El éxito de la energía fotovoltaica dispara las listas de espera y la búsqueda de cubiertas en València

La entidad pionera, la comunidad energética de Castellar, cuenta con 63 socios pero tiene hasta 79 personas más pendientes de incorporarse al proyecto

Los componentes de la asociación se están ahorrando hasta 150 euros anuales con una modesta inversión inicial de 600 euros

Foto de archivo de una instalación solar municipal.

Foto de archivo de una instalación solar municipal. / R.L.V. / Ayuntamiento de València

José Miguel Vigara

José Miguel Vigara

El éxito de la energía fotovoltaica ha disparado el interés por esta energía limpia en València. Actualmente, ya hay comunidades energéticas locales (CEL) en Castellar-l’Oliveral, Malilla, Saïdia, Aiora-Algirós, Russafa, Ciutat Vella, Poblats Marítims, Benimaclet, Torrefiel y Malva-Rosa. Las CEL's son una herramienta imprescindible para conseguir los objetivos marcados en la Agenda 2030 de descarbonización y transición energética justa. Cualquier vecina o vecino de València puede participar en una de ellas, mediante una inversión inicial de no más de 600 euros. Con esta inversión se consiguen ahorros energéticos de 150 euros anuales, lo cual permite recuperar la inversión inicial en pocos años y seguir consumiendo energía limpia durante, al menos, los 25 años de vida útil de la instalación.

El ejemplo de Castellar-l'Oliveral

La Comunidad Energética Local de Castellar-l’Oliveral continúa creciendo y busca grandes cubiertas para atender la demanda de nuevos inscritos en su lista de espera. Tal como confirma el secretario de la entidad Miguel Ángel Rodrigo, esta asociación sin ánimo de lucro ya cuenta con una lista de espera de 79 personas para unirse a la iniciativa. La entidad aglutina a 63 socios que participan del autoconsumo de esta primera instalación fotovoltaica.

La CEL Castellar-l’Oliveral es la primera comunidad energética de la ciudad de València, un proyecto piloto y pionero que lideró «la ciudadanía» de esta pedanía valenciana y que ha cuajado con gran éxito gracias a la ayuda de distintas instituciones como el Ayuntamiento de València y la Fundació València Clima i Energía. Constituida en julio de 2021, cuenta con una instalación fotovoltaica de 47,79 kilovatios pico en funcionamiento desde el 1 de noviembre de 2022. «Somos la consecuencia de un proyecto piloto en el que el Ayuntamiento de València cedió la cubierta de un edificio municipal, -el centro multiusos de La Cebera-, y que se ha materializó gracias a unos talleres participativos organizados por un grupo de vecinos motor que forman la junta directiva de la asociación».

La instalación fotovoltaica se ubica en el techo de este edificio multiusos. La producción eléctrica que generan las placas solares se lanza a la red que distribuyen la Cooperativa Eléctrica de Castellar y la multinacional i-DE (Iberdrola). En cuanto a los componentes de la comunidad energética local, «se trata principalmente de familias, aunque también contamos con la participación de alguna pyme y de un agricultor», detalla Miguel Ángel Rodrigo. Gracias a la Fundació, «también proporcionamos energía a tres familias en situación de vulnerabilidad», seleccionadas por los servicios sociales del Ayuntamiento de València.

El coste total de la instalación fue de 55.913,12 euros. El Ivace aportó una subvención que cubrió el 43% de la inversión. Los ahorros anuales, con una inversión de 600 euros, son alrededor de 150 euros (por eso el retorno de la inversión está sobre 4-5 años). Mediante estudios personalizados que buscaban la máxima eficiencia, realizados por la Oficina de la Energía del Ayuntamiento de Valencia, «se aconsejó a cada participante su inversión óptima», especifica Rodrigo. La mayor parte de los socios invirtió en torno a 600 euros en una sola placa solar; un grupo menor invirtió 1.200 euros en dos placas; y un agricultor que tiene cámaras frigoríficas realizó un gasto inicial mayor para contar con 8 placas. Cada placa solar instalada en la cubierta de La Cebera tiene una potencia de unos 500 watios pico (wp) que produce unos 750 kWh anuales.  El resultado es que dos unidades solares, están generando 1.500 kilovatios/hora anuales. Gracias a la puesta en marcha de esta iniciativa se han generado ya 148.686 kilovatios/hora de energía limpia, verde y de proximidad, «pues para formar parte de la comunidad energética hay que vivir a 2.000 metros de la instalación fotovoltoica como máximo», recuerda el secretario de la CEL.

Como si se hubieran plantado 3.265 árboles

Este proyecto popular en franca expansión contribuye a combatir el Cambio Climático pues ya se ha evitado la emisión a la atmósfera de la friolera de 65,3 toneladas de CO 2, lo que equivale a plantar 3.265 árboles. Para el ciudadano de a pie, esta fórmula de la autogeneración y de autoconsumo energético aporta varias ventajas importantes. La primera es que por esos 600 euros invertidos al principio, se están obteniendo ahorros anuales de 150 euros. «El período de amortización de la inversión oscila entre 4 y 5 años, y la rentabilidad de la inversión inicial se sitúa en un 20%», como explica Rodrigo. La vida útil de la instalación será de 25 años al menos.

Cambio de hábitos en el ciudadano

Pero la economía no es la única razón que impulsa a los vecinos de Castellar-l’Oliveral a sumarse a esta atractiva propuesta. «Con el autoconsumo energético, -comenta el secretario-, asistimos al empoderamiento del ciudadano de a pie; cada persona produce, gestiona y consume su propia energía eléctrica. No eres un mero pagador», reflexiona. Una energía, añade, «limpia y de proximidad». Por tanto, «no solo estamos ahorrando en nuestra factura sino que además estamos contribuyendo a cuidar el territorio y nuestro Planeta, somos más ecológicos; y estamos favoreciendo la transformación del modelo energético». Igualmente, «no tienes que traer la energía eléctrica desde lejos con torres de alta tensión», que provocan un impacto en el paisaje.

En definitiva, «se reduce la dependencia energética frente a las grandes multinacionales del sector»; y cada consumidor «cambia sus hábitos y los adecua a este nuevo modelo más sostenible». Por ejemplo, «ahora ponemos la lavadora de 12 a 14 horas, cuando más generación hay porque no es que la electricidad sea más barata, sino que es gratuita», concluye. En la medida que se utiliza la electricidad en las horas de más sol, se ahorra más, ya que el autoconsumo (producir y consumir energía en el mismo momento) es gratuito. La empresa comercializadora no factura el autoconsumo y además compensa el excedente: energía producida y no consumida en la misma hora.

El CEIP Ballester Fandos ayudará a familias vulnerables

Por último, el CEIP Ballester Fandos en la Malva-rosa es otro ejemplo de Comunidad Energética Solidaria. Mediante la instalación y puesta en marcha de las placas solares en la escuela, se logrará que el centro sea autosuficiente y, sobre todo, que las familias del alumnado y otras familias vulnerables del barrio puedan beneficiarse de la energía. Cuando se completen las cuatro fases del proyecto, se llegará a abastacer a 30 familias que podrán abaratar el 50% de su factura de la luz.

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