El gobierno de València encarga el informe del cambio de topónimo a un académico de la AVL

PP y Vox adjudican el contrato menor al lingüista Abelard Saragossà tras año y medio de bloqueo en uno de los primeros acuerdos alcanzados por la coalición conservadora

Este profesor jubilado de la Universitat de València ya defendió en 2006 el acento cerrado en "Valéncia" por ser el topónimo original de la ciudad

Cartel de entrada a la Avenida del Cid con el topónimo de Valencia en castellano

Cartel de entrada a la Avenida del Cid con el topónimo de Valencia en castellano / Fernando Bustamante

Claudio Moreno

Claudio Moreno

València

El gobierno de María José Catalá ha iniciado el principal trámite para cambiar la toponímia de la ciudad, de actual "València" a la forma “Valencia/Valéncia”, en castellano y valenciano con acento cerrado. Tras año y medio de bloqueo en lo que fue uno de los primeros acuerdos alcanzados por la coalición de PP y Vox, el ayuntamiento ha adjudicado el informe lingüístico preceptivo al experto Abelard Saragossà, miembro de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) desde 2016.

Aunque el pleno del ayuntamiento acordó el 26 de septiembre de 2023 la modificación de toponimia, hasta ahora no había dado cumplimiento al decreto 69/2017 para el cambio de denominación de los municipios de la Comunitat Valenciana, que en el artículo siete obliga a incluir, dentro del expediente, un estudio técnico suscrito por un experto en lingüística en el que se expongan detalladamente los fundamentos históricos y lingüísticos del cambio de denominación del municipio.

El pasado viernes 7 de marzo, la Junta de Gobierno Local adjudicó por fin el estudio a través de un contrato menor con presupuesto de 2000 euros y duración estimada de 3 meses desde la notificación. Es decir, con plazo hasta junio. Una vez concluidos y aportados los informes técnicos del cambio de denominación, el ejecutivo municipal devolverá la propuesta al pleno municipal, donde deberá ser ratificada por mayoría absoluta —y superar la habitual fase de alegaciones—.

Este punto, que hace un mes hubiese sido un mero formalismo, podría entrañar cierta complejidad debido a la nueva configuración del gobierno municipal, donde falta por resolver el papel que jugarán Juan Manuel Badenas y Cecilia Herrero como concejales del Grupo de No Adscritos. Cabe recordar que el exportavoz municipal de Vox fue uno de los impulsores del cambio del nombre oficial, del acento abierto (“València”) establecido por la AVL, al acento cerrado (“Valéncia”) defendido desde la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV). 

Pero no solo Badenas había evidenciado su oposición al acento abierto en la ‘e’ —llegó a taparlo en rueda de prensa con una bandera de España. Justo antes de votar el cambio, en septiembre de 2023, Catalá explicó que la medida no era “una imposición de la ultraderecha”, pues ella también consideraba que la "e" se pronuncia de forma cerrada. “He discrepado públicamente del dictamen de la Acadèmia Valenciana de la Llengua y sobre el tema del acento abierto. Sé que hay académicos que están de acuerdo con esta opinión", decía.

Sin "complejos de inferioridad"

¿Qué sentido tendría entonces encargar el informe de cambio a un académico de la AVL? El beneficiario del contrato menor, Abelard Saragossà, profesor jubilado de la Universitat de València, ya elaboró en 2006 un informe en el marco de la Acadèmia Valenciana de la Llengua donde señalaba, entre otras cuestiones, que el topónimo original de València era con acento cerrado, pero que en siglo XX predominó la grafía con acento abierto porque el sufijo -ència tiene una e abierta en una parte mayoritaria del valenciano en València y l'Horta, y porque entre los lingüistas se instaló la idea de que el acento cerrado era influencia del castellano. En este sentido, el experto llamó a combatir los "complejos de inferioridad".

"Si queremos aclarar qué hay detrás de la pronunciación de Valéncia no podemos limitarnos a la actuación puramente intuitiva de los muy intencionados valencianos patrióticos, sino que tendremos que actuar como lingüistas”, introducía Sarragosà en su informe, precedido de una serie de reflexiones que hizo en los años 90 justificando el origen del topónimo “Valéncia” y su posterior modificación. “Entonces no me pronuncié a favor de modificar la grafía habitual porque en aquella década no teníamos medios para intentar resolverla de una manera tranquila y serena. Tenemos que recordar que uno de los obstáculos que tiene la recuperación del uso social del valenciano son aquellas campañas que lo presentan como lengua conflictiva: si el hecho de usar el valenciano tiene que crear problemas, vale más hablar en castellano. En cambio, la creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua posibilita el tratamiento de cualquier cuestión gramatical", defendía Saragossà. 

“Hemos visto que hay argumentos a favor de la grafía Valéncia”, continuaba el informe de hace casi 20 años. “En primer lugar, es la pronunciación general de los valencianos (desde el Maestrat hasta les Valls del Vinalopó). En segundo lugar, la forma Valéncia se explica por la evolución interna de la lengua. En tercer lugar, la ortografía de los topónimos depende en primer lugar de sus usuarios. En cuarto lugar, hay un factor emotivo: el hecho de tratarse del topónimo que origina el nombre de un pueblo”, enumeraba el lingüista encargado de defender la nueva toponimia. 

Finalmente, tras defender el acento cerrado en "Valéncia", Saragossà valoraba que la AVL hubiese aceptado el debate sobre el cambio de toponimia y decía: “Espero que quienes participamos tengamos suficiente formación para diferenciar entre la actuación científica (que siempre descansa en datos empíricos, en razonamientos y en afirmaciones demostrables) y el dogmatismo".

Próximo a la tercera vía

Asimismo, el docente de Silla, que acumula un amplio bagaje investigador con publicaciones en decenas de libros y revistas, fue uno de los principales valedores del nuevo modelo de valenciano administrativo del Consell, aprobado en abril de 2024 —tras derogar los aprobados por el Botànic en 2016— para «revalencianizar» el registro formal que deben usar las áreas autonómicas en sus comunicaciones oficiales con la ciudadanía.

En el choque entre los filólogos de la tercera vía del ‘Cercle Isabel de Villena’, que apuestan por un modelo de lengua estándar más “cohesionador” y menos academicista, y l’Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana (IIFV) que une a las tres universidades públicas valencianas con estudios superiores de Filología y habla de una “vulgarización del lenguaje”, Saragossà siempre se ha acercado a los postulados de los primeros, también en el debate sobre los Criteris lingüístics de l’Administració. «Si queremos avanzar en la normalización del valenciano, debemos escribir en valenciano, el más natural, el más cercano. Imponer criterios elitistas te aleja de lo que pasa en la calle», sentenció hace apenas un año sobre el uso del valenciano.

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