València rinde homenaje a sus "tesoros de cien años"
Treinta personas de cien años de edad rememoran la guerra, el racionamiento y la riada, pero también una vida trabajando en la ciudad de la que son naturales o a la que llegaron décadas atrás

Acto de los centenarios en València / M. Montesinos
Con un grito de "¡Viva la Juventud Centenaria!" acababa la edición 2024 de uno de los actos que siempre son especialmente sensibles en el calendario de la ciudad. Es esa fecha en la que la ciudad rinde homenaje a las personas que, a lo largo de ese año, han cumplido un siglo de vida. Una treintena de las 161 personas nacidas que 1924 que están empadronadas en València se reunieron para tomar parte en una fiesta de reconocimiento por ser parte de la construcción de lo que ahora es la ciudad.
Nacieron con los Juegos Olímpicos de París y acaban de vivir otros Juegos Olímpicos de París. Pasaron la niñez entre bombardeos y la adolescencia entre cartillas de racionamiento. Y eran treinteañeros con pleno vigor cuando las aguas entraron en la ciudad de la misma forma que lo han hecho ahora nuevamente. Los que lo vivieron, porque las personas centenarias de València, a fuerza de repetirse las historias, tienen una historia de vida diferente. Están los hijos de la ciudad; los que llegaron desde niños (la emigración de infancia) y los que llegaron en los años sesenta. Oleadas para una ciudad en construcción y que, quedándose como se quedaron, ahora se les rinde homenaje como "tesoros de la ciudad" en palabras de la alcaldesa María José Catalá.
El homenaje a los centenarios es un acto ya consolidado dentro de la Semana de las Personas Mayores, que este año se tuvo que aplazar por la dana y que se trasladó al Palacio de la Exposición. En sillita de ruedas o andando como si nada, que hay centenarios todavía lo suficientemente "flamencos" como para llevar una vida confortable. Junto a ellos, un orgulloso séquito de hijos, nietos o biznietos.
Atropellado por un patinete
La València, el mundo que vivieron poco o nada se parece al actual. Hablan sus descendientes de cómo tienen que arreglarse con el teléfono o con el wasap -nacieron con líneas que pinchaban las telefonistas como avance casi recién llegado- y sufren algunas de las modernidades. Como Salvador Colomer, que no dudó en reclamar a Catalá que haya más control de los patinetes, porque uno de ellos se lo llevó por delante y además se dio a la fuga. "Suerte que pudieron atenderle, pero ha estado muy fastidiado".
Farnesio por "Farnesio"
Son hijos de otra época y por eso algunos de los nombres de pila "no se llevan". Es el caso de Farnesio Hernández, un hijo de Utiel que debe su nombre no a aristocracia monárquica, sino a un varilarguero. "Mi padre era músico de la Banda de la Cruz Roja y tocaba en la plaza de toros. Había un picador muy famoso que se llamaba Farnesio (Antonio Martín)... y me pusieron ese nombre". Sigue muy templado después de una vida trabajando de montador en la firma de muebles Martínez Medina y ahora viene de pasar unos días en un balneario.
O como Crisanto Sanz, que debe su nombre a la costumbre de antaño: "Se ponía el nombre del santo del día. Tuvo la buena o mala suerte de nacer el día de San Crisanto". Con lo que llega con el centenario bajo el brazo, porque es "el 25 de octubre. Nunca hemos conocido a nadie con ese nombre". Costumbres de la España rural. "Era agricultor en su pueblo y lleva en València más de 50 años. Trabajo en una empresa de plásticos hasta que se jubiló". Pero volver a "El Pobo de Dueñas, donde aún tenemos casa, le gusta mucho y le da vida".
El "creador" del pabellón de la Fonteta y víctima de un atentado
Juan Domínguez fue un alto cargo antes de la Democracia y, siendo delegado de Deportes fue el que ideó la construcción del Pabellón de la Fuente de San Luis. Años después, ya despojado de cargo, tuvo que saltar al vacío en el incendio del hotel Corona de Aragón. A posteriori pasó a formar parte de asociaciones de víctimas del terrorismo.
"La riuà": "Veía pasar los muebles delante de mi casa"
"Nací en lo que ahora es Cardenal Benlloch y tengo la suerte de llegar a los cien años pasados, porque tengo ya tres trimestres del 101". Marina Pastor sigue acumulando antigüedad. "He tenido la suerte en mi vida de, con 98 años, poder jurar bandera. Que antes no lo pude hacer. Tenía que cuidar a mis padres, a mis hijos... etapas que se pasan". Era, como tantas otras, "ama de casa" pero "ayudaba en casa, en la oficina de mi padre, en un almacén de maderas". Lo que sucedió en 1957 lo recuerdan como "la riuà". "La vi pasar a dos trocitos así de que entrara en mi casa. Vivía en un primer piso. Veía pasar el agua, con los muebles...".
Dos primas centenarias
¿Es difícil cumplir cien años? La verdad es que sí. Aunque son cada día más. Pero ser primas, nacer el mismo año, llegar al siglo y participar en el mismo acto redobla el mérito. Es lo que les pasó a Dolores Blanch y Josefa Noguera. El Rubio que comparten de segundo apellido delata que "sus madres eran primas hermanas". Por lo que ellas son "primas segundas". De València ciudad.
Sabiduría y experiencia
"Les rendimos homenaje porque han cumplido 100 años, pero también por mucho más, por su sabiduría y por su experiencia. Cien años supone haber vivido mucho y que todos, independientemente que siempre hayáis estado aquí o hayáis elegido València para vivir, habéis construido esta ciudad y, por ello, os tenemos que dar las gracias. Esa experiencia, son el mayor tesoro de nuestra ciudad, nos inspiran, su talento y esos buenos consejos son para nosotros algo muy importante”, subrayó la alcaldesa. Algunos de los centenarios saben quien es, la piropean y le dicen que les gusta mucho. Otras se habían extrañado porque "¿no había antes un señor de alcalde?". Incluso otros se van más atrás y se extrañan de que hablen de "la alcaldesa" porque "nos decían que cómo puede ser, porque Rita Barberá había faltado hace unos años".
Catalá reconoció a los mayores como “gente que ha pasado mucho, que ha vivido historias y momentos importantes de esta ciudad e incluso muchos de ellos los habéis protagonizado. Gracias por esos años de esfuerzo y trabajo, por esas familias que habéis arraigado a esta tierra, que los habéis convertido en gente enamorada de esta ciudad, por el cariño que habéis transmitido y sentimiento de pertenencia a València, una ciudad que a pesar de ser grande es como una familia pequeña que se quiere y se cuida y lo hemos vivido mucho en los últimos días”.
El concejal de Personas Mayores, José Gosálbez, habló de “100 años de sabiduría por vuestra contribución al fortalecimiento de los lazos familiares y sociales a lo largo de todo un siglo de vida” y ha añadido que “la familia es esa unidad básica en nuestra sociedad que nos protege, nos consuela y nos enseña. La familia debe ser el centro de las políticas públicas”.
Además, el edil ha manifestado que “la Concejalía de Mayores está firmemente comprometida en contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores”, y ha recordado que en los 51 Centros Municipales, repartidos por los distritos y pedanías de la ciudad, se desarrollan todo tipo de actividades, con especial atención tanto a la soledad no deseada como a la estimulación cognitiva, así como al ejercicio físico”.
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