Eroski se instala en un palacete junto al Mercado Central
El supermercado aprovecha una de las antiguas Cajas de Ahorro diseñadas por el reputado arquitecto Antonio Gómez Davó para hacerle la competencia al gran bazar de València
El nuevo negocio podrá abrir los domingos de junio a enero debido a la gran afluencia turística de la zona

El supermercado que abrirá próximamente junto al Mercado Central / Miguel Angel Montesinos

Al Mercado Central le ha salido competencia. La cadena de supermercados Eroski prepara su desembarco en un palacete ubicado junto al bazar. Cualquiera que haya pasado por el número 17 de la calle Calabazas habrá podido ver el cartel de “próxima apertura” colocado en la puerta metálica de un edificio con fachada color salmón. El anuncio tiene simbolismo por el lugar que ocupa.
Este edificio fue una sucursal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de València. A finales del siglo XV, los franciscanos impulsaron los Montes de Piedad como vehículo de préstamos a los más necesitados. Ya en el siglo XIX, en la capital se crean las primeras cajas de ahorro, recogiendo el legado de los citados depósitos solidarios.
València tuvo una oficina principal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en lo que hoy es la Fundación Bancaja, y contó de manera complementaria con sucursales transformadas en auténticas joyas patrimoniales que un siglo después siguen dándole lustre a la ciudad.

El supermercado que abrirá próximamente junto al Mercado Central / Miguel Angel Montesinos
El edificio de la calle Calabaza, sin ir más lejos, es obra del reputado arquitecto Antonio Gómez Davó, considerado el máximo exponente del neobarroco valenciano, pero también uno de los primeros espadas del modernismo. Suyos también son el edificio del Banco de Valencia o el edificio de la Cigüeña en el Paseo de la Alameda.
El palacio que próximamente acogerá un Eroski fue antes sucursal de Bankia y más tarde, después de que esta entidad desapareciera, una oficina de Caixabank. Ahora reabrirá convertido en supermercado con la posibilidad de abrir también los domingos de junio a enero, debido a la gran afluencia turística de la zona. En las redes sociales ya hay quien critica el anuncio. “Definitivamente ya han tirado la toalla: el Mercat Central para los turistas y el vecindario al supermercado”, lamentan.
De hecho, el mismo Mercado Central ha tenido que adaptarse a la avalancha de turistas que acostumbran a visitar sus puestos, especialmente los fines de semana y los meses de verano. A principios de año, el ayuntamiento formalizó un protocolo dirigido a las personas que trabajan como guías de turismo en la ciudad, con el objetivo de “mejorar la calidad de los servicios relacionados con el turismo y el Mercado Central”.
Entre otras cuestiones, el protocolo establece que las explicaciones históricas sobre el edificio y la actividad del mercado “deberán efectuarse fuera del recinto”. Además prevé medidas como evitar recorrer los pasillos en grupo, no tocar el género y respetar la actividad de venta y a la clientela.
En cuanto al uso y ocupación del patrimonio arquitectónico de la ciudad, el movimiento recuerda al realizado por McDonald’s, otra cadena que acaba de colocar sus distintivos en la emblemática aceitera de los Casanova, en Avenida del Puerto. El producto local pierde terreno –y escaparate– frente a las franquicias.
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