Los mensajes del papa Francisco reviven en la Misa de San Vicente Ferrer

La ayuda a los migrantes y la paz son dos de los ejes del discurso del dominico José Antonio Heredia en el principal oficio religioso del día del patrón

Los mensajes del papa Francisco reviven en la Misa de San Vicente Ferrer

Miguel Angel Montesinos

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

"Durante la pandemia, y luego con la dana hemos visto lo efímera que es nuestra vida. ¿Nos ha hecho desprendernos de cosas inútiles que no dan la felicidad? ¿Estamos en disposición de acoger al otro, el que viene de lejos? El papa Francisco nos ha dado grandes ejemplos de acogimiento y escucha, poniéndose de cara a las necesidades. Los Apóstoles habían aprendido a escuchar y les escuchaban de todas las partes. Si escuchamos, pensaremos en los hermanos que vienen de otras partes de otros países, con muchas necesidades y que son víctimas de la manipulación y la especulación y que esperan un mensaje de esperanza y solidaridad".

La corporación municipal, en la misa

La corporación municipal, en la misa / Miguel Angel Montesinos

Solidaridad y paz fueron los dos mensajes principales que transmitió el dominico José Antonio Heredia durante su homilía en la Misa de Pontifical de San Vicente Ferrer. En un discurso con constantes alusiones no solo al papa Francisco, sino a su mensaje, basado en esa protección al migrante como a la paz. "Señor, haz que por mediación de nuestro padre San Vicente brille un mundo que salve a la sociedad del virus mortal de la degradación de la guerra. Que como San Vicente, pongámonos en camino, comunicando a todo el mundo con la Iglesia, como era el deseo del papa Francisco. San Vicente recorrió Europa que él mismo ayudó a formar y necesita más que nunca de la buena nueva de la esperanza para los necesitados". 

El día grande de la fiesta de San Vicente Ferrer ha empezado con la Misa de Pontifical, presidida en esta ocasión por el Obispo Auxiliar de Valencia Fernando Ramón, en ausencia del Arzobispo Enrique Benavent, por su estancia en Roma para las exequias por el Papa Francisco y con la presencia de gran parte de la corporación municial, especialmente del equipo de gobierno, y presidida por la Honorable Clavariesa, tal como marca el protocolo. 

Aspecto de la Catedral en la Misa

Aspecto de la Catedral en la Misa / Miguel Angel Montesinos

Guerra incompatible con la palabra de San Vicente

Con algunas alusiones directas al presente, sin entrar en muchos detalles de localización, el fraile dominico trasladó las enseñanzas del patrón al presente. "La palabra de San Vicente es una palabra que crea, renueva. La guerra es incompatible con este Dios que, con la palabra, crea y recrea y hace posible la vida. Que exista lo muerte y que sea promovida como una solución por algunos, que en la guerra tengan que morir algunos, es ciertamente, en palabras del recordado papa Francisco, un fracaso de la Humanidad. San Vicente hizo presente el misterio de la palabra en la predicación. Es el misterio de la palabra que se hizo carne y campó entre nosotros". 

"San Vicente unió a la predicación los signos, los milagros y el que escucha es capaz de cambiar lo que le envuelve. Si supieramos escuchar, obeceder, también nosotros cambiaríamos y veríamos signos, pero si no nos abrimos a la palabra, no nos nos abriremos al amor y la misericordia. No escucharemos su palabra ni escucharemos a los demás, a los que nos rodean. Nos volveremos sordos y mudos. San Vicente nos muestra el camino de escuchar"

Y en clave social, insistió en que "el hombre que escucha a los demás, al que acoge al forastero, al huérfano, al pobre, a la viuda, al que no tiene protección, al que lo ha perdido todo, como hemos visto recientemente, es el fruto de la palabra y la predicación". 

Calificó a San Vicente como "un ejemplo de buen dominico por su actitud de conversión y dedicación a la predicación del Evangelio.  La conversión es un desprenderse de cosas, personas, expectativas, intereses e incluso del propio yo, para abrirnos a Dios y a su voluntad amorosa. Es una cosa que tenemos que pedir constantemente, como nos recuerda San Agustín cuando pide a Dios mostrar su voluntad.  San Vicente anunciaba y promovía la conversión; es decir, desprenderse de todo lo que no es de Dios para dar cabida a todo lo que es Dios". 

Tanto la enfermedad como el fracaso o la perdida de seres queridos supone un desprendiiento. "Todos son dolorosos. San Vicente lo tuvo que hacer. Nosotros conocemos sus éxitos y milagros, pero también tuvo que renunciar y abrazar los contratiempos a lo largo de su vida itinerante. Se tuvo que desprender de la familia, de su tierra, su comunidad, del alimento, de las comodidades o del descanso, para vivir totalmente entregado a la predicación, para que nadie se interpusiera entre Dios y él". 

"San Vicente fue, en este sentido, un maestro de vida interior, en este arte del desprendimiento para poder vivir de una forma nueva, más auténtica, plena y humana. La penitencia que tanto invocaba y practicó debemos entenderla en esa clave del desprendimiento. Sólo así podremos acercarnos a su figura".

Tras la Misa llegará la Ofrenda, que partirá a las doce del mediodía desde la plaza del Ayuntamiento hasta el "Pouet", pasando por la calle de la Paz.  

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