Rescate agónico en La Torre: “Mi vecino pasó cuatro horas enganchado al sofá”

La riada engulló a una mujer en su patio y a su marido en el salón. Los residentes de una finca adyacente se organizaron, con la ayuda de los bomberos, para devolverlos a la vida

La riada anega La Torre

La riada anega La Torre / LEVANTE-EMV

Claudio Moreno

Claudio Moreno

La Torre ha sido la pedanía de València más afectada por la devastadora Dana. Los vecinos vivieron horas de auténtica angustia desde que un tsunami de agua y lodo entró en tromba alrededor de las 19.30 horas del martes. La ola anegó la pedanía y muchos vecinos se vieron atrapados. 

Saray Lacasa estaba en su piso de la avenida Real de Madrid —en una primera planta— cuando empezó a escuchar los gritos de la vecina. “¡Socorro, socorro!”, gritaba desde el bajo de la finca adyacente. Al asomarse vio a Emi con el agua al cuello. La mujer, de unos 80 años, salió en el momento que empezó a anegarse su casa, pero aquel pequeño espacio se convirtió en una trampa mortal. 

“Ella pedía que le tirara una cuerda y la subiera, cosa que era imposible, porque yo no tenía cuerda ni fuerza suficiente para sacarla yo sola de allí”, rememora la residente de La Torre. “Intenté ponerme en contacto con el 112 y los bomberos, pero fue imposible, estaba colapsado. Entonces llamé al vecino de arriba y este fue puerta por puerta alertando a los vecinos del edificio”. 

Bajaron todos, incluidos varios afectados de Catarroja que se habían refugiado en el bloque. La casa se volvió un caos. El niño de Saray preguntaba si se iban a morir. El improvisado equipo de rescate empalmó varias cuerdas y las ató a escaleras y verjas. Entre todos amarraron y descolgaron a uno de los chicos de Catarroja. Emi estaba a punto de ahogarse, gritaba desesperada, pero el hombre consiguió subirla a rastras por la fachada. Entre cuatro la cogieron por los brazos y la pusieron a salvo. 

No estaba todo el trabajo hecho. Cuando Emi salió al patio su marido Miguel quedó encerrado dentro de casa. La fuerza del agua arrastró los muebles hacia la puerta de salida, bloqueándola por dentro. Mientras duró el rescate de su mujer, Miguel no dio señales de vida. Tampoco después. Los vecinos lo llamaban en vano. “Llegamos a darle muerto. No sabíamos si decírselo nosotros a Emi o llamar a su hijo para que se lo dijera él”. 

Y de repente uno de los vecinos dijo “¡se le oye!¡¡Se oye a Miguel!!”. Saray y sus vecinos avisaron a los bomberos, en ese momento por la zona rescatando a gente con una lancha. Estos rompieron los muebles atascados y accedieron al bajo. Emi preguntaba que por qué no salían, que llevaban mucho tiempo dentro. Los bomberos hallaron a Miguel enganchado al sofá. Estaba vivo. Resistió cuatro horas en el agua con 80 años. “No sabemos cómo lo logró”, confiesa Saray, que esa noche alojó a multitud de rescatados en su casa, Emi y Miguel incluidos.   

“Pensaba que había fallecido de hipotermia, el agua estaba congelada y ellos son personas mayores, con sus tratamientos y sus achaques. Fue una tortura. La angustia de saber que tienes que hacer algo y no les puedes dejar morir. Con diferencia, la peor noche de nuestras vidas”, dice Saray emocionada muchos días después. El shock persiste y el duelo será largo, las historias de valentía y altruismo tal vez ayuden a sobrellevarlo. 

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