El bingo calcinado vigila el acceso las 24 horas para evitar robos de chatarra

Una histórica tienda anexa de trajes de alquiler sigue luchando contra la ceniza en suspensión

Varios vecinos siguen sin volver por el estado de las viviendas

Los accesos del bingo están complemente abiertos a la calle y esconden kilos de chatarra negra

Los accesos del bingo están complemente abiertos a la calle y esconden kilos de chatarra negra / J.M.López

C.Moreno

València

La empresa gestora del bingo incendiado el pasado viernes en la calle Pintor Benedito de València ha contratado un servicio de seguridad privada las 24 horas del día para evitar posibles robos de chatarra. Pese a que el Bingo Mediterráneo quedó completamente calcinado por lo que, a falta de confirmación oficial, pudiera haber sido un fallo eléctrico en la zona de la cocina, la empresa ha tomado la precaución de montar guardia permanente en la puerta.

El objetivo no es otro que evitar el desvalijamiento absoluto del local, abierto a la calle por sus dos accesos, así como evitar que nadie se lleve los elementos del mobiliario que la explosión arrojó al exterior y siguen abandonados en la acera de esta céntrica calle, cercana a Plaza de España, a falta del recuento de daños. Además, la seguridad del bingo también impide que los curiosos accedan a un lugar absolutamente impregnado de hollín. 

Porque esa es una de las cosas que dejó el pavoroso incendio del viernes. Un reguero de curiosos franqueando las cintas policiales y tirando fotos a la fachada negruzca. Cuando llegan ante ella les envuelve el olor irrespirable que sigue instalado en la acera del bingo. Los vigilantes trabajan con mascarilla quirúrgica y los transeúntes se tapan la boca al pasar por la puerta del local. 

También trabajan con protección los empleados del local anexo al bingo, Casa Rosario, una tienda de disfraces y trajes de fiesta abierta desde 1979. Su propietario explica a este periódico que lleva tres días lavando y quitando la ceniza de kilos y kilos de ropa. Enseña las manos porque son una prueba de la suciedad que flota en el ambiente. El negocio tiene varios ventiladores trabajando a máxima potencia en la trastienda y en la sala principal, intentando expulsar el humo, alguna máquina purificadora, pero el oxígeno sigue contaminado. 

«Estábamos en un pico de trabajo. Vienen Fallas y todo el mundo quiere tener sus trajes, sus disfraces, pero este incidente ha supuesto un frenazo», relata el gerente. «El día del incendio nos cogió en la tienda. Salimos corriendo con un niño en brazos. Casi no lo contamos», añade, y da credibilidad a la versión del chispazo en la cocina porque su trastienda da a dicha estancia y tiene una temperatura «infernal».

Turno de las pólizas

La otra novedad tiene que ver con la situación de los desalojados de las fincas afectadas por el incendio. El ayuntamiento ofreció costear hoteles a los 29 vecinos de los edificios de los números 7 y 9. Algunos se fueron con familiares y amigos y otros aceptaron la oferta. Pero ayer caducó esta ayuda municipal y los residentes que no pudieron volver a sus casas tuvieron que empezar a pagarse su propia alternativa habitacional. 

Tal como contó Levante-EMV, aunque los Bomberos comprobaron que los edificios son seguros, el fuego del bingo provocó graves daños en las bajantes de las dos fincas situadas encima del local, que ocupaba las dos plantas bajas. Mientras no se pueda acceder al bingo a desescombrar y reponer las bajantes y canalizaciones de agua para posteriormente reponer las de las propias viviendas los residentes no podrán usar los baños ni la cocina, ni tendrán agua. Aunque el suministro de gas y electricidad ya se ha repuesto, y el ascensor funciona con normalidad, muchos se plantean permanecer en los hoteles y casas de familiares o amigos hasta que se repongan las cañerías y bajantes.

No solo eso, las viviendas inmediatamente superiores al bingo alcanzaron temperaturas de hasta 50 grados y el aire que entra por sus ventanas sigue oliendo a humo y hollín. No obstante, resueltas las responsabilidades municipales, serán las pólizas de las comunidades afectadas y la tienda anexa las encargadas de sufragar las pérdidas y los gastos que todavía sigue acarreando el incendio. 

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