Los vecinos de la Petxina se rebelan contra la nueva ordenación del aparcamiento en el barrio

La Asociación Vecinal de la Petxina reivindica la Zona Verde como en otros barrios y la supresión del estacionamiento dentro de la supermanzana

Se denuncia que el acuerdo al que no obstante se llegó con la Concejalía para reducir zona azul y aumentar la naranja en favor del vecindario, "no se ha respetado".

La "superilla" peatonal de la Petxina, la primera que se implantó en València

La "superilla" peatonal de la Petxina, la primera que se implantó en València / Paco Calabuig

H.García

València

La Asociación Vecinal de la Petxina ha denunciado este miércoles el incumplimiento del acuerdo sobre la zona de estacionamiento regulado por parte de la Concejalía de Movilidad tras la presentación por parte de esta del nuevo plan de aparcamiento en el barrio. La solicitud de implantación del estacionamiento regulado en el barrio de La Petxina es una demanda histórica del vecindario. Con el anterior ayuntamiento, afirman los vecinos, se alcanzó un acuerdo para su implementación, respaldado por documentación gráfica que garantizaba una distribución equilibrada entre zonas azul, naranja y verde, similar a la de otros barrios de la ciudad donde ya funciona este sistema. Sin embargo, el cambio de gobierno municipal impidió su materialización a tiempo. La regulación planteada por el actual concejal de Movilidad, Jesús Carbonell, no contempla la zona verde, exclusiva para residentes.

En una reunión celebrada el 17 de octubre, el actual equipo de gobierno se comprometió a retomar el tema, aunque dejó claro que no implantaría la zona verde de exclusividad para residentes, sostienen los vecinos. La asociación vecinal mostró su desacuerdo, ya que esta decisión genera una discriminación respecto a otros barrios con características similares que sí cuentan con dicha opción, como ocurre por ejemplo en el Botánico o en Ciutat Vella. Asimismo, exigió que la implantación del estacionamiento regulado incluyera la eliminación de las plazas de aparcamiento dentro de la supermanzana, para respetar su diseño original como espacio de prioridad peatonal. El actual ayuntamiento modificó tras el cambio de gobierno la supermanzana de la Petxina para introducir plazas de aparcamiento y carga y descarga, lo que generó protestas vecinales y denuncias por parte de la oposición.

En esta reordenación de la primera superisla de la ciudad, que llegó tras las denuncias de los vecinos de la entrada y aparcamiento incontrolado de coches en las zonas peatonales, el ayuntamiento quitó espacio de las zonas de carga y descarga para crear aparcamiento libre, ganando 17 plazas, más otras 10 zonas para el estacionamiento de motocicletas. 

Pese a que estas dos demandas fueron ignoradas, desde la concejalía se afirmó en los medios que existía un consenso entre ambas partes, lo que indignó a la asociación. Esta frustración aumentó cuando Jesús Carbonell justificó la exclusión de la zona verde alegando su baja ocupación diurna. Un argumento, exponen los vecinos desmentido por los informes técnicos. En los cuatro barrios donde está implementada, solo en uno su ocupación es sustancialmente menor que la zona naranja; en otros dos ocurre lo contrario, y en el cuarto es prácticamente igual.

El 24 de marzo, la Asociación Vecinal de La Petxina se reunió por segunda vez con la Concejalía de Movilidad. Desde el inicio, el regidor Jesús Carbonell descartó debatir la zona verde o la retirada de plazas en la supermanzana. Junto con EYSA (empresa redactora del proyecto), presentaron un plano con la zona azul y naranja delimitadas. A propuesta de la asociación, se aprobó por unanimidad que la calle Zamenhof pasara de azul a naranja, para equilibrar la alta densidad de zona azul en el norte del barrio. Así, solo los ejes de las calles Joan Llorens y Quart quedaron como zona azul.

No obstante, el plano definitivo publicado recientemente mantiene la calle Zamenhof como naranja, pero incorpora la calle Norte como zona azul. Esto tan solo reduce el porcentaje de zona azul del 32% al 30,6%, sustituyendo una calle por otra y desoyendo la petición de la asociación vecinal.

La asociación se pregunta para qué sirven las reuniones con la Concejalía si sus demandas no son atendidas. Sus miembros se sienten manipulados, pues perciben que el objetivo real no es escuchar a la ciudadanía ni buscar consensos, sino utilizar su supuesta aprobación para legitimar decisiones ante los medios.

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