València y su área metropolitana son autosuficientes en comida pero casi todo lo importan

Europa y el Norte de África es el origen de la mayor parte de los productos que consumimos

La huerta de València convive con la gran ciudad que es.

La huerta de València convive con la gran ciudad que es. / Germán Caballero

José Parrilla

José Parrilla

València

València y su área metropolitana son capaces de autoabastecerse de cinco grupos de alimentos que, sin embargo, importan en su mayoría de Europa y el Norte de África. Es una de las principales conclusiones del Informe sobre Metabolismo Urbano Agroalimentario de València, realizado por el Instituto de Gestión de la Innovación y el Conocimiento (INGENIO), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), con el apoyo del Ayuntamiento de València a través de València Innovation Capital.

El estudio analizó datos correspondientes al año 2022 referentes a 45 municipios de las comarcas de l’Horta Nord, Horta Oest y Horta Sud, incluyendo València capital y su área metropolitana, lo cual supone una población de más de 1,5 millones de habitantes. «Aun existiendo excedente productivo en cinco categorías hortofrutícolas en los 45 municipios analizados, así como cierta capacidad de abastecimiento en otros grupos, como huevos, marisco, miel y pescado, la distribución de productos locales de este tipo sigue siendo muy minoritaria y la cobertura de esta parte de la dieta depende en gran parte de las importaciones interprovinciales y procedentes de Europa y Norte de África», explica Guillermo Palau, investigador principal del estudio en INGENIO (CSIC-UPV).

Consumo y desperdicio

En el marco del proyecto, se analizaron no solo la cantidad de productos consumidos y desperdicios generados, sino los costes energéticos totales derivados del sistema alimentario, tanto para el abastecimiento como para el suministro de materiales y energía del comercio de alimentos. Los 45 municipios analizados en el informe gastan anualmente más de 2 millones de barriles de petróleo para abastecerse alimentáriamente o comerciar productos alimenticios que se consumen fuera del ámbito analizado.

Cada año se desperdician más de 140.000 toneladas de alimentos

Además, en los municipios estudiados, cada año se desperdician más de 140.000 toneladas de alimentos. En total, el informe analizó el desperdicio doméstico y extradoméstico de 34 grupos de alimentos. De las más de 700.000 toneladas de alimentos que esta parte de la población consume anualmente, un 20% se desperdician o se pierden en la cadena de producción. Los productos lácteos (leche líquida y derivados), los procesados de cereales y las hortalizas frescas constituyen los mayores volúmenes de desperdicio (un 5% del total) en el global de los 45 municipios analizados. Sin embargo, en el ámbito de l’Horta y la ciudad de València, los productos congelados, especialmente las carnes congeladas, son los que arrojan un mayor desperdicio.

Entender el sistema

Paula Llobet, concejala de Innovación del Ayuntamiento de València, ha explicado que «el informe presentado esta semana es una herramienta fundamental para entender cómo funciona nuestro sistema alimentario y dónde están sus principales retos. Que más de 140.000 toneladas de alimentos se desperdicien cada año en València y su área metropolitana nos obliga a actuar desde el compromiso con la sostenibilidad, pero también con datos rigurosos que nos ayuden a tomar decisiones eficaces». 

El análisis de todos los flujos de entrada y salida a partir de los procesos de exportación, importación, pérdidas y consumos arroja algunas recomendaciones finales, como apoyar la distribución local y aumentar los mercados públicos para aumentar el acceso a pie de los consumidores, potenciar el tráfico férreo frente al rodado para la distribución de alimentos, o potenciar la reducción del consumo de carnes y lácteos, entre otras.

«Desde el Ayuntamiento de València seguiremos apoyando iniciativas que, como esta, conectan la investigación con la acción. Fomentar el producto local, reducir el desperdicio, mejorar la logística alimentaria o reforzar los mercados públicos son líneas claras de mejora», ha añadido Llobet.

Gasto en alimentación

Según datos del estudio, cada valenciano o valenciana gasta, de media, 1.597 euros al año en alimentación. En 2022, cada habitante consumió una media de 590 kilos o litros de alimentos. El Informe Agroalimentario concluye que en la Comunitat Valenciana, el consumo y gasto per cápita en productos de alimentación se ha mantenido relativamente alto, a pesar de la tendencia estatal a la reducción del mismo, especialmente en productos como frutos secos, patatas y bebidas. Las hortalizas, frutas y frutos secos son los productos, en peso, más consumidos, con un 36% del total.

Cada habitante de València y su área metropolitana consume una media de 120 kilogramos de lácteos

Además, el informe apunta una dependencia alimentaria «extrema» en el caso de los productos derivados de animales, esto es, carnes, pescados y lácteos. Anualmente, cada habitante de València y su área metropolitana consume una media de 120 kilogramos de lácteos. Estos productos son, a su vez, los que concentran un mayor coste energético productivo, mayores desperdicios domésticos y altos costes logísticos. Las legumbres siguen representando solo un 0,7% del consumo total de la dieta per cápita.

En cuanto a cómo compran los valencianos y valencianas, los resultados del estudio establecen que el 94% de la población lo hace en supermercados e hipermercados, mientras que menos de un 15% lo hace en tiendas tradicionales o minoristas. Un 4% lo hace a través de internet y venta a domicilio, y solo un 1% vive del autoconsumo.

Más de la mitad de las compras se producen a pie (59%), mientras que el resto se realiza mediante vehículo privado (35%) y solo un 4% utilizando el transporte público.

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