsada por la Fundación para la Restauración de la Basílica duró 14 años (1998-2012) y fue llevada a cabo un amplio equipo de arquitectos y restauradores de la Universidad Politécnica de València con Ignacio Bosch al frente. La prolongada y azarosa intervención no terminó, sin embargo, con los problemas de estanqueidad de la cubierta, como se empezó a ver al poco tiempo de terminar las obras.

Las humedades persiguen a la Basílica desde hace una década
El deterioro de las pinturas de Palomino por la humedad y las eflorescencias salinas que se «comen» la capa pictórica son visibles en el interior del templo, pero también en las fachadas exteriores, especialmente en el tambor donde se aprecian grandes manchas blancas de humedad, visibles desde la calle. La Societat Valenciana d’Història de l’Art y el Círculo por la Defensa del Patrimonio han señalado como origen de las filtraciones el alero desprovisto de teja añadido en la restauración de 2012, aunque los restauradores del patrimonio consultados por este diario, aseguran que el problema no es solo esta cornisa. En la restauración dirigida por Bosch hubo otros añadidos como la escalera metálica para el mantenimiento del exterior de la cúpula que se ancló a los muros de ladrillo y la cubierta de teja vidriada, que tampoco ayudan a la estanqueidad de la cubierta.

Las humedades persiguen a la Basílica desde hace una década
Expertos en recuperación del patrimonio histórico señalan que el problema podría estar en la propia cubierta de teja vidriada, en la que se aprecian piezas sueltas o mal colocadas. El agua se filtra desde ahí a la cámara que hay entre la cubierta y la bóveda de Palomino.
Incluso el toldo instalado, y nunca desplegado, hace ya once años en la cubierta de la Basílica podría estar contribuyendo al deterioro de la cubierta. El peso y los anclajes del parasol motorizado de grandes dimensiones instalado en la etapa de Rita Barberá acumula suciedad de todo tipo y cuando llueve agua.
La restauración de la Basílica que arrancó en 1998 sufrió todas las vicisitudes propias de una gran obra, desde problemas de financiación, cambios en el proyecto, en el contratista y en la dirección e incluso una orden de paralización de la Dirección General de Patrimonio, que tumbó la propuesta de Bosch de recuperar la luz natural en el interior de la cúpula, que quedó cegada en 1701 cuando se colocó la bóveda interior que decoró Palomino. La intervención suponía perforar la cúpula con más de 200 agujeros y se pensó que pondría en riesgo la obra pictórica de Palomino por lo que Patrimonio no la aprobó.
La rehabilitación integral de la Basílica se dividió en tres fases. Las dos primeras costaron 6,5 millones (2,9 para la cúpula y 3,6 para las pinturas). La consolidación de la cúpula, el tambor y la linterna arrancó en 1998 y acabó en 2004. Durante todo ese tiempo un gran capuchón de lona blanca tapó los andamios y ocultó la cúpula. La segunda no empezó hasta 2007 y se centró en la restauración de las pinturas, de la mano de Pilar Roig, y en otras actuaciones en el interior del templo como la preinstalación del aire acondicionado. En 2009 empezó la última fase en la que se pintaron las fachadas y se limpiaron y repararon las cubiertas. Además se acometió la renovación e instalación de un nuevo toldo para sombrear la plaza de la Virgen durante los eventos festivos (obra que asumió el ayuntamiento).
Pese al tiempo, dinero y esfuerzo invertido hace una década en la restauración del templo, lo cierto es que los problemas de humedad y filtraciones no se han resuelto y las pinturas de Palomino restauradas en todo su esplendor en 2007 vuelven a estar deterioradas en varias zonas.
La secretaria autonómica de Cultura, Paula Añó, y la directora genera de Patrimonio, Pilar Tébar, visitaron este miércoles la basílica y se comprometieron a buscar soluciones con los responsables de la Basílica y anunciaron, tras años de abandono, una nueva etapa de apoyo a la recuperación del patrimonio eclesiástico. Añó y Tébar también visitaron la Catedral donde se espera desde hace meses el informe favorable de la Conselleria de Cultura, ahora gobernada por Vox, para llevar a cabo la restauración, primero de la cubierta exterior y posteriormente de los frescos renacentistas de los ángeles músicos del altar mayor.
la humedad deteriora las pinturas de palomino en la basílica de la virgen. Daños en la joya pictórica del barroco valenciano en la Basílica. 1 yy 2 Una de las figuras alegóricas de la cúpula de la Basílica restaurada en 2007 que ahora aparece deteriorada por desprendimiento de la capa pictórica. F
3 La bóveda de Palomino representa a la Trinidad y la Virgen con coros de ángeles y se cuentan 75 personajes.
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