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El ayuntamiento y los vecinos de la Malva-rosa acordarán qué bloques de las Casitas Rosas se derriban

El gobierno municipal crea un grupo de trabajo con la asociación vecinal para avanzar en cada paso relativo a la demolición del conjunto de inmuebles conocido en el barrio como el "mercado de la droga". El ayuntamiento desarrollará un plan urbanístico de la zona y analizará cada caso individualmente

Las Casitas Rosas de la Malva-rosa

Las Casitas Rosas de la Malva-rosa / Levante-EMV

València

Cuatro concejales del Ayuntamiento de València se han reunido esta mañana con vecinos de la Malva-rosa para acordar el plan de trabajo que funcionará como marco del futuro derribo de las Casitas Rosas, objetivo compartido entre el consistorio y buena parte de los vecinos del barrio y anunciado por la alcaldesa en el pleno del 11 de septiembre. A la reunión de hoy han asistido la concejala de Participación, Julia Climent, el concejal del Área de Seguridad, Jesús Carbonell, el concejal de Urbanismo, Juan Giner, la concejala de Servicios Sociales, Marta Torrado, y representantes de la Asociación de Vecinos de la Malvarrosa.

En la reunión, Giner ha explicado que el ayuntamiento elaborará un plan urbanístico de toda la zona para determinar cuántas viviendas o bloques completos deben ir a derribo. La decisión se tomará en base a diferentes criterios, especialmente el nivel de degradación de las escaleras o las propias casas, muchas de ellas ocupadas ilegalmente y enganchadas a la luz comunitaria. Los técnicos llevan meses inspeccionando las Casitas Rosas para evaluar su situación a nivel urbanístico, pero también sanitario o administrativo. De las 265 viviendas inspeccionadas en septiembre, solo el 24 % están habitadas por sus propietarios. De las viviendas analizadas, cerca del 90 % son de titularidad privada. Y un 13,7 % de las viviendas analizadas han pasado a manos de la Generalitat.

En paralelo a la radiografía sobre la ocupación legal e ilegal de las viviendas, los Servicios de Disciplina Urbanística Municipal y Sanidad han inspeccionado los bloques de característico color salmón y han emitido sendos informes en los que constatan la situación de "falta de mantenimiento y deficientes condiciones de salubridad" de los edificios. El documento realizado por los técnicos del Servicio de Disciplina Urbanística señala que el conjunto residencial “tienen un estado de conservación deficiente principalmente por la falta de conservación”. No obstante, los técnicos indican que los bloques “estructuralmente no presentan graves deficiencias y las cubiertas tampoco presentas daños generalizados”. El mismo informe señala que las Casitas presentan "deterioro de la pintura de las fachadas y balcones, rotura de canalones, falta de barandillas en algunos tramos de escaleras, desprendimientos de ladrillos en algunas bóvedas de las escaleras, falta de carpintería en las ventilaciones de los forjados sanitarios, dinteles de las ventanas y puertas recayentes a las fachadas deteriorados".

Por su parte, el Servicio de Sanidad concluye en un segundo informe que “las zonas comunes de las Casitas Rosas y el patio central presentan deficientes condiciones higiénico-sanitarias, constituyendo un foco de insalubridad que puede afectar a los propios moradores y al vecindario, y aumentan el riesgo de enfermedades transmisibles”. Muchas de las viviendas, añade el informe sanitario, "tienen la luz ‘enganchada’ ilegalmente, y como mínimo, algunas, no disponen de agua potable corriente, y deben recoger agua en garrafas, lo cual supone que no reúnen condiciones de habitabilidad. Con carácter general, las viviendas que no disponen de agua potable corriente, red de saneamiento adecuado y/o luz no reúnen condiciones de habitabilidad", concluye el documento sobre unos bloques que ahora el ayuntamiento pretende derribar.

Analizada esta situación, desde el ayuntamiento se han comprometido con los vecinos a analizar cada inmueble y cada situación de vulnerabilidad para ir de la mano de la asociación de la Malva-rosa con cada paso que se dé. En todo caso, los derribos, de haberlos, no serán inmediato, algo en lo que se ha insistido desde el ayuntamiento para alivio de los propietarios que siguen viviendo en el complejo de viviendas descrito en el barrio como "mercado de la droga".

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