El cierre de la subestación de Patraix sigue en el aire 18 años después de la explosión

La instalación eléctrica sigue prestando servicio y la creciente demanda de energía obliga a valorar si la red de transporte puede permitirse un cierre definitivo

La polémica subestación de Patraix sigue abierta y funcionando entre viviendas

La polémica subestación de Patraix sigue abierta y funcionando entre viviendas / Miguel Angel Montesinos

Claudio Moreno

Claudio Moreno

València

El desmantelamiento de la subestación eléctrica de Patraix sigue en el aire 18 años después de la explosión que conmocionó a los vecinos, cuyas viviendas se sitúan a solo siete metros de la planta. El 15 de mayo de 2007, una onda expansiva rompió los cristales de varias casas aledañas. No hubo víctimas mortales, pero el incidente motivó numerosas movilizaciones contra la subestación y el TSJ de la Comunitat Valenciana llegó a anular la licencia, considerándola no insalubre pero sí al menos «peligrosa» por el riesgo de incendio. 

A partir de entonces empezó a instalarse la idea del traslado, de llevar la infraestructura de Patraix a otra zona no residencial para evitar tragedias ante posibles incidentes como el de 2007. La reclamación vecinal -una de las luchas más antiguas de València- está avalada por distintas administraciones pero el paso no termina de llegar nunca. 

Cada 15 de mayo, los vecinos hacen ruido con sus cacerolas para manifestar el descontento por lo que consideran un compromiso incumplido de manera sistemática, algo que, según dicen, pone en riesgo su salud y su seguridad. «Por eso continuaremos exigiendo el desmantelamiento de la subestación eléctrica de Patraix hasta conseguirlo», insisten ante el aparente bloqueo de la situación. 

La polémica subestación de Patraix sigue abierta y funcionando entre viviendas

La polémica subestación de Patraix sigue abierta y funcionando entre viviendas / Miguel Angel Montesinos

Lo cierto es que algo se ha estado moviendo en los últimos meses, pero no necesariamente a su favor. Tal como publicó Levante-EMV el pasado martes, Red Eléctrica empezó a tramitar en febrero de 2024 la construcción de la subestación de Nuevo Cauce 220kV, que irá ubicada a los pies del Turia en un terreno situado entre las cocheras de la EMT y el Cementerio General. Sin embargo, la dana motivó que la compañía reformulara su proyecto inicial y finalmente se diseñará con un metro y medio de elevación sobre la plataforma original para evitar inundaciones, lejos del soterramiento que piden los vecinos de San Isidro. 

Tras realizar esta modificación, se retomará un largo proceso de tramitaciones al final de las cuales se ejecutará la obra con un plazo estimado de 18 meses. Red Eléctrica acometerá esta inversión, entre otras cosas, porque está obligada por la Planificación 2021-2026 del Ministerio de Transición Ecológica. 

Pero si el plan vinculante del Gobierno central recoge la planta de Nuevo Cauce, ¿por qué no contempla el desmantelamiento de la antigua subestación de Patraix? En primer lugar, porque no es obligatorio incluir el cierre de una para acometer la construcción de otra. En segundo lugar, porque el cierre de Patraix no está garantizado y el traslado no es tal. 

Aunque la competencia de ambas estaciones es de la administración autonómica -las infraestructuras para la red de transporte de 220 kV están transferidas-, fuentes del ministerio aclaran que València no podrá prescindir del servicio actual de Patraix hasta que la planta de San Isidro no entre en funcionamiento, y luego será necesario evaluar el rendimiento de esta última para determinar si puede hacer frente a la creciente demanda de energía. 

Es decir, no está claro aún si la red de transporte de electricidad en València pueda permitirse cerrar una subestación de apoyo. Los vecinos de Patraix deberán esperar un par de años mínimo para conocer la respuesta. 

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