El calvario de Castellar-l'Oliveral

El ayuntamiento de València reclama la retirada de residuos de un vertedero de grandes dimensiones, con restos de enseres de la dana de Sedaví, y que está fuera del término municipal de València, pero a pocos metros de las viviendas

El basurero permanece impasible desde hace semanas

El basurero permanece impasible desde hace semanas / Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Doscientos metros de largo por cien de ancho. Las matemáticas no engañan: veinte mil metros cuadrados. Esa es la parcela de mugre que todavía sufren en Castellar-l’Oliveral y que no sólo está pendiente de evacuación, sino que hace tiempo que se mantiene con una provisionalidad que empieza a impacientar a los vecinos. Con el añadido de que ni es basura procedente de dicha pedanía ni el abocador forma parte del término municipal, sino de Sedaví.  

Ahora, el concejal de Mejora Climática y de recogida de Residuos, Carlos Mundina, ha pedido hoy a la empresa pública Tragsa, dependiente del estado, que se encargue de limpiar un vertedero que a quien está perjudicando es a los vecinos de València. Y ha solicitado una actuación “diligente y rápida” porque “se han detectado nuevos vertidos de residuos que no provienen de los servicios municipales de la ciudad de Valencia, y que vienen de la retirada de residuos de la dana que está haciendo Sedaví. Pedimos ahora a los gestores de Tragsa que se responsabilicen de esta situación, porque es esta empresa pública, dependiente del Estado, la competente de limpiar estos espacios utilizados por otros municipios para depositar los residuos de la dana”. 

El agua permanece estancada

El agua permanece estancada / Moisés Domínguez

Una campa a las afueras... pero que no es de València

Cuando se retiraron las aguas, una de las primeras grandes medidas en todos los municipios afectados por la dana fue habilitar espacios donde ir acumulando los desechos. Por una parte, los vehículos. Por otra, todos los elementos de aluvión. Una mezcla de enseres y barro. Para estos elementos, la ciudad de València se hizo eso mismo en cada pedanía afectada. En Castellar-l’Oliveral se llevó a una campa a las afueras, a trescientos metros de las primeras viviendas. Se trata de la parte final de un antiguo depósito de contenedores, ya abandonado, entre la Carretera del Pi y la calle del Guadiana. 

Restos sanitarios

Restos sanitarios / Moisés Domínguez

Botas deportivas llenas de barro

Botas deportivas llenas de barro / Moisés Domínguez

El informe del Servicio de Limpieza del Ayuntamiento señala que en una parte de esa parcela, dentro del término municipal, se llevó material hasta el 12 de noviembre. Para, posteriormente, y desde el 9 al 12 del mismo mes, ir llevando a cabo el traslado de los restos al vertedero Los Hornillos de Quart de Poblet. «Inmediatamente después el solar quedó limpio y no se volvió a hacer ningún vertido en esa zona ni en cualquier otra del solar por parte del Ayuntamiento de València». 

Pero las dos empresas encargadas de hacer los acopios (FCC y Pavasal) reflejan en sus respectivos informes que constataban (y reflejaban con fotografías y vídeos) la presencia de vertidos «de origen desconocido». La Policía Local también señala que «durante las labores de vigilancia de posibles vertidos se identificó a algunos de ellos con origen en Sedaví» 

Restos junto a una de las acequias que rodean el vertedero

Restos junto a una de las acequias que rodean el vertedero / Moisés Domínguez

Lo que queda ahora es un gran vertedero que forma parte del término de Sedaví, pero se encuentra a apenas trescientos metros de viviendas de Castellar-l’Oliveral. 

Y por ese mismo motivo, la creencia más o menos general -así se puede ver en algunos vídeos de redes sociales- es que la dejación de funciones es del Ayuntamiento de València, algo a lo que la delegación no parece dispuesto a aceptar porque ni forma parte de su término municipal ni, por ello, tiene capacidad para proceder a su retirada.

La acumulación de basura no disminuye y las montañas de detrito permanece impasible. Hasta el punto que el acceso al mismo se ha tapiado con pilotes de cemento. 

El aspecto del vertedero no ha cambiado en semanas

El aspecto del vertedero no ha cambiado en semanas / Moisés Domínguez

Olores y peligro de filtración a las acequias

Al tratarse, además, de un terreno con calles asfaltadas -las que permitían el acceso de los camiones cargados de contenedores-, el agua de las lluvias prácticamente no ha desaparecido en ningún momento, con lo que supone un peligro añadido tanto de contaminación como de filtración hacia las dos acequias que lo rodean. 

Mundina asegura por ello que la retirada "es urgente y podría convertirse en un foco de insalubridad demasiado cercano a núcleos de población".

Historia de los vecinos de Sedaví

La historia de vecinos de Sedaví afectados por la dana se acumula en esta campa, que ha ido mutando con el paso del tiempo. Prácticamente se puede encontrar cualquier cosa. Muebles, electrodomésticos, enseres de cocina, declaraciones de la renta, juguetes, un árbol de navidad que era del año anterior, cortes de tela de valenciana, puertas sobre las que todavía hay fotografías adosadas, sacos de material de obra, material sanitario o carritos de bebé. Durante muchos días, un peluche de gran tamaño era casi la bienvenida al recinto junto con un sofá de color rojo chillón, que, éste sí, todavía permanece a la vista. Paseando aparece una colección de botas de deporte perdidas de barro. Una enciclopedia Salvat se ha salido del recinto y yace, sin tapas, junto una de las acequias.

El sofá de color rojo es el icono del vertedero

El sofá de color rojo es el icono del vertedero / Moisés Domínguez

Eso se encuentran los vecinos, pero los de Castellar-l'Oliveral, que transitan por la carretera, que es zona de paseo. «Lo peor de todo es el olor» asegura una pareja que pasa por la zona. Ese almizcle que aúna material podrido, agua de lluvia y materia orgánica «y suerte que no hace mucho calor». Los vecinos se quejan además de que el basurero se esperaba provisional «pero esto parece que va para largo». 

El basurero sigue siendo lugar de peregrinación de los chatarreros, que se llevan en vehículos toda la ferralla que pueden. De momento tienen tiempo porque no hay previsión de que la basura vaya a abandonar el pueblo. 

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