La Petxina estrena zona naranja: "¿Pero ahí puedo aparcar yo?"

Movilidad ya ha pintado el barrio de Extramurs, pero los vecinos tienen hasta el 23 de junio para pedir la tarjeta de residentes. A partir de entonces empezarán a cobrarse las tarifas por las 2046 plazas de aparcamiento regulado. Los comerciantes del barrio reclaman que el ayuntamiento habilite una tarjeta especial para ellos. Por su parte, la asociación vecinal pide añadir a las zonas azul y naranja una tercera de color verde exclusiva para residentes, tal como pactaron con el gobierno del Rialto

La Petxina estrena zona naranja: "¿Pero ahí puedo aparcar yo?"

Francisco Calabuig

Claudio Moreno

Claudio Moreno

València

Los vecinos de la Petxina despertaron ayer con el barrio –y el paso– cambiado. Muchas líneas blancas de aparcamiento libre han mutado al naranja, generando cierto desconcierto en el vecindario. Los operarios del ayuntamiento empezaron a pintar hace dos noches la nueva zona de estacionamiento regulado en calles como San Ignacio de Loyola o Azcarraga. Es el primer paso. En los próximos días seguirán pasando el rodillo naranja o azul en función del mapa establecido por el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell. Los vecinos tienen hasta el 23 de junio para pedir la tarjeta de residentes. Ese día comenzará el cobro de las nuevas tarifas. 

En la zona naranja, además de los residentes, se permite estacionar a los no residentes los días laborables entre las 9 y las 19 horas de lunes a viernes, y de 9 a 15 horas los sábados. Fuera de este horario, sólo está permitido el aparcamiento a los residentes que hayan pagado el abono anual de 86,20 euros o mensual de 7,18 euros. Las 1.419 plazas habilitadas para la zona naranja están situadas en Doctor Zamenhof, Sant Jacint, Azcárraga, Palleter, Sant Ignasi de Loiola, Jesús i Maria, Literat Gabriel Miró, Pare Rico, Calixt III, González Martí, Mestre Guerrero, plaza Horticultor Corset, Santa Maria Micaela, Martí l'Humà, Pintor Vila Prades, Villanueva i Gascons y Gran Vía Ferran el Catòlic. 

Nueva zona naranja en la Petxina

Nueva zona naranja en la Petxina / Francisco Calabuig

Asimismo, el nuevo plan fija 627 plazas en zona azul, un 30% de las 2046 totales habilitadas en el barrio. En la asociación vecinal de la Petxina llevan tiempo haciendo campaña para intentar recuperar el dibujo que habían acordado con el anterior gobierno municipal, donde el estacionamiento regulado tenía tres colores: 290 plazas azules, 916 naranjas y 840 verdes (exclusivo para residentes). Carbonell considera que este aparcamiento verde resulta ineficiente, dado que en ocasiones, durante el día, quedan libres plazas que podrían ser aprovechables por vehículos itinerantes. En Russafa, la Roqueta o Botànic sigue operando el estacionamiento tricolor. En Ciutat Vella ya se cambió el verde por el naranja.

La asociación vecinal de la Petxina organizó ayer un encuentro informativo para explicar en qué consiste la nueva zona naranja que empieza a tomar el barrio y la zona verde que se ha dejado de implantar. Antes, su presidente Cristóbal Aguado, daba un paseo por el barrio con Levante-EMV para palpar la opinión y los ánimos de la gente. La nueva zona de pago está lejos de generar unanimidad. 

“Yo vengo en transporte público, pero me afectará de forma indirecta”, decía Luis, trabajador de una tienda de informática. “Cuando un cliente quiera venir a traer un ordenador pesado, no podrá aparcar en zona libre –hasta ahora había 1906 plazas rayadas de blanco–. En principio el estacionamiento naranja lo veo bien para residentes, pero también es verdad que a la gente itinerante se le hace cada vez más la puñeta”, reflexionaba. 

Punto informativo del nuevo estacionamiento regulado en la Petxina

Punto informativo del nuevo estacionamiento regulado en la Petxina / Francisco Calabuig

En la misma calle San Ignacio de Loyola, Toni dejaba la faena en su taller para participar del debate. “Nosotros dejábamos coches fuera cuando no cabían aquí, pero ahora tendremos que organizarnos mejor y meterlos todos. Para nosotros esto es un perjuicio. Una p…”, lamentaba dejando el exabrupto en el aire. “Yo me estoy planteando comprar una plaza de garaje en el barrio”, añadía el mecánico del taller Loyola. “Sería interesante que a los comercios de la zona nos den una tarjeta para poder aparcar las horas que estamos trabajando”, reclamaba este vecino de Massanassa. 

Zona naranja en la supermanzana de la Petxina

Zona naranja en la supermanzana de la Petxina / Francisco Calabuig

Nacho caminaba por Palleters y explicaba que venía de casa de su madre, vecina del barrio, adonde había acudido andando. “Me he enterado hoy de esto. ¿Que hago con el coche? ¿Me lo subo a casa de mi madre?”, preguntaba mirando la pintura naranja. “Lo único que buscan es recaudar y recaudar. Aquí se fomenta mucho el coche eléctrico pero luego no tienes dónde meterlo. Con este tipo de medida solo ganan los parkings y quienes tienen plazas privadas que pueden alquilar inflando la burbuja, como pasa ya con la vivienda”, denunciaba este residente del barrio de Patraix, de visita familiar en la Petxina. 

A mitad de ruta, Cristóbal Aguado aportaba la perspectiva de su asociación. Antes había llevado el tema al pleno municipal y a las calles de su barrio. Ayer por la mañana dejó cuartillas críticas con el 30% de zona azul en los coches de la vía pública. Aguado explicaba que en la entidad vecinal protestan por no tener zona verde porque "es un trato discriminatorio respecto a los otros barrios que si tienen". Y protestan también porque se va a ampliar en casi 500 plazas más la zona azul, con lo que casi un tercio del estacionamiento no será para residentes. "Vamos a pagar por una tarjeta de estacionamiento regulado que, en lugar de facilitarnos el estacionamiento, nos lo va a empeorar", denunciaba el portavoz vecinal.

En términos generales, sobre el aparcamiento regulado, Aguado justificaba que "el coche ocupa espacio de la vía pública y tener que pagar por aparcar es algo que terminará imponiéndose en todos los barrios como se ha hecho en otras ciudades europeas". Comparaba el portavoz vecinal las zonas de pago con la supermanzana de la Petxina –al principio muy cuestionada, utilizada como baza electoral, pero finalmente muy celebrada entre los residentes– y con el tabaco en los bares: mucha gente se opuso, ahora nadie concebiría fumarse un cigarro en un local. “Pretendemos incentivar que se utilicen otros medios de movilidad. El transporte público, la bicicleta, el patinete, etc”. 

Seguía el tour. Seguía la consulta ciudadana. Alberto también era vecino del barrio y se posicionaba en el lado de los defensores. “A mí la zona naranja me parecía necesaria. Yo la quería porque aquí no se puede aparcar. Te tirabas media hora dando vueltas. Hay gente que se queja por tener que pagar, pero son 86 euros y compensa. Yo he llegado a no coger el coche por no sacarlo del sitio donde estaba, y con esto lo voy a coger más. La gente que no mueve el coche, que lo venda”, manifestaba este residente de la Petxina. 

Estacionamiento naranja en la Petxina

Estacionamiento naranja en la Petxina / Francisco Calabuig

Y en una farmacia de la calle Azcárraga se unía a la conversación social el Fernando, sorprendido también por las nuevas líneas que habían aparecido pintadas frente a su negocio. “¿Pero ahí puedo aparcar yo?”, se preguntaba el farmacéutico. “Yo no resido aquí, estaría bien que nos den una tarjeta a los comerciantes”, reclamaba en una petición que la asociación vecinal baraja elevar al concejal. “De todos modos, me parecen muy bien las zonas azul y naranja. Yo cuando vuelvo a casa por la zona de Avenida de Giorgeta tengo que dar muchas vueltas. Esto debería estar en todos los barrios. València es una ciudad segura donde no se vandalizan los coches. El Ayuntamiento debería favorecer que la gente estacione junto a su casa”, argumentaba, inmediatamente alineado con el modelo que acababa de descubrir.  

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