La emergencia social en València obliga a crear cuatro nuevos albergues municipales
La concejalía de Marta Torrado ha detectado un incremento de personas asentadas en el antiguo cauce y busca mitigar el problema
Las oenegés denuncian que las autoridades están retirando las tiendas del río pese a que la ciudad se ha quedado sin plazas de acogida

Varias tiendas de campaña instaladas recientemente en el antiguo cauce del Turia / Miguel Angel Montesinos
La temporada de lluvias y el descenso de las temperaturas llegan a València en mal momento. La ciudad vive una verdadera emergencia social y los recursos de acogida urgente no dan abasto. En las últimas semanas han aparecido en el antiguo cauce del Turia multitud de tiendas de campaña diseminadas a lo largo de los nueve kilómetros de jardín, algunas solitarias y otras agrupadas en pequeños asentamientos.
La voz de alarma la ha dado la Mesa d’Entitats de Solidaritat amb els immigrants. Denuncian que las personas sin hogar en València se enfrentan a un problema doble: «En los albergues municipales nos dicen que hay unas 100 personas en lista de espera, pero además en el cauce les están retirando sus enseres e incluso las tiendas de campaña. Van a un comedor social y cuando vuelven ya no tienen nada. Hemos hablado con una docena de personas a las que les ha pasado esto», denuncia Txema Toribio, portavoz del colectivo. «En el río hay asentamientos de personas de 50 y 60 años, algo que no habíamos visto», cuenta Toribio.
En la concejalía de Servicios Sociales no les consta esta práctica, dicen que el dispositivo de limpieza trabaja bajo supervisión de la Policía Local y esta no ordena retirar tiendas. En cuanto a la intervención de carácter social los servicios municipales operan coordinadamente con la unidad X4 y un protocolo en el que no se contempla la retirada de infraviviendas.
Sí les consta, en cambio, la emergencia social. «Efectivamente hemos detectado un problema», reconoce Marta Torrado, concejala de Servicios Sociales, que observa dos perfiles prevalentes en el sinhogarismo actual: migrantes sin red de acogida y nacionales con situaciones personales delicadas.
Torrado atribuye el drama humano que vive València al importante incremento de solicitantes de protección internacional, competencia del Ministerio de Extranjería pero canalizada a través del Centro de Apoyo a la Inmigración (CAI), un servicio municipal. «Escribí a la Delegada del Gobierno para pedirle una reunión, porque muchos llegan de Canarias y en Extranjería no les dan cita. Pero la Delgada no contestó», lamenta.
Paralelamente, la concejala ha pactado conservar la gestión de los futuros albergues municipales -durante el Botànic las 160 plazas de Casa Caridad, Ciudad de la Esperanza o el albergue de Cáritas fueron transferidas al Consell- y, tras una modificación en la normativa autonómica, prevé poner en marcha cuatro «Centros de Alojamiento Urgentes para Personas en Exclusión Social».
Convenio con entidades
Uno de ellos será el Centro de Emergencias Sociales (CAES) de la calle de Santa Cruz de Tenerife, que actualmente abre tres meses al año como refugio climático y a partir de 2025 abrirá los 365 días del año reconvertido en alojamiento estable. El trámite ya ha salido despachado de Servicios Sociales, falta calcular el coste de un proyecto que además ampliará la dotación de plazas anexionando una nave trasera.
Los otros tres centros de alojamiento urgente se crearán tras firmar un convenio con entidades sociales, que decidirán el emplazamiento y la habilitación de edificios ya construidos pero sin el uso pretendido. El ayuntamiento quiere abrir los cuatro centros en 2025 y organizarlos según los perfiles de las personas sin hogar: mujeres, migrantes jóvenes, mayores con patologías, etc. Cada uno de ellos contará con 30 plazas. A estos se sumará el albergue de Rocafort cerrado desde marzo.
El consistorio confía en mitigar la emergencia con los centros, pero un cuerpo al raso no entiende de plazos, menos debajo de una DANA. Las entidades reclaman empatía y no tirar tiendas a la basura porque «la situación de mucha gente en València es desesperada».
Reordenan el CAI por la familia que durmió en el río
La concejalía de Marta Torrado ha impulsado una reestructuración en el Centro de Apoyo a la Inmigración -servicio municipal de primera acogida- después de que Levante-EMV contara el caso de una familia que durmió en el antiguo cauce durante nueve días con un niño de siete años y una mujer mayor necesitada de una máscara de oxígeno. La omisión de socorro a un menor es una de las líneas rojas del ayuntamiento y, tras la denuncia realizada por la familia, Torrado reemplazó a la directora y reordenó el servicio. Pero la historia contada en este periódico era solo la punta del iceberg, pues según han venido denunciando diferentes entidades sociales, tanto el CAI como el SAUS -atención en situaciones de urgencia social- han evidenciado un colapso de recursos que se ha terminado traduciendo en la desatención presencial o telefónica de cualquier tipo de caso. «En el CAI no cogen el teléfono, es imposible dar con ellos», ha sido la queja continuada de oenegés y usuarios del servicio. «Hay una nueva directora y tiene la orden de atender a todo el mundo y hacer derivaciones. Si no tenemos plazas de acogida pagamos hostales. Un niño en la calle no había pasado nunca», ataja la concejala.
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