Una marea recorre València en defensa de una vivienda digna
Vecinos y vecinas de la capital del Turia salen a la calle para exigir el fin de la especulación y la turistificación bajo el lema "València s'ofega"

Fernando Bustamante

Miles de valencianos y valencianas han inundado (unos 50.000 asistentes según la organización, 15.000 según las cifras de la Delegación del Gobierno) el centro de la capital del Túria en defensa de una vivienda digna y contra la turistificación. Las cuatro columnas –movilizaciones previas– desde diferentes puntos de la ciudad se han encontrado en las Torres de Serranos. Bajo el lema "València s'ofega", los asistentes han clamado contra la subida de precios del alquiler y el crecimiento de pisos turísticos, que arrastra, denuncian, hacia la expulsión de los barrios. Así lo reivindican en un manifiesto que se ha leído en la plaza del Ayuntamiento al que se han adherido las casi 200 entidades y colectivos que protestan esta tarde.
Las y los portavoces de 'València no està en venda', Alba Font, María Alandes y Pablo Ramos han sido los encargados de cerrar la protesta con la lectura del manifiesto en el que se pedía que "no podemos permitir que nuestro país se ahogue en la especulación. Reivindicamos un futuro junto y sostenible”.
"Tenemos que revertir de manera urgente la mercantilización de la vivienda, entenderla como un derecho y no como una mercancía. Queremos vivienda universal y gratuita", aseguran en el documento. Los datos indican que la situación es ya crítica: el precio del alquiler en València se sitúa, de media, por encima de los 1.600 euros, según los datos del segundo trimestre de 2024 de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València —el máximo crecimiento nacional—; y la ciudad acumula 11.662 apartamentos vacacionales. Los cajetines de llaves que cuelgan de bancos, bicis y árboles son testimonio de su proliferación.

Manifestación en València contra la especulación con la vivienda bajo el lema "València s'ofega" / Fernando Bustamante
Así, con un parque público insuficiente, la frustración y la angustia ante esta crisis de la vivienda es compartida por los vecinos y vecinas. Ya no es tan solo un problema de "jóvenes". "Tengo casi 40 años y sigo viviendo con mi madre, de 73 años. Después de 17 años en esta casa, hace seis meses que nos notificaron por burofax que no nos renovaban el alquiler. El 30 de noviembre se acaba el contrato, y ha sido inviable encontrar otro piso. Mi madre vive con una pensión de viudedad y yo soy autónoma. Para acceder a un alquiler me piden unos seguros de impagos, así que solo he podido ver dos viviendas. Ni siquiera tengo opción de poder entrar a los 'castings de las miles de personas que nos vemos en la situación de buscar alojamiento ya no solo en Valencia, sino también fuera de la capital. Como máximo podemos pagar 850 euros, y a ese precio no encontramos nada que se ajuste las necesidades de mi madre, que tiene patologías importantes", comparte con Levante-EMV una vecina de Monteolivete que prefiere mantener el anonimato.
Esta tarde ella se une a la marea valenciana en defensa de la vivienda para apoyar a los que, como ella, se ven ante la posibilidad de perder su hogar. "Soy artista y tengo la gran suerte de poder tener un altavoz y un micrófono en el cual poder expresarme. Lo hago cada vez que me subo a un escenario. Tenemos que movilizarnos y exigir que se acabe esta situación. La barbaridad de familias y personas que conozco que están igual es impactante. La unión siempre hace la fuerza. Hay que regularlo. Debemos reivindicar que esto tiene que parar", subraya.

Fernando Bustamante
“Si mi salario va para mi casero, ¿qué me queda?”
“Si mi salario va para mi casero, ¿qué me queda?”, “Foc a l’especulació”, “Vull viure al meu barri” o “La ciutat per a qui l’habita” son algunas de las consignas que de pueden leer en una Valencia que ha salido en masa a las calles. “Llevo casi tres años viviendo aquí. Empecé pagando 200 euros por un piso compartido y ahora los precios están como mínimo por los 400. Ahora mismo vivo con mi pareja, y creo que a largo plazo vivir con un solo sueldo o mis padres con una hipoteca lo veo imposible a día de hoy. Nosotros dedicamos el 50 % de nuestro sueldo en el alquiler. Lo puedo pagar gracias a que no estoy yo solo”, cuenta Jesús San Agustín, un vecino de Valencia de 25 años.
El recorrido
La protesta ha dado comienzo desde las distintas columnas que han partido de diferentes puntos de València. La columna del norte ha salido desde el centro cultural La Protectora (la Saïdia) y la plaza de Benimaclet. La del este desde el Pont de la Mar. La del suroeste desde la plaza de Roma. Y la del sur, desde la entrada principal del Parc Central. La marcha recorrió el siguiente itinerario hasta la plaza del Ayuntamiento: plaza dels Furs, calle de Serrans, plaza de Manises, calle Bailia, plaza de la Virgen, calle Micalet, plaza de la Reina y calle de Sant Vicent, para finalizar frente al consistorio.
Algunas de las reivindicaciones principales, compartidas de forma íntegra en la web valenciasofega.org, piden declarar València como zona tensionada, prohibir los apartamentos turísticos y promover una regulación urbanística estricta del negocio hotelero y parar la entrada de cruceros, entre otras.
El listado de adhesiones a la protesta está formado por más de 191 colectivos. Entre los más representativos está la Federació d’Associacions Veïnals de València (FAAVV), Acció Cultural del País Valencià, EntreBarris, Ecologistes en Acció, Comissió Ciutat Port, CGT, CAVE-COVA (Confederació d’Associacions Veïnals de la Comunitat Valenciana), Coordinadora d'alumnat, pares, mares i professorat per l'ensenyament en valencià, Escola Valenciana, Intersindical, Sindicat d'Habitatge de València y València Acull. En la relación de nombres también aparecen los partidos Compromís, Podemos y Sumar.
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