El fundido a negro de la pasarela ciclopeatonal de Benimàmet

Inaugurada en julio, la ansiada conexión de la pedanía con València carece de alumbrado y ha sido objeto de actos vandálicos y pintadas

«Utilizo esta pasarela desde septiembre y nunca la he conocido con luz. Da miedo", lamenta un usuario

«Siento pavor cuando vuelvo a casa con mi bici. Piensas que te van a atracar», denuncia una vecina

La pasarela ciclopeatonal tiene un socavón en la parte final, ya cerca de Benimàmet.

La pasarela ciclopeatonal tiene un socavón en la parte final, ya cerca de Benimàmet. / José Manuel López

José Miguel Vigara

José Miguel Vigara

València

Fue a finales de julio del año pasado, cuando se dio por inaugurada la pasarela ciclopeatonal que une la pedanía de València, Benimàmet-Beniferri, con la capital valenciana. Y han bastado 8 meses para que los usuarios y los vecinos muestren su malestar con esta infraestructura demandada durante más de 20 años, sobre todo por los residentes de Benimàmet, pero que también beneficia a unas 13.000 personas que viven en Burjassot, Paterna, y por supuesto, València.

El principal problema es la ausencia total de luz en la mayor parte de los tramos, cuando cae la noche. Decenas de peatones, ciclistas y usuarios de patinetes se desplazan sobre un itinerario de 1 kilómetro de longitud a ciegas. En particular, la curva que encara a Benimàmet viniendo desde València es un peligro. Hay todo un lineal de farolas que están apagadas y que los usuarios consultados dicen que nunca se llegaron a encender.

Un ciclista circula por el carril bici con la única luz del foco de su bicicleta.

Un ciclista circula por el carril bici con la única luz del foco de su bicicleta. / José Manuel López

«Da miedo», apunta un vecino de un barrio enclavado entre Paterna y Burjassot, que se desplaza a València por esta conexión para trabajar, casi a diario. «Llevo utilizando esta pasarela desde septiembre y nunca la he conocido con luz. Hemos pasado el invierno, y solo puedo decir que desde las 5 la tarde vas a ciegas», lamenta.

Otra vecina de Benimàmet, usuaria habitual con bici de esta plataforma, confiesa que siente «temor» cuando cae la noche. «Hay tramos en los que no hay nadie y nos ves nada. Da miedo porque piensas que te va a salir alguien y te va a atracar".

"Pero por otra parte es un itinerario muy transitado porque te conecta rápidamente con València», señala esta mujer. Solo la iluminación lejana de la V30 brinda un poco de seguridad a peatones, ciclistas y usuarios de los Vehículos de Movilidad Personal. Porque la mayor parte del trayecto entre Benimàmet y València se tiene que hacer a oscuras. El paso inferior de la V30 parece el Tren de la Bruja, que tanto abunda en las ferias de atracciones.

La entrada al paso subterráneo es como adentrarse en el Túnel de la Bruja.

La entrada al paso subterráneo es como adentrarse en el Túnel de la Bruja. / José Manuel López

Además, los vándalos también han destrozado varias lámparas de las ubicadas sobre la pontada que encara hacia Benimàmet. Por si fuera poco, hace una semana se abrió un socavón que ponía en serio riesgo la seguridad de los usuarios de la pista, en particular, de ciclistas y conductores de patinetes. La solución que se ha dado ahora ha sido colocar una decena de sacos de arena para tapar el agujero a expensas de que sea reparado de nuevo. No faltan tampoco pintadas y grafitos en las balaustrada y pequeños destrozos en las vallas laterales de madera y estilo rústico.

La pasarela es una estructura metálica de cuatro tramos, que salva el cruce de un ramal y la misma autovía CV-30 en el entorno del enlace con la avenida del Mestre Rodrigo de València.

El paso inferior se ubica bajo la calzada del ramal procedente de la CV-35 y tiene una longitud de 34,5 metros. El itinerario cuenta con un ancho de 5 metros en el que se diferencia el tránsito ciclista del peatonal y que conecta con el carril bici existente que llega por la calle del Camp de Túria en Benimàmet.

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