Diez mil recuerdos manchados de barro
Un equipo de 120 alumnos de Restauración y Conservación de la Universitat Politècnica (UPV) trabaja para conservar la memoria de las personas golpeadas por la dana. Hasta ahora han recuperado miles de imágenes y tienen en espera otras 100.000, que guardan en frío para evitar la proliferación de hongos. La acción tiene una enorme carga emocional

JM López

Nadie se para a pensar en las fotos de boda de los abuelos cuando cree que lo ha perdido todo. Después de la trágica dana del 29 de octubre lo urgente era rescatar cuerpos y quitar barro, pero el paso de los días va dejando otras inquietudes. Una de ellas tiene que ver con la memoria de las personas golpeadas por la gota fría del siglo.
Los estudiantes del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la UPV llevan desde el lunes 4 de noviembre recogiendo y recuperando fotografías manchadas de lodo. Son más de 120 voluntarios de entre 23 y 27 años organizados bajo la coordinación de tres docentes y encuadrados en el proyecto «Salvem les fotos», del que forman parte las cinco universidades públicas de la Comunitat Valenciana.

Fotos afectadas por la dana / J.M.López
Solo en la UPV han intervenido ya más de 10.000 fotos. Además esperan 700 álbumes, 300 lotes de fotos sueltas y otras tantas imágenes enmarcadas. En el departamento calculan que faltan por recuperar unas 100.000; más las que entren. «No paran de venir. Hoy ha llegado una furgoneta cargada de álbumes y un cajón lleno de agua con fotos dentro. Parece que se ha despertado la conciencia de rescatar los recuerdos», dice Esther Nebot, una de las coordinadoras del proyecto.
Junto a los estudiantes de Conservación y Restauración -algunos ya egresados-, muchos chavales de otras carreras se volcaron desde el principio con el proyecto. Fueron a los pueblos de la zona cero con carteles donde recomendaban no desechar las fotos familiares. Acudieron con mochilas repletas de alimentos y medicinas y las trajeron llenas de álbumes. El boca-oído y la difusión en redes sociales ha funcionado como altavoz para convertir «Salvem les fotos» en un caso de éxito.

Recuperación de recuerdos familiares / J.M.López
El proceso de salvaguarda está compuesto de varios eslabones. Cuando llegan los lotes de álbumes o fotos apelotonadas se dejan fuera del laboratorio. Poco a poco entran y los estudiantes los van registrando en fichas para no perder la cadena propietario-álbum. Hacen un control informático y otro manual. Una vez registradas, las fotografías pasan a neveras y congeladores, evitando de este modo el crecimiento de hongos. Los voluntarios llevan mascarilla y la sala cuenta con purificadores de aire para eliminar las esporas de moho.
De ahí pasan a la zona de desmontaje del álbum, donde se hace una fotografía inicial que registra el estado y la secuencia de las imágenes. Algunas fotos pueden despegarse y otras necesitan tiempo de secado. El departamento de la UPV tiene 35 promociones de restauradores en la calle. Cuenta con grado, máster, doctorado e instituto de investigación. Es único en España. Pues bien, el equipo aprende sobre la marcha porque tiene controlada la teoría pero nunca había lidiado con un reto técnico -y emocional- de semejante magnitud.

Fotografías dañadas por el lodo / J.M.López
A continuación pasan a la zona de lavado con agua y agua destilada, con cuidado de no hinchar la capa de gelatina, y seguidamente las llevan al punto de secado en rejilla, tendido o forzado por ventilación. Una vez secas, las imágenes acaban en la mesa de montaje de álbumes. Los estudiantes entregan carpetas con secuencias ordenadas que respetan la carga psicológica de la acción. Un sobre con postales sería frívolo. Además digitalizan cada imagen y las reúnen en un pendrive que dan con las carpetas físicas.
"Ya tenemos demasiados Ecce Homos"
El proyecto “Salvem les fotos está formada por las cinco universidades de Valencia (Universitat de València, Universitat Politècnica de València, Universitat Jaume I de Castelló, Universitat d’Alacant y Universitat Miguel Hernández d’Elx), el L’ETNO (Diputació de València), el museo de l Horta Sud y el GE-IIC. En la UPV trabajan bajo la coordinación de las docentes Esther Nebot, Pilar Soriano y Pedro Vicente Mullor. El ingente trabajo de los voluntarios sirve para recuperar la memoria de los afectados, huelga decirlo, sin coste para ellos; pero además ayuda a visibilizar y dignificar la profesión del restaurador. "Ya tenemos demasiados Ecce Homos", lamentan.
«La tónica general es la misma. Te llega un correo de alguien donde dice que ha perdido todos sus recuerdos», cuenta María, una de las restauradoras. «Suele ser la boda de sus padres, las fotos de los abuelos, la comunión, el viaje con los amigos… y te preguntan, ¿podéis hacer algo?», narra. Es una cuestión de soporte. Una persona puede tener una cantidad ingente de imágenes en el móvil pero son las expuestas en un marco las que construyen recuerdo.

Álbum familiar afectado por la riada / J.M.López
«Los primeros días me afectó el álbum de unas bodas de oro celebradas en 1997», añade Nebot. «Las fotos estaban intercaladas con un papel de seda negro precioso. Estaba deshecho. Tenemos una responsabilidad porque muchas de estas piezas solo están en formato físico y es la única memoria familiar», continúa. «También procuramos tener descanso mental. Yo he llegado a soñar que se inundaba mi casa y perdía todas las fotos de mis padres», confiesa la coordinadora.
De momento el proyecto está centrado en evitar que la gente tire sus fotos -impulso lógico cuando de repente todo es basura-, frenar el crecimiento de hongos y recuperar aquellas imágenes que no exigen gramdes tratamientos. En una segunda fase restaurarán imágenes con valor histórico y avanzarán en la reconstrucción mediante inteligencia artificial.
Cuando terminan esta primera salvaguarda a menudo almacenan los álbumes en la UPV porque muchas familias siguen sacando barro de sus casas. Las viviendas no están preparadas, las personas menos aún. "Yo tengo listo paraa entregar 20 álbumes. Los sacamos de un bajo de principios del siglo XIX en Catarroja. La casa guardaba los recuerdos de varias generaciones", dice Ferrando, un restaurador voluntario. "La mujer estaba desquiciada porque lo había perdido todo. Lo primero que hizo fue tirar los álbumes con un montón de escombros. Al decirle que podíamos recuperarlos se echó a llorar. Hay gente que tiene más aprecio por lo que hay dentro de la casa que por la propia vivienda".

Un retrato rescatado en la zona cero / J.M.López
Las personas afectadas que quieran recuperar sus fotos pueden contactar com patrimoni.cultural@uv.es, restauracion@upv.es o el teléfono 686788721 .
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