La comisión de la dana urge a la CHJ a instalar un sistema de predicción de inundaciones
El informe de conclusiones proyecta una València protegida de riadas con cámaras, sirenas y urbanismo inundable
El ayuntamiento mira al futuro y pasa de puntillas por las responsabilidades de la tragedia

María José Ferrer San Segundo (PP), Juan Carlos Caballero (PP) y José Gosálbez (Vox), en la comisión de la dana de València / Miguel Angel Montesinos

El gobierno municipal presentó ayer las conclusiones de la Comisión no permanente para el estudio y recuperación de las zonas afectadas por la dana, realizada durante el mes de enero en tres sesiones con intervenciones de técnicos y académicos, sin ningún cargo político y sin la participación de los partidos de la oposición.
El informe de 150 páginas, que resume las 36 comparecencias de la comisión y los más de 7.000 folios de documentación aportada por los distintos servicios municipales y las administraciones implicadas en la reconstrucción tras la barrancada del 29 de octubre, servirá, desde hoy mismo, como guía para proyectar una nueva València protegida de futuras tragedias meteorológicas.
Así, entre las conclusiones avanzadas por Juan Carlos Caballero, portavoz del gobierno municipal y concejal de Emergencias, el dictamen de los técnicos vuelve a confiar en la tecnología para garantizar la seguridad de la ciudad. En concreto, el informe propone hacer seguimiento de eventuales avenidas con cámaras en tiempo real situadas en zonas limítrofes del municipio, en puntos diversos de cauces que circulen por el municipio y en zonas de costa. Y de manera complementaria sugiere establecer sistemas de avisos sonoros en núcleos de población diseminada, pedanías, núcleos urbanos frente a la línea de costa, la ribera del río o en zonas forestales. Estas sirenas deberán ser activables desde la Sala CISE de la Policía Local.
Asimismo, en atención a su nueva herramienta de trabajo, el ayuntamiento deberá actualizar su Plan de Inundaciones para incorporar la experiencia de la dana, dado que el plan de 2018, aún vigente, no incluye a las tres pedanías finalmente golpeadas –La Torres, Forn d’Alcedo y Castellar l’Oliveral– dentro de las áreas con riesgo de inundaciones.
También deberá realizar el gobierno de PP y Vox un estudio del riesgo particularizado al municipio de València incorporando circunstancias observadas el 29O, como los garajes convertidos en sumideros, los cientos de coches aparcados en la calle y arrastrados por el agua, o la influencia de carreteras y líneas férreas como muros de contención y embalsamiento.
El estudio habla incluso de medidas más expeditivas en futuras avenidas, como el confinamiento de la población en zonas de mayor riesgo, sin entrar a especificar cómo o dónde debe hacerse. Sí plantean crear una base de datos de personas vulnerables residiendo en bajos, de forma que las intervenciones de Emergencias resulten más efectivas.
Finalmente, entre los deberes que el ayuntamiento se pone, incluye cuidar la salud mental de los afectados por la barrancada y buscar fórmulas para canalizar la solidaridad ciudadana, tan generosa como desbordada en situaciones de colapso. También se impone favorecer los aparcamientos en altura después de que un parking subterráneo de La Torre se tragara la vida de siete personas.
Pero el texto resultante de la comisión no solo abarca las competencias municipales, sino que explora otras vías de mejora -como ya sucediera con las preguntas de Caballero a los comparecientes- con cargo a la Confederación Hidrográfica del Júcar. En concreto, el ayuntamiento insta a la CHJ a que refuerce los taludes en ambas marginales del nuevo cauce, una vez establecidas las derivaciones de los barrancos del Poyo y La Saleta, para evitar que caudales como los de la dana, junto con el volumen del Turia, inunden las pedanías Sur y la ciudad por su margenl izquierda.
Igualmente, la comisión reclama al organismo de Miguel Polo -que fue convocado pero no acudió- la instalación con urgencia de un sistema de predicción de inundaciones. Según se desprende de las conclusiones, el documento del Sistema Automático de Información Hidrológica evidencia que, durante la dana, se produjeron múltiples daños en los equipos de medición, en los sensores y en la infraestructura de soporte, «lo que afectó a la capacidad de obtener datos en tiempo real sobre caudales, niveles de agua y otros parámetros críticos».
«Esto es especialmente relevante cuando se analiza la falta de previsión en la respuesta a inundaciones», continúa el texto. «La carencia de un Sistema de Alerta Temprana (SAT) integrado al SAIH se tradujo en una vulnerabilidad notable, ya que sin un mecanismo predictivo robusto, las autoridades no pudieron anticipar con suficiente margen el desarrollo de las crecidas extraordinarias».
Los redactores del informe destacan por ello «la importancia de mejorar los sistemas de alerta temprana», que incluyen no solamente la monitorización en tiempo real, sino un sistema SAT con capacidad de predicción de caudales que de haberlo tenido, en palabras del profesor Francés, «hubieran aportado unas 6 horas de anticipación a la respuesta».
Comisión sin investigación
El cierre de la comisión de reconstrucción de la dana -que en un primer momento se llamó de «investigación»- ha seguido la línea impuesta por el gobierno municipal desde el mismo día en que se aprobó un plan de trabajo sin responsables políticos entre los comparecientes. El ejecutivo de PP y Vox ha venido anteponiendo la mirada de futuro, pasando de puntillas por las decisiones tomadas en la tarde noche del 29 de octubre. Cabe recordar que València es la tercera población con más víctimas mortales, 17 personas, y que tanto bomberos como policías han manifestado su malestar por las decisiones tomadas por sus mandos tanto el día D como en las semanas posteriores.
Asimismo, los vecinos de las pedanías afectadas se han manifestado para censurar que el ayuntamiento les haya dejado fuera de la comisión y exigir, una vez concluidas las jornadas de análisis, tener una participación activa en las decisiones de reconstrucción que impactarán directamente sobre sus vidas. «¡No queremos ser espectadores de nuestro propio futuro!», gritaron el martes en la Plaza del Ayuntamiento.
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