Ya no hay excusas, hay que rehabilitar la lonja del cabanyal
La resolución del Supremo que avala la titularidad del ayuntamiento sobre la Lonja del Pescado obliga a activar la rehabilitación de una de las joyas patrimoniales del barrio, afirma el arquitecto y vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Cabanyal

La Lonja de Pescadores, declarada Bien de Relevancia Local y pendiente de rehabilitar / GERMAN CABALLERO

El antiguo edificio de la Lonja del Pescado de El Cabanyal, se encuentra situado en la calle Eugenia Viñes, a escasos metros de la playa del mismo nombre. Levantado a principios del siglo XX (1904-1909) por encargo de la sociedad de patrones de barca “Marina Auxiliante”, siguiendo el proyecto del maestro de obras Juan Bautista Gosalvez, vecino ilustre y antiguo alcalde de Pueblo Nuevo del Mar (el Cabanyal-Canyamelar durante el siglo XIX), se trata de un "edificio de gran interés histórico y arquitectónico", como así se calificaba en la ficha del inventario de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, en su “Catalogo de Bienes Patrimoniales de la Comunidad Valenciana”, realizado en el año 1998 y más tarde revisado en el año 2006.
A este doble interés, reconocido en numerosas publicaciones, se le añade su “valor urbanístico”, tal como aparece reconocido en la ficha que realiza su descripción en el “Registro de Arquitectura del siglo XX de la Comunidad Valenciana”, editado en el año 2002 entre otros, por la Consellería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Generalitat Valenciana.
También en la guía “Conocer Valencia a través de su arquitectura”, editada por el Ayuntamiento de Valencia en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana, aparece reseñado este histórico edificio, haciendo hincapié en este caso en el “carácter singular” al aunar en un mismo edificio, el uso principal de lonja al que se destina su nave central y las viviendas de pescadores que se sitúan a su alrededor, ayudando a componer sus fachadas longitudinales.
El paso del tiempo ha ido vinculando cada vez más este edificio a la historia de El Cabanyal. Aunque proyectado en 1904 como lonja de pescado para venta mayorista, ya en 1909, recién terminadas las obras, se utilizó como Hospital de la Cruz Roja durante la guerra de África. Sus buenas condiciones higiénicas y su fácil adaptación para esta nueva función, sin necesidad de realizar ningún tipo de reformas, son exaltadas en una revista de la época.
Terminada la contienda, comienza a utilizarse para aquello a lo que había sido proyectado, lonja del pescado. Los antiguos almacenes para útiles de pesca se van convirtiendo en viviendas de los pescadores. Las barcas de pesca son arrastradas hasta sus puertas desde la próxima orilla, apenas 10 metros, por los toros que Joaquín Sorolla inmortalizó en sus cuadros. Pasados treinta años, sigue siendo utilizada como lonja hasta casi la Guerra Civil, no volviendo a recuperar su uso, el que le ha dado nombre, debido a la construcción de una nueva lonja de pescado en uno de los muelles de la dársena interior del puerto de Valencia.
Los antiguos almacenes para guardar los enseres de la pesca de los cuerpos laterales, cuarenta como el número de socios de la Marina Auxiliante, con la pérdida del uso, se terminan de transformar todos en viviendas, que se desarrollan en dos plantas y que incluso cuentan con un desván habitable bajo la cubierta inclinada. El PGOU 1988 incluyó el edificio en su catálogo de edificios protegidos, con un Nivel 2. Finalmente, el Plan Especial del Paseo Marítimo de 1991, le asigna una protección de Nivel 1, el único edificio de todo el plan que contaba con ese máximo nivel de protección y que le asigna la misma valoración patrimonial que hace el PGOU de 1988, para edificios tan singulares de esta ciudad como son el Convento de la Trinidad, el Mercado de Colón, las Atarazanas, el Monasterio San Miguel de los Reyes y unos pocos más que nadie se atrevería a plantear su abandono. Sin embargo, el PEPRI del Cabanyal-Canyamelar, tenía previsto el derribo de esta antigua Lonja de Pescado, testigo centenario de la relación de Valencia con el mar.
Finalmente, tras varios intentos fallidos, el Plan Especial Cabanyal-Canyamelar, aprobado en 2023, lo ha incluido en su Catalogo de edificios protegidos, con la categoría de Bien de Interés Cultural (BRL).
Así ha sido la historia de este edificio que, como bien dice la ficha del Catalogo de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, “es también una parte de la historia de nuestra arquitectura y de la evolución urbanístico-social de un barrio marítimo y pescador”.
Desde la sociedad Plan Cabanyal-Canyamelar, en 2017, se llevó adelante la iniciativa de contar con un proyecto de rehabilitación de los elementos comunes del edificio, redactado el Proyecto Básico por la Universidad Politécnica de València a través del reconocido arquitecto Gaspar Muñoz Cosme, experto en temas de rehabilitación del patrimonio, y un Proyecto de Ejecución, sacado a concurso y redactado por el reconocido arquitecto Tito Llopis, miembro del equipo de Vetges Tu i Mediterrànea SLP, contando con unas ayudas económicas muy importantes del Ministerio de Vivienda. A coste cero para los propietarios de las viviendas, a cambio de una futura negociación que en ningún momento pasaba por amenazar su derecho a continuar como propietarios de las mismas. El proyecto lógicamente se vio interrumpido con la presentación de un recurso judicial por parte de la Sociedad Marina Auxiliante S.L. contra una resolución dictada por el Ayuntamiento de València en la que declaraba la caducidad de las concesiones por haber transcurrido 99 años desde su otorgamiento, un proceso de regularización en el que se encuentran inmersas la casi totalidad de las construcciones a ambos lados de la calle Eugenia Viñes y que se ha ido llevando a cabo con otros titulares de las concesiones.
Con la Providencia de Inadmisión a Tramite, ahora conocida, dictada por el Tribunal Supremo contra un recurso presentado por la Sociedad Marina Auxiliante S.L., contra una sentencia en su contra del TSJ CV, se pone fin al conflicto, y deberían retomarse por parte del Ayuntamiento de València y la sociedad Plan Cabanyal-Canyamelar, las conversaciones/negociaciones para retomar la ineludible puesta en marcha de la rehabilitación de este edificio y garantizar la protección de sus valores histórico-artísticos, dando garantías a su vecinos propietarios de poner en marcha mecanismos para poder mantener sus propiedades.
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