Catalá pierde dos mociones sobre Gaza y políticas LGTBI por el boicot de Vox

La alcaldesa ha intentado repetir la consulta de la primera cuando Badenas y Herrero se han reincorporado a sus escaños, pero el secretario municipal ha terminado certificando la primera votación tras una bronca monumental entre los grupos. En la moción aprobada, se acuerda "condenar públicamente la modificación regresiva" de la ley trans autonómica

Más tarde, José Gosálbez y Mónica Gil, también de Vox, han tumbado una moción alternativa del PP relacionada con los derechos del pueblo palestino

Monumental bronca en el Ayuntamiento de València por una moción en apoyo al colectivo LGTBI

Esteban San Canuto / PSPV-PSOE

Claudio Moreno

Claudio Moreno

València

El debate sobre las mociones de PSPV y Compromís relacionadas con la LGTBIfobia y los recortes a la ley trans autonómica ha tenido los tres actos clásicos de una estructura narrativa: inicio, nudo y desenlace. Y las tres han sido excepcionalmente broncas.

La tribuna de invitados ha sido el escenario de la introducción. Desde allí han hablado representantes de Lambda, Club Esportiu LGTB+ Samarucs o la asociación Chrysallis. En su relato coral han ofrecido datos demoledores –una de cada tres personas del colectivo ha contemplado el suicidio– y han interpelado a la alcaldesa María José Catalá para que mañana, en la votación de les Corts sobre las enmiendas a la ley trans, vote en contra como diputada del Partido Popular. 

“Lo que mañana se vota no es un avance, es un ataque a la dignidad de miles de personas. El año pasado usted hizo unas declaraciones polémicas relacionada con las personas LGTBI, pero si mañana respalda las enmiendas estas declaraciones se quedarán en una anécdota”, le decía el portavoz de Lambda Fran Fernández.

A continuación, Nuria Llopis ha arrancado con el debate político sobre las dos mociones. La socialista para impulsar políticas contra la LGTBIfobia y la valencianista para reclamar a Catalá que vote contra las enmiendas a la ley trans. Llopis ha recordado el asesinato al joven Samuel Luiz al grito de "maricón", tras lo cual ha expuesto otros ejemplos de agresiones y discriminaciones al colectivo, un peligro que también se cierne sobre la población diversa de la ciudad de València. "La LGTBIfobia sigue llenando de miedo nuestras calles, nuestras casas, nuestros institutos. No hablamos de ideología, hablamos de vidas rotas. Mientras esta realidad existe tenemos un gobierno que calla o colabora, que desmonta políticas de igualdad y se pliega a la extrema derecha. Aquí se ha desmontado la concejalía de Políticas LGTBI, han eliminado Infosex, han retirado campañas y banderas y amenazaron a entidades que no se plegaban a sus mandatos. Muchas personas pueden sentir que el ayuntamiento no es su casa y que este gobierno no les representa. Y estamos aquí porque no vamos a callar", ha manifestado la socialista.

Por su parte, Lluïsa Notario, de Compromís, ha incidido en la idea de la peligrosidad a la que se expone la comunidad LGTBIQ+ y ha pedido defender los derechos de las personas trans, quienes, en sus palabras, sufrirán un importante retroceso con el recorte de la ley trans. "La ley 8/2017 fue fruto 2017 de la lucha de las personas LGTBI. Fue pionera, vanguardista. Y recoge derechos, no gilipolleces", ha defendido la concejala.  "La consellera Susana Camarero decía que el odio alimenta el odio, pero no lo decia por la ley trans que va a recortar mañana. Yo añado: el señalamiento genera víctimas", ha añadido Notario.

En favor de los postulados del gobierno conservador de la ciudad ha intervenido primero José Gosálbez, de Vox. "Me pregunto quién protege a las mujeres en los vestuarios, en las cárceles y en el deporte. Ya advertimos sobre la "Ley del solo sí es sí" y nos llamaron alarmistas. La realidad se demostró que Vox tenía razon y 125 violadores salieron a la calle y más de 1200 tuvieron una rebaja de penas gracias a los socialistas y a los comunstas", ha espetado a la oposición.

"Por todo ello, nosotros hemos vaciado esta ley autonómica de contenido ideológico y de imposiciones totalitarias. Ahora nadie está obligado a asumir ideologías ajenas. Los padres pueden vetar contenidos y el pin parental ha sido reconocido. Cada maestro elegirá y no será obligatorio adoctrinar. Antes las niñas compartian baños con hombres que dicen sentirse mujeres, ahora las niñas están protegidas. Antes las mujeres deportistas competían con hombres biológicos, ahora se garantiza la igualdad. Mujer contra mujer. Antes estaba prohibido que una persona con dudas recibiera ayuda de un psicólogo o de un sacerdote, ahora se permite el acompañamiento", ha asegurado.

Tras el alegato del portavoz voxista en defensa de la modificación normativa, Rocío Gil (PP) ha conminado a las asociaciones LGTBIQ+ ha seguir reconstruyendo puentes tras los sucesivos encontranazos del año pasado (cabe recordar que el Orgullo de València de los colectivos solo tuvo manifestación, no fiesta, en protesta por la instrumentalización que el gobierno estaba haciendo de su causa y sus derechos). Asimismo, ha asegurado que en los Gay Games de 2026 cualquier persona podrá "inscribirse en libertad", y ha recelado de las terapias de conversión y cualquiera de sus denominaciones eufemísticas.

Un segundo debate igualmente enconado entre las cuatro partes –Llopis ha acusado a Gosálbez de hacer un discurso "fascista"– ha dado paso a la votación de las dos mociones, los puntos 15 y 17, presentados respectivamente por PSPV y Compromís. El primer envite lo ha ganado la oposición gracias a que Juan Manuel Badenas y Cecilia Herrero (Vox) estaban fuera del hemiciclo. A su vuelta, la alcaldesa María José Catalá ha repetido la consulta –que ha terminado ganando ya con sus socios en la bancada–, pero PSPV y Compromís se han levantado contra lo que han considerado una decisión arbitraria, reclamando que constara en acta. Finalmente, el Secretario del ayuntamiento ha certificado el primer resultado y el PSPV ha conseguido sacar adelante su propuesta contra la LGTBIfobia. Los concejales díscolos de Vox han vuelto a doblarle el brazo al gobierno de Catalá.

La moción aprobada incluye siete acuerdos. Entre ellos propone "condenar la modificación regresiva" de la ley de reconocimiento del derecho a la identidad y a la expresión de género en la Comunitat Valenciana; expresar el rechazo rotundo del Ayuntamiento de València a cualquier forma de LGTBIfobia institucional; dotar de más recursos a la Oficina de No Discriminación; y dar traslado de la moción al Consell de la Generalitat Valenciana.

El debate ha sido conjunto, pero las mociones se han votado por separado. Tras un largo receso, con los portavoces enfrentados, Catalá ha alegado que el secretario no tenía visibilidad suficiente para acreditar el resultado en la segunda moción, de Compromís, que la instaba a rechazar los recortes en la ley trans. En esta nueva consulta los concejales de PP y Vox han tumbado la moción valencianista. Una cuestión de forma, porque el fondo ya estaba acordado a través del texto socialista: el ayuntamiento deberá condenar las enmiendas a la ley trans por considerar que "atentan contra la dignidad, la libertad y la integridad de las personas trans".

Moción sobre los derechos humanos en Gaza

Esta no ha sido la única grieta abierta en la coalición de PP y Vox. Más tarde ha ocurrido algo parecido, pero con los papeles de Vox intercambiados. Borja Sanjuan y Maite Ibáñez, portavoz y concejala del Grupo Socialista, han presentado una moción en apoyo al pueblo palestino y por la defensa de los derechos humanos en Gaza que el gobierno municipal ha tumbado, respondiendo, en su lugar, con un texto alternativo. En su propuesta los populares llamaban a condenar los ataques terroristas de Hamás, solicitar a Israel el cese de la actividad militar contra el pueblo palestino, o exigir que Hamás e Israel liberen a secuestrados

Badenas y Herrero han votado con el Partido Popular pero sus compañeros de partido se han abstenido, dejando caer la moción.

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