Grandes edificios desaprovechados en València

Se cuentan por decenas los edificios singulares desaprovechados y sin uso en pleno centro de València. Monasterios, palacetes, fábricas y edificios administrativos, como Correos y la delegación de Hacienda, buscan uso.

Edificio de Hacienda en Guillem de Castro

Edificio de Hacienda en Guillem de Castro / Fernando Bustamante

València

Se cuentan por decenas los edificios singulares, públicos y privados, desaprovechados y sin uso en pleno centro de València. Monasterios, palacetes y casas señoriales, antiguas fábricas y edificios administrativos esperan uso. Más allá del uso como museo, ciudades como Barcelona impulsan, o tratan de hacerlo, planes para dar nueva vida al patrimonio desocupado para promover la implantación de nuevos espacios creativos y de innovación, oficinas, o espacios dedicados al comercio local frente a la invasión de franquicias en los centros históricos y el monocultivo del negocio hotelero y turístico. 

El próximo mes de julio se cumplirán nueve años desde que el edificio de la antigua sede de Hacienda en València, cuya arquitectura neoclásica destaca en Guillem de Castro, cerró por problemas estructurales. El inmueble, tras una reciente sentencia del Tribunal Supremo, ha pasado a manos del Ayuntamiento de València y la Diputación, que en 1951 cedieron gratuitamente el terreno al Ministerio de Hacienda para la construcción de la sede de Hacienda, inaugurada en 1959. 

En 2016, el Gobierno anunció su intención de vender su antigua sede de Hacienda en València para hacer un hotel, lo que llevó al ayuntamiento a reclamar la propiedad. La intención del anterior gobierno municipal de Joan Ribó era destinar el edificio a uso de oficinas, como en su día hizo con la antigua Tabacalera. Está por ver el uso, a consensuar con la corporación provincial y propietaria del 40% del inmueble, que plantea la nueva corporación del PP y Vox, con Mª Jose Catalá al frente. El coste de la rehabilitación del edificio se estimó en 12 millones de euros.

Otro de los edificios, este ya rehabilitado estructuralmente, que espera uso es el monasterio de San Vicente La Roqueta, de titularidad también municipal y cuyos orígenes se remontan al siglo IV. El cenobio, situado en la calle San Vicente, a pocos metros de la plaza de España, se considera cuna del cristianismo. El ayuntamiento lo salvó de la ruina hace años pero sigue en espera de destino. El anterior gobierno progresista proyectó ubicar allí la superconcejalía de Cultura, pero el nuevo lo ha descartado. 

El ayuntamiento suma edificios históricos a su patrimonio. Una de las últimas adquisiciones ha sido el Palacio de Montortall, comprado en ejercicio del derecho de compra preferente en 2023 y en proceso de rehabilitación para usos culturales. El edificio, protegido con lonas, destaca en la plaza de Tetuán, junto al Palacio de Cervelló, sede del Archivo Municipal. El palacio de los condes de Montortall data del último tercio del siglo XVIII y se construyó en estilo barroco, aunque su fachada fue modernizada en el siglo XIX. 

Palacio de las Comunicaciones, antigua sede de Correos, edificio sobresaliente de la plaza del Ayuntamiento

Palacio de las Comunicaciones, antigua sede de Correos, edificio sobresaliente de la plaza del Ayuntamiento / RLV

El Palacio de las Comunicaciones (antigua sede de Correos) es uno de los edificios públicos destacados en espera de nuevo uso. La Generalitat lo compró en 2022 para destinarlo a usos culturales. Se barajó la posibilidad de trasladar allí el Museo Fallero, uno de los más visitados de la ciudad, aunque, como adelantó Levante-EMV, tras el reciente acuerdo del Consell con la Hispanic Society of America para traer a València parte de la colección de Sorolla de esta sociedad filantrópica coge fuerza la idea de acondicionar el histórico edificio de Correos como museo Sorolla.  Las obras del universal pintor valenciano se exhiben en distintos espacios de la ciudad, que sigue sin museo propio en la capital.

El uso museístico es apuesta recurrente para estos grandes edificios. Fue el caso del Palacio de Vallvert, donado a la Generalitat hace décadas por el tercer y último barón de Vallvert para destinarlo a Museo de la Indumentaria. El edificio, situado en la calle del Mar, a pocos metros del Palacio de Valeriola, adquirido por la mecenas Hortensia Herrero y actual y exitoso centro de arte, ha sido objeto de abandono, robo y expolio. Su valiosa cocina de azulejos barroca fue sustraída a plena luz del día (aunque se pudo recuperar). En 2010, la Conselleria de Cultura llevó a cabo una intervención arqueológica previa a la rehabilitación del edificio en la que salieron a la luz los resto de una antigua lonja o almudín medieval para almacenar el grano con arcos apuntados. La intención es integrar los restos en el edificio dentro del proyecto arquitectónico aún por presentarse.

Hoteles a la vista

En Ciutat Vella, el nuevo plan especial, identificó medio centenar de palacios y edificios señoriales, muchos vacíos, que podrían destinarse a uso terciario, hotelero y de oficinas, compatible con el residencial. El palacio del antiguo y mítico pub la Marxa, en la calle Cocinas, la Casa de los Mas, un palacio gótico ubicado en el número 19 de la calle Juristas, el Palacio de los Maestres, a pocos metros del Palacio del Temple, en la Seu, y otro palacio en la calle Purísima 4, vendido a un grupo inversor, así como los palacios de la calle Pintor Fillol 10 (Casa Vella), la plaza del Autor 4; la calle Cruz Nueva 10, y el antiguo colegio de San Nicolás, en la calle Cadires 2 también se pueden convertir en hoteles. Algunos ya lo han hecho, como la Casa Vella, rehabilitada y convertida en hotel enfocado al público gay. 

El Palacio de los Centelles o de los condes de Oliva, como ha informado Levante-EMV, acaba de recibir licencia del Ayuntamiento de València para iniciar las obras para construir un hotel.

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